“La Conexión Heindel-Steiner 17”
-Sección tercera 3-
Comentarios sobre la Declaración de Retirada de la dedicatoria de Heindel a Rudolph Steiner
La explicación anterior de la retractación de Heindel transmite un espíritu de generosidad. Afirma que las enseñanzas de Steiner están "corroboradas", es decir, confirmadas, "en líneas generales" con las impartidas por el Hermano Mayor. De hecho, este pasaje implica que la dedicatoria se habría mantenido si Heindel hubiera tenido la seguridad de que el lector no responsabilizaría a Steiner del contenido textual del libro (pág. 9). Es curioso usar esta palabra (la palabra original era "autoritativo"), ya que sugiere un predecesor plenamente articulado.
Si algunos estudiantes de la Fraternidad Rosacruz han albergado previamente reservas sobre la pertinencia o relevancia de los escritos de Steiner, seguramente ahora esas dudas pueden disiparse, ya que Heindel, por no hablar del Hermano Mayor, implícitamente sanciona su valor. El motivo de su dedicatoria sigue vigente: se había recibido mucha información valiosa y sigue resonando, en la línea principal, con la transmisión del Hermano. Pero, en deferencia a Steiner, para evitar que los lectores de Cosmos asumