“La identidad gnóstica”
-El remedar al usurpador no nos autentifica-
La Gnósis al tratarse de un Conocimiento Interno de la Divinidad, viene acompañando a la Humanidad desde el principio de los tiempos. Es por ello que es tan absurdo identificar a la Gnosis con una determinada Religión como señalar que no existe la Gnosis en determinados grupos religiosos o espirituales.
Con la Reforma Protestante, a pesar de que algunos estén convencidos de lo contrario, no se acaba con la Gnosis, sino que se intenta, creemos que sin mucho éxito, de rescatarla, inconscientemente, de las garras de la Religión Oficial del Imperio (en tanto que intercambió la Gnósis por una diminuta porción de la Sagrada Palabra de Dios contenida en la Santa Biblia) y que la mantenía oculta, bajo diversas capas de miseria, degradación y crimen. El crimen de perseguir a los gnósticos como herejes y del intento de exterminar toda señal de verdadera Gnosis de sobre la faz de la Tierra a base de torturas, suplicios diversos y hogueras grupales.
Aún así, dicho todo lo anterior, la Gnosis pervive en todas las actividades humanas y también, aunque soterrada, en esas religiones oficiales que menos que nada han hecho por predicarla virgen, como era y que por el contrario, la revistieron con ropajes rituales, doctrinas y dogmatismos que la convirtieron en irreconocible. Todo esto es posible por lo que ya hemos dicho. La Gnosis vive, aunque sea en forma de Simiente, en el “Corazón, de todos y cada uno de los seres humanos; en tanto que esa Gnosis, esa, Simiente, no es otra cosa que la Chispa de Espíritu que todos tenemos de Dios: ese fragmento del Dios que creó el Universo bajo los auspicios de su emanador, el Eón Sabiduría; y sin cuyo sacrificio “penetrar en la inconsciencia más absoluta representada por el simbólico descanso en el séptimo día de la Creación”, tú no estarías, ahora, leyendo nuestras palabras ni nosotros escribiéndolas.
El Demiurgo, viviendo su sueño en la Vida de sus criaturas, retoma parte de su Conciencia Eterna cada vez que una de ellas despierta a la Verdad de la Gnosis; es decir que, la Ilusión de la fragmentación esconde la Verdad de que todos somos Uno y parte del Todo; es decir, no solo del Dios Creador, sino también de la Madre Naturaleza, Sophía, y consecuentemente, del infinito y eterno Pleroma. Somos, en suma, células de la manifestación divina en el Mundo del Espacio Tiempo que nuestro Universo es.
Por lo tanto, resumida tanta Verdad gnóstica, es incomprensible que la “Neo Gnosis” y sus “neo gnósticos” a semejanza de los “neo templarios” intenten recuperar su arcana identidad remedando los métodos formas y maneras de la Religión que persiguió la Gnosis y destruyó a la inmensa mayoría de los gnósticos de sobre la faz de la Tierra.
Es por tal causa que la Gnosis volvió a manifestarse dentro del Mundo Protestante, concretamente Luterano, de la Mano de la Fraternidad de la Rosacruz. Un Protestantismo que rechazaba tanto las liturgias como los dogmas y la mayoría de los sacramentos, salvo el Bautismo y la Comunión; pero aún así, no teniendo el mismo significado que tenía en la Iglesia Madre; es decir, tanto el Bautismo como la Comunión, en el Mundo Protestante, pierden ese valor mágico sacramental para convertirse en puros testimonios. En el Bautismo de adultos, el reconocimiento de la aceptación, por parte de la Personalidad humana, de Cristo como habitante de su corazón y su salvador, y la Santa Cena, como un testimonio y recuerdo del Sacrificio que hizo Jesucristo para que la Salvación de los hombres se extendiera por los cuatro puntos cardinales del globo mediante la liberación de la Gnosis y del Amor.
Ni en el Protestantismo ni en la Gnosis Rosacruz se reconocen intermediadores externos entre Dios y los Hombres; en tanto que el único Santo Mediador o Sacerdote Supremo vive, en la forma de Cristo, dentro de todos y cada uno de nosotros.
Es por ellos que nos cuesta mucho, y cuando decimos mucho, es muchísimo, comprender por qué la “Neo Gnosis” y sus “neo gnósticos”, para recuperar su identidad, intentan emular a la Religión que los eliminara de sobre la Faz de la Tierra, ya sea en sus versiones católica, como ortodoxa en sus múltiples variantes occidentales y orientales.
El Culto a María, la Madre de Jesús, no es Gnosis
La impartición de sacramentos y desarrollo de liturgias, en forma de rituales, no es Gnosis
El mantenimiento de dogmas inamovibles y de catecismos doctrinales no es Gnosis
La Prédica de la intercesión de los santos, ya fueran gnósticos o no, tampoco es Gnosis.
La Gnósis Cristiana nos dice que todos y cada uno de nosotros somos el Templo del Espíritu Santo.
La Gnósis Cristiana nos dice que en todos nosotros “dentro de nuestro Corazón” reside el único intercesor entre Dios y los hombres, el único Mediador, supremo Sacerdote y Salvador del Hombre: Cristo.
Entonces, decidme a mí, ¿Qué sentido tiene?, conociendo todo lo anterior, que para intentar recuperar nuestra identidad, como gnósticos, nos pongamos a copiar, imitar o remedar lo que hacen aquellos que persiguieron a la Gnosis, a espada, sangre y fuego? No tiene ningún sentido y ésto es lo que queremos dejar claro con nuestra Reflexión.
La Gnosis, según la Rosacruz, la única verdadera y existente, no requiere de templos externos, ni de sacerdotes externos que vistan una determinada parafernalia ni que, ante un púlpito, desarrollen rituales mágicos con el fin de conseguir aquello que por nosotros mismos, mediante Cristo, podemos alcanzar.
La Rosacruz, de forma simbólica, nos habla de un único Templo del Espíritu Santo y que sus miembros, los Rosacruces, no debían de ostentar vestimentas especiales. Por lo tanto, toda esa parafernalia neo gnóstica de los neo gnósticos, poco o nada tiene que ver con la verdadera Rosacruz Alemana. Serán otra cosa; pero no gnósticos ni verdaderos rosacruces.
Frater Aralba R+C