“Miedo a perder la Individualidad, aquello que nos hace humanos”
-Estate tranquilo, la Gnosis Rosacruz no persigue el asesinato de tu Personalidad; sino su desarrollo completo-
Vamos a tomarnos nuestro tiempo para tratar éste Tema lo más profundamente posible porque es importante conocer que el Ser Unigénito Hijo de Dios, Creador del Cosmos, de la Tierra y de todo lo existente, se une a su Creación para adquirir, en su incontable fragmentación, experiencias de la Individualidad mediante los vehículos de los cuerpos físicos y sus personalidades.
Así, venimos de la Unidad del Pleroma para adquirir una serie de experiencias que no serían posibles en un Mundo donde lo único que existe es la indivisibilidad del Uno. Así, la Personalidad del Ser Humano, aunque muy deficiente, es un vehículo imprescindible para que el Ser, que es nuestro Dios y Señor Cristo, pueda adquirir las experiencias propias de la individualidad.
Digamos que el proceso, a grandes rasgos, es como sigue:
1.- El Ser Unigénito, el Verbo Creador o Demiurgo, crea el entorno o escenario donde se van a cosechar las experiencias de la Individualidad.
2.- A continuación, éste mismo Creador que con su Palabra creó lo que existe, exhaló su aliento sumándose, con Él, a su propia Creación, aportándole Espíritu y Alma; es decir, Vida.
3.- Conforme la Creación, por eones de tiempo, se ha ido expandiendo, el Alma Inmortal del Espíritu del Creador se ha ido, sin dejar en esencia de ser Uno, fragmentando para dar Vida y conciencia a todas y cada una de las criaturas existentes en el Universo.
4.- Esa Alma fragmentada ha ido creando alrededor de cada una de sus individualidades, fragmentos, una suerte de Alma mortal y que se encuentra vinculada con el Alma Inmortal mediante una suerte de agujero interdimensional conocido como cordón de plata; es decir, en todo momento, lo que conocemos como Personalidad y Alma Mortal, se encuentra vinculada con el Alma Primordial del Espíritu del Ser; de hecho, es cuando esa conexión se rompe, que sobreviene la Muerte, la descomposición del Cuerpo y la disolución del Alma Mortal con todo lo que supone su Personalidad, en cuanto memoria y conciencia de la propia existencia.
5.- Pues bien, dado que el Cosmos; es decir, el Mundo, es el Teatro Cósmico o Templo donde se desarrolla el Drama de la Vida, la propia Vida es el Camino Iniciático donde el Alma Personalidad, mediante la Cristificación, fortalece su vínculo con su Alma Inmortal; la única que sobrevivirá, dado que es preexistente, eterna e inmortal, para que el Alma Inmortal, al final del proceso iniciático, cuando se corra el velo de la oscuridad, para dar paso a la Luz de la Verdad, tome en sí todas las experiencia obtenidas por el Alma Mortal mediante su Cuerpo y Personalidad; pero también su Conciencia de la Individualidad. Cuando ese trasvase de experiencias se produce del Alma Mortal al Alma Inmortal, podemos decir que el Proceso Crístico ha concluido y se ha producido lo que se conoce como la Transfiguración del Alma Mortal en Alma Inmortal; dicho de otro modo, el contenido íntegro del Alma Mortal ha sido salvado de la guadaña de la Muerte. Ciertamente el Alma Mortal se disolverá igual que si no se hubiese producido la Cristificación; pero su contenido se habrá preservado al ser traspasado al Alma Inmortal.
6.- De éste modo el Ser Unigénito adquiere experiencias en el Plano de la Individualidad y conservando su Personalidad; pero sin perder jamás su Unicidad. Por lo tanto, vemos que todo parte del Uno que en un Plano, el Mundo, creado dentro del Pleroma, la Plenitud, como un único Holograma se divide en cuasi infinitos hologramas que adquirirán experiencias diferenciadas desde muy diversas perspectivas mediante la individuación; pero sin perder, jamás, su Esencia interior del Uno. Una vez completado el juego cósmico e iniciático que es la Vida en el Teatro del Mundo, los fragmentos del Ser se reunifican, sin haber perdido en algún instante su Unidad primigenia, dando lugar a una nueva Cosa que antes no existía: El Unigénito Creador del Mundo Glorificado en la forma de un Eón preexistente en el Pleroma, el Cristo Cósmico; pero que toma forma en una nueva Dimensión. Ésto sucede cuando el Universo implosiona, deja de existir y como un Huevo Cósmico se abre para dar Vida al nuevo Eón resultante.
7.- En ése nuevo Eón, el Cristo Cósmico en su Segunda Venida, puesto que la primera fue cuando se unió a su Creación en la forma del “Salvador Enviado” (Jesucristo), pervive la Plenitud del Ser Unigénito que fuera el Verbo Creador, junto a una infinidad de conciencias individuales rescatadas; todas aquellas transfiguradas mediante el proceso iniciático de la Cristificación. En esa última situación conviven todas las personalidades individuales, sus conciencias, compartiendo tanto sus experiencias acumuladas como sus propias conciencias individualizadas; es decir, en ningún modo se regresa, exactamente, a la misma situación del principio, antes de la Creación, cuando existía una sóla Conciencia de la Mente Universal del Pleroma. Ahora, conviven en esa misma Conciencia Única una multitud de conciencias individuales compartiendo sus experiencias, gestadas en la individualidad; pero también sus conciencias de individuos, proporcionando al Ser Uno, mayor riqueza de matices.
Ésta es la función principal del Mundo en que vivimos y del porqué nos encontramos separados, en conciencia, los unos de los otros. Esa Conciencia al fin de los tiempos, volverá a ser Una, como al comienzo del Tiempo; pero sin perder, en algún instante, su memoria de conciencias individualizadas.
Frater Aralba R+C

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