“Las falsas acusaciones contra la Masonería”
-La Verdad sobre el Quintacolumnismo ideológico de la Masonería-
Que la Masonería, un sucedáneo anglosajón del Movimiento Rosacruz alemán, ha venido siendo utilizada, desde su fundación, como un pilar fundamental del colonialismo cultural británico y francófono, funcionando como un ariete desde las más íntimas entrañas de los países, es algo demostrable y que nadie podrá negar; pero existen algunos mitos y leyendas, en realidad mentiras y falsedades, creadas para intentar desacreditar a la Institución desde un punto de vista religioso.
Mentiras que asumen que la Masonería, en su conjunto, sería una suerte de nido de satanismo. Mentiras que no podrían demostrarse ni aún haciendo público el secreto de sus grados, pues siempre queda abierta la posibilidad de aducir que lo publicado es falso o que, incluso existirían grados, por encima de los conocidos, y en donde se realizarían dichas prácticas que son falsas. Vamos a ello.
Se habla mucho del chauvinismo francés “exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero”; pero podemos asegurar, con pruebas, que el Inglés no le va a la saga, en tanto que todo lo mejor es lo de ellos y lo que no lo sea, solo es digno de usarlo o tirarlo a la basura.
Mucho, a veces demasiado, se habla de la antigüedad de la Orden masónica, hoy más bien habría que hablar de órdenes; pero lo cierto es que, oficialmente, la Masonería nace en 1717, bajo las Constituciones de Anderson y Desaguelier, en Londres “La Taberna del Ganso y la Parrilla”. Esto es Historia, el resto especulaciones imposibles de ser demostradas.
A la Masonería se la puede criticar de mil y una maldades, como ser nidos de espías, encubiertos, de un Poder real en la sombra o no tan en la sombra. Recuerden que los reyes o príncipes de la Gran Bretaña, suelen ser los soberanos grandes maestros de la Masonería Británica, y por ende, con poder sobre toda la Masonería Regular en el Mundo; habiendo de recordar que ésta Orden Masónica es las más poderosa y numerosa, en miembros, de sobre la faz de la Tierra y que un gran número de políticos franceses son Masones del Gran Oriente.
No vamos a tratar aquí de las maldades encubiertas por bien del supuesto Bien general y de la Democracia en el Mundo, que han realizado los masones alrededor del Mundo, como acabar con imperios, balcanizar continentes enteros y dividir a naciones, con el fin de imponer un supuesto mejor Orden internacional. Y decimos supuesto, porque, en realidad, conlleva un plan de control por parte de una Élite anglófona y sionista, por un lado y francófona y, también, sionista por el otro, aunque con muchísima menor influencia. En fín, se trata de las dos melodías que salen de la flauta del Flautista de Hamelin. Es como lo que realiza la Élite financiera internacional, sionista por supuesto, en tiempos de guerra y en donde financian a todos los bandos en contienda. De dicho modo, gane quien gane ellos siempre ganan; pero bueno, aquí, ahora, no estamos para hablar de las maquinaciones políticas que pudieran cocerse en el Seno del más alto Grado de la Masonería, sino de las falsas acusaciones de satanismo, de parte de un sector de la Iglesia Cristiana, básicamente Católica, de carácter fanático y fundamentalista.
Que la enemistad entre la Masonería y la Iglesia es real, resulta evidente; pero que esa enemistad sea ancestral ya es otra cosa, en tanto que la Masonería verdadera, no la mítica, posee una historia de no más de cuatro o cinco siglos y la de la Iglesia de Roma de más de veinte siglos.
Como todos ustedes deben de saber, la Masonería nace dentro de la Familia Protestante inglesa, aunque con un carácter ecuménico, interreligioso, que la Iglesia de Roma siempre vió con recelo y como un intento de destruir la Iglesia desde sus cimientos si no impedían que la Masonería se infiltrara hasta en los más íntimos rincones de la Iglesia, incluso del propio Vaticano. Ese “Miedo” ha mantenido a la Iglesia siempre en guardia y con una desconfianza permanente acerca de todo lo que oliese a masonería y para convencer a sus acólitos de lo peligrosa que puede llegar a ser la pertenencia a la masonería, algunos sectores minoritarios, pero muy activos de la Iglesia, no han tenido el menor pudor a la hora de inventarse mentiras ignominiosas acerca de la Masonería como, por ejemplo, que es una Secta Satánica que rinde pleitesía al Diablo y que, por el contrario, desprecia todo aquello que pudiera oler a Cristianismo; lo cual, es falso de necesidad.
