Sur la réintégration à l'unité inconnu

 “Sur la réintégration à l'unité inconnu”

-De la Reintegración (1) con la Unidad (2) de lo Desconocido (3)- O del triple Proceso de restauración de los seres caídos para regresar a la unidad del Pleroma o Dios Incognoscible.

El Mundo es el Templo de Iniciación, nacer a la Vida es iniciar el Viaje Iniciático y la Muerte es la Puerta de regreso al verdadero Hogar del Iniciado.

Por favor, no digan nada aquellos que se pudieran sentir identificados con ésta cabecera. No, no somos aquello que ustedes están pensando y que, seguramente, ustedes sí que lo sean.

La cuestión es que todas las organizaciones poseen una Fachada y un Fondo. La Fachada, él Atrio en la antigua Grecia, es el punto de contacto; pero eso no es lo importante, sino él fondo, lo contenido por la Institución en su interior.

Pues bien, los símbolos, rituales, indumentaria y palabras de paso, solo son esa fachada que hemos apuntado. Algunas organizaciones se centran en la fachada, apartando el contenido profundo; el Cristianismo implícito y que es inseparable de la impronta de la Organización.

No puede ser que, alejando el principio Cristiano, se centren en la teurgia mágica de invocación angelical, reconvertida en Fuerzas de la Naturaleza. Es decir, se enfocan en la bonita fachada exterior que se encuentra como cebo atractivo en el que piquen los sinceros buscadores; pero no, aquí de lo que se trata es de atraer cotizantes a una Organización Piramidal construída en base a toda una estrategia de Marketing. ¿Cuánto les cuesta entrar en la Organización?; ¿Cuánto les cuesta permanecer en ella?; ¿Están ahí para hacer amigos?. Sepan que cuando salgan de ella, los supuestos amigos, se esfumarán como si nunca hubiesen existido. Escuela para aprender arrogancia eso es lo que son.

Antaño, Siglo XIX, ésta Organización, rediseñada por Papus, servía de puerta de entrada a la Rosacruz Cabalística de Güaita y Peladan, una suerte de complejo universitario para aprender Kábala. Hoy, como si le hubiesen dado la vuelta a la tortilla es justo lo contrario. La Fachada, el escaparate es una rimbombante Organización Rosicruciana vacía de cualquier, verdadero, contenido esotérico Cristiano y por la que hay que pasar para poder llegar a lo que, antaño, sólo fuese la puerta de entrada, él Martinismo. Ya saben: Iniciación/Contrainiciación, la Cruz normal y la Cruz invertida.

Nosotros somos de los principales impulsores del dialogante Ecumenismo Rosacruz que incluya a todos los movimientos rosacruces, incluídos el Martinismo y la Masonería Cristiana; pero lo que no vamos a tragar es con aquellos chiringuitos constituidos, estratégicamente, para atraer miembros cotizantes que permitan la mayor grandeza de su fachada, aunque su interior sólo contenga el eco de aquellos viandantes que, por pura casualidad, transiten por su interior.

Nosotros, como hicieran tantos otros en el pasado, Papus o Mac Gregor Mathers por poner dos casos, podríamos crear rituales cargados de simbolismo y rimbombantes palabras clave para identificarse entre los miembros; pero no es nuestro estilo, dado que consideramos, dicho Sistema, trasnochado y decimonónico. Estuvo bien en su Época, no lo negamos.

No estamos aquí para invocar a los ángeles de los cuatro puntos cardinales para que nos acerquen al supremo Ángel de Dios Metatrón y solicitarle que traiga el Paraíso al Mundo o nos consiga el último modelo deportivo de BMW. Estamos aquí para encontrarnos con nosotros mismos y descubrir nuestra verdadera Esencia Divina; pero, en modo alguno, podemos olvidarnos de lo importante que es Cristo en éste asunto. Cristo es el verdadero Mesías que nos trae a Jesús el Salvador; pero no vayan ustedes a creer que viene de los confines del Espacio Exterior, viene de lo más profundo de nuestro interior, oculto por innumerables capas cristalizadas de Personalidad.

El Fondo Gnóstico de la Rosacruz nos indica que nuestra Esencia es Divina y que formamos parte, no solo de la Creación, sino también de Dios el propio Creador. De hecho, la Segunda Personalidad de la Santísima Trinidad somos nosotros; pero no quienes escriben esto, es decir, la Personalidad, sino nuestro verdadero Yo, nuestro verdadero Ser Interno, Cristo.

En el principio del Tiempo, tras la Creación, el Verbo Creador, el Logos tuvo intervenir, profundamente, en su Creación para que ésta cobrase vida. Para no hacerles el cuento largo, tuvo que integrarse, fragmentándose innumerablemente, en su Creación. Por eso el Universo está vivo y no es sólo una colección de objetos inertes.

Ese es el Principio que simboliza la Caída del Edén, la fragmentación y caída en el Mundo material del propio Logos Creador, el Verbo del Evangelio de Juan, el Mesías Salvador de los Evangelios y el Ieu de los gnósticos. Ésa chispa de Espíritu volátil que reposa en el Éter es la que busca una Madre biológica para encarnar y durante la Vida encontrarse a sí mismo y tomar conciencia de su Divinidad. Una Conciencia o Supra consciencia necesaria para reintegrarse en la Unidad que fuera y que tuvo que fragmentarse para dar la Vida al Mundo.

Es ése Proceso Rosacruz en el que se encuentra sumido el Martinismo para que en un Proceso Iniciático, eso es toda la Vida, reintegrar lo dividido y que los rosacruces clásicos conocen como Cristificación conducente a la Transfiguración. Una Transfiguración que consiste en un retorno al Pleroma, el Mundo de Dios, reconstruido, de nuevo, como un verdadero y único Ser Divino, el Cristo Cósmico y que no es otro que ése Verbo Creador que se fragmentarse para dar lugar a la Vida, la Escuela de la Experiencia de la forma y el espacio tiempo.

Lo importante no es el exterior, la fachada, sino el interior, el contenido.

Si hoy hubiese vivido el Dr Encause, Papus, de conocernos, con total seguridad, no nos habría solicitado la Palabra de Pase, pues ella viene inscrita en nuestra frente y también en nuestras palabras. Solicitarnos esa clave de acceso supone un acto de arrogancia impertinente que solo demuestra el vacío interior que oculta una fachada abigarrada de un bello decorado que, ni siquiera, sus poseedores sabrían interpretar; es decir, pura Ignorancia de quienes somos en realidad.

Frater Aralba R+C