“Encuentro con el Santo Ángel Guardián y dominio de los cuatro príncipes de los demonios”
-Tranquilos, tranquilos, no es tan fiero el lobo como parece-
Cómo bien conocéis, en éste Lugar no creemos en demonios externos. Los demonios están dentro de nosotros y no son otra cosa que esa colección de yoes que nos constituyen, en tanto que Personalidad.
Algunos grupos rosicrucianos, en especial aquellos que se manejan con rituales mágicos, su visión de la Iniciación no es otra que encontrar al ángel guardián y, a continuación, vencer a los cuatro príncipes de los demonios. Como veréis todo es muy comprensible y nada satánico.
El propio Rudolph Steiner hablaba del Santo Ángel de la Guarda cuando quería referirse al Yo Superior, el Maestro Interno o Cristo. Es todo un poco más complicado; pero se trata de una cuestión de mera nomenclatura.
Ya dijimos en una reflexión pasada, que dependiendo de las circunstancias, nuestra chispa divina se nos muestra como el Guardián del Umbral, si intentamos incursionar en los planos internos sin encontrarnos preparados, como Cristo o el Maestro Interno cuando nos encontremos preparados para experimentar el proceso iniciático de la Cristificación o como el Santo Ángel de la Guarda para proteger que las líneas generales de nuestro Libro del Destino se cumplan; es decir, esto sucede cuando alguien se interpone en nuestro Camino y esa interposición perjudica que puedan cumplirse las experiencias en tiempo y forma. Cuando el Ángel de la Guarda actúa, en general, es implacable y muy efectivo en sus acciones de defensa y ataque.
Hay que considerar que todos tenemos un ángel de la Guarda, un San Miguel que actúa sin miramientos; pero, por regla general quienes se interponen ante el Camino de nuestro Santo Ángel Guardián son gentes que no están iniciadas y sus ángeles andan de farra y sin saber por dónde les vienen las tortas. Quienes tienen bien desarrollado su Ángel de la Guarda se cuidan muy bien de que sus protegidos no se metan en tan estúpidos problemas.
Cuando en los ámbitos de los que venimos hablando, se dice que tras el encuentro con el Ángel Guardián, en realidad el Yo superior o Maestro Interno, la Persona debe de enfrentar a los cuatro príncipes de los demonios, no se está refiriendo a algún tipo de aristocracia que gobierne en un infierno exterior, sino a los responsables que gobiernan al resto de egos en nuestro infierno interior. Un infierno constituido por los cuatro cuerpos básicos y los cuatro planos correspondientes; es decir, comenzando por el inferior de todos ellos:
Dominar al Ego dominante del Cuerpo Físico que gobierna el Plano Físico y cuya Sede se encuentra en los testículos, ovarios y glándulas suprarrenales. La Tarea consiste en que debemos poner Orden en el caos de nuestro Cuerpo Físico, haciendo que éste primer Príncipe demoníaco nos obedezca como Ego Superior que somos de nuestra Personalidad.
La segunda contienda tendremos que hacerla contra el Ego que controla el Cuerpo Etérico con la misma finalidad para que durante el Proceso Crístico, éste no vaya a su aire y se encuentre coordinado con el resto de nuestra Personalidad.
El Cuerpo Vital, como también se lo conoce al Cuerpo Etérico, es gobernado desde la glándula del hígado y allí es donde suele morar ese Príncipe de los demonios, Ego, que habrá que domeñar.
El tercer enfrentamiento deberemos de realizarlo contra el Ego del Cuerpo de Deseos y que se desenvuelve en el Plano Astral y cuya Sede se encuentra en la glándula del Páncreas. Una vez que se pone Orden en el gobierno del Cuerpo de Deseos, solo queda enfrentarnos a nosotros mismos, el Príncipe de los demonios de la Mente; esto se produce en el hipotálamo o hipófisis.
Una vez que todos los príncipes de los demonios han sido vencidos y reincorporados, ya domesticados, a nuestro ejército, estaremos preparado para seguir el Camino Crístico conducente a la Transfiguración final, con total seguridad y sabiendo que el triunfo se encontrará asegurado. Eso no sucederá si uno solo de esos egos líderes, príncipes de demonios, no ha podido Ser controlado.
Solo cuando nosotros, en tanto que líderes de los egos de nuestra Personalidad, asesorado por nuestro Supremo Ángel Guardián, Yo Superior o Maestro Interior, cuya Sede se encuentra en el Corazón, es que podremos rendir, al completo, toda nuestra estructura egoica y planos de existencia para, en comandita, conducir a Cristo, de su Trono en el Corazón hasta la Glándula Pineal, donde se sitúa el denominado como tercer ojo y que no es otra cosa que el Trono de la Cabeza.
Una vez entronizado Cristo, nuestro Santo Ángel de la Guarda, en dicho Lugar es que habrá finalizado con éxito la Transfiguración y nos habremos convertido en el Hombre Nuevo. Es entonces cuando, como dicen las Escrituras, habremos nacido por Segunda vez; pero no del agua y de una Madre sino del Fuego del Espíritu, habiendo traspasado todas las barreras que nos confinan al Mundo y sus cuatro planos de existencia.
Recuerden, la Lucha es interior y contra nosotros mismos. No esperemos enfrentarnos con los arcontes; sería una batalla perdida como si luchasemos contra molinos de vientos.
La Lucha es de nuestro Ego mental contra los príncipes que gobiernan a los egos de nuestros cuerpos físico, etérico o vital, de Deseos o Astral y también el Mental concreto, en tanto que el Mental abstracto ya pertenece al Mundo del Espíritu y ese se encuentra gobernado por Cristo, nuestra ancestral Naturaleza Divina.
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer.