19 diciembre, 2025

Decidir quitarse la Vida es la peor opción posible

 “Decidir quitarse la Vida es la peor solución posible”


-Y volvemos, lo haremos todas las veces que haga falta, a tratar sobre la única cosa que no tiene solución, el Suicidio-

Si existe un Tema recurrente del que no nos cansamos de hablar aunque nos repitamos, es el del suicidio, también conocido como Pecado contra el Espíritu Santo, porque si existe un motivo, para la existencia de nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz”; es éste: predicar contra el terrible peligro, irreversible, que supone quitarse la Vida de forma voluntaria. Ése es nuestro verdadero leitmotiv; es decir, nuestra misión en la Vida, denunciar lo peligroso de éste hecho irreversible.


Cuando hablamos de éste Tema hay que remarcar que, de ninguna manera, se puede confundir nuestro Cuerpo y Alma Mortal con nuestro verdadero Ser Espiritual y Alma Inmortal; porque mientras el primero es perecedero, en presencia, el segundo es imperecedero; es decir, inmortal en esencia.


El Alma Mortal que contiene nuestra Personalidad es extinguible si no se ha completado el proceso iniciático de la Cristificación, conducente a la Transfiguración; mientras que el Alma Inmortal es el recipiente en el que se debe de vertir todo el contenido del Alma Mortal, una vez completado el proceso iniciàtico mencionado; es decir, vivir la Vida al completo, hasta su último sorbo amargo de hiel.


Así, con el suicidio o muerte voluntaria, cortamos de raíz cualquier vínculo entre el Alma Mortal y el Alma Inmortal y; por lo tanto, impidiendo que se pueda producir el trasvase de información, memoria y conciencia, de la Personalidad Mortal al Alma Espiritual.


Por lo tanto, cuando hablamos de renacimiento o trasvase de conciencia de una Dimensión a otra, tras el proceso ilusorio del fallecimiento; estamos hablando del Alma Inmortal; el resto queda atrás, en el pasado para que sea reciclado por las arenas del tiempo. No obstante, hay que puntualizar que en el Pleroma, nuestro Mundo burbuja se encuentra en Él, nada se pierde, todo queda grabado como información en la Memoria del Éter; pero una cosa es que esa información no se pierda y otra, muy distinta, es que esa memoria mantenga la conciencia de la Personalidad de la cual procede. Eso, en ningún caso sucede, si el proceso de Transfiguración no se ha llevado a efecto; es decir, no se vertió la información del Alma Mortal de la Personalidad al Alma Inmortal del Ser, nuestro Amado Dios y Señor, Cristo Jesús.


Por lo tanto, cuando hablamos de inmortalidad nos estamos refiriendo al fragmento holográfico del Ser que habita en nosotros, no del vehículo necesario para que se manifieste en nuestro Plano Existencial. La Personalidad, mal que le pese a alguien, es un mero utillaje, una herramienta necesaria para que se pueda completar, en nuestro Mundo, el proceso Crístico de la Transfiguración.


La Información, como tal, no se pierde pues queda grabada en la Memoria del Éter del Pleroma; de hecho, se va grabando en cada instante de la Vida por el mero hecho de respirar y existir; pero esa consciencia inherente a dicha memoria se perderá si no es el Ser Interno que habita en nosotros, el que termine tomando el control de nuestras vidas. Y sí, es ése Ser, el único que importa, quien puede frenar el proceso de expansión caótico del Universo hacia ninguna parte mediante la conocida, en el Éste, como la rueda del Samsara.


Cuando el Alma Mortal, con su Personalidad muere, pueden suceder tres cosas:


1.- Que el Proceso Crístico se haya completado y el Alma Mortal haya vertido, de forma íntegra, el contenido de su memoria y conciencia en el Alma Inmortal. En éste caso, el Alma Mortal con su Memoria y Conciencia, es preservada; es decir salvada, dado que ha podido ser rescatada por el Alma Inmortal y elevada al Pleroma por Cristo Jesús, su verdadero Ser, el Unigénito de Dios. En éste caso, el Alma Mortal salvada y convertida en Inmortal se traslada a Shamballa, en la Esfera Reflectora, mientras su Espíritu, simultáneamente, permanece en su Estrella Eón, a la espera de la unión de las almas gemelas y el Colapso final del Universo para un reencuentro entre todos los ilusorios fragmentos del Creador en un nuevo y Cósmico Ser.


2.- Que el Proceso Crístico no se haya llevado a cabo o completado y que, por lo tanto, la Información del Alma Mortal, especialmente la Conciencia, no se haya podido preservar. En éste caso, tanto la conciencia como la memoria quedan grabadas, como mera información, en los registros del Éter del Pleroma; pero el Ser debe de regresar, tras la Muerte del Cuerpo, a su Eón refugio, su Estrella a cocinar una nueva Alma Mortal con un nuevo Cuerpo y una nueva Personalidad, para que, mediante un nuevo Renacimiento, nunca reencarnación, su nuevo vehículo de manifestación pueda completar el trabajo que la primera Personalidad, por el motivo que sea, no pudo completar. Está nueva Alma Mortal nace con ciertos resquicios de memoria de su avatar anterior, mientras que el Espíritu contiene todo lo que pudo salvar, en la transición de la Muerte de su Vehículo de manifestación.


3.- Éste es el caso más trágico de los tres posibles y sucede cuando el Alma Personalidad Mortal decide poner fin, de forma voluntaria, su Vida, cortando así, de forma definitiva e irreversible, cualquier comunión con su Alma Inmortal y Espiritual. Ésto supone que no se producirá ningún trasvase de memoria o conciencia del Alma Mortal al Alma Inmortal, perdiéndose para el Ser, toda posible información y teniendo que regresar, de vacío, a su Estrella, en donde deberá, en la Cocina del Destino, desarrollar una nueva Alma Personalidad, completamente virgen, que deberá regresar a la Existencia; pero sin algún aporte de memoria residual de cualesquiera Vida anterior. Repetimos, la Información no se pierde porque todo queda registrado en el Éter del Pleroma; pero ésa información no podrá ser utilizada por el Ser hasta después del Juicio Final; es decir, hasta que no termine todo el proceso de gestación que supone el Universo y se produzca el nacimiento del nuevo Eón, en su propio Universo. Mientras tanto, el fragmento Espiritual, holograma del Demiurgo, deberá seguir desarrollando su trabajo, desde cero, hasta que algo o alguien en el Universo, encuentre su Alma Gemela y se produzca la reacción en cadena que haga implosionar el huevo cósmico, haciendo nacer al nuevo Eón.


Es un Pecado contra el Espíritu Santo, pues se corta, de forma radical, la posibilidad de que el Espíritu, de forma temporal, pueda conservar la información de su vehículo Dimensional, su Alma Personalidad; obligàndola a comenzar desde cero y sin poder recuperar nada hasta el fin de los días.


Frater Aralba R+C



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