Que la Masonería está extremadamente influida por el Mundo judío e infiltrada, hasta el tuétano, por el Sionismo Internacional es una verdad tan evidente que sería una necedad negarlo; pero de ahí a indicar que en la Masonería se realizan ritos satánicos va un abismo insondable.
La influencia judía sobre la Masonería se observa claramente en sus ritos, haciéndose evidentes en el tercer Grado de Maestro Masón con su Leyenda de “Hiram Abif” y en el denominado como Cuarto Grados del Rito de Emulación o Grado Perfecto “Arco Real de Jerusalén”, donde la totalidad del Rito está centrado en las doce tribus de Israel y en las letras del nombre sagrado de Dios. Hasta aquí nada nos podrán objetar porque es todo cierto.
Ahora bien, el satanismo es algo combatido tanto por el Mundo Cristiano, también el Protestante como por el Musulmán y el Judío; por lo tanto, se trata de algo que sería incoherente el que en las logias masónicas, en su altar, se veneren los libros sagrados de las tres grandes religiones monoteístas y, sin embargo, se realizaran, supuestos, ritos satánicos. Es algo que, no sé si se nos entienda, es incoherente y falta de total racionalidad y sentido común.
Podríamos aceptar, llegado el caso, que la Masonería fuese el Enemigo número uno de la Iglesia de Roma, en tanto que pone en cuestión su Poder como Imperio Religioso. Eso lo podemos llegar a aceptar; pero que en la Masonería se realizan ritos satánicos, eso en modo alguno es así; siendo tan solo mera propaganda falsa para asustar a los miembros de la Iglesia y que no se acerquen al que ellos consideran, no sé si justificadamente, como su mayor y más peligroso enemigo; de hecho, por ello, sigue vigente la excomunión contra aquellos miembros de la Iglesia Católica que se les ocurra entrar en la Masonería.
Algunos nos dirán que demostrar que la Masonería no es satanista sería tan simple como hacer públicos sus secretos rituales de los altos grados; pero eso sería una falacia, en tanto que, por un lado, la Masonería perdería su esencia, su gracia, basada en el Secreto y por otro lado tampoco serviría de gran cosa, en tanto que se puede argüir que no se ha descubierto todo, que solo se ha descubierto una parte o, incluso, que existen grados secretos por encima del 33 en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado o del 99 en el Rito Egipcio de Memphis Mizraím y donde sí se realizarían esos ritos paganos de exaltación de la Maldad y de desprecio a la bondad de Cristo.
No sé si se nos entienda; pero quiero hacer un llamamiento a la inteligencia y al sentido común: la Masonería fue creada en un entorno creyente y ecuménico, a nivel religioso; independientemente de que en Francia, una Facción, el Gran Oriente, determinara no elevar sus trabajos a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo.
Hemos dicho que más que hablar de una sola Masonería tenemos que hacerlo de diversas masonerías, ya más minoritarias que la Regular anglosajona; pero también existen logias completamente irregulares, denominadas como salvajes, y que no se encuentran bajo el control ni de las Grandes Logias ni de los Grandes Orientes. Miren ustedes, Que en algunas de ellas, muy minoritarias y de forma excepcional, se pudieran realizar ritos satánicos, es algo posible aunque no lo conozcamos en persona; pero no, por ello, se puede satanizar a la totalidad de la Masonería.
Recuerden, el verdadero Peligro de la Masonería viene por otro lado; es decir, por la facilidad que tiene de ser utilizada, por los servicios secretos de determinados países, para infiltrar a sus agentes de manipulación y desestabilización política. La Masonería no está controlada por Satanás sino por la Élite Mundial Anglo Sionista.
Aralba
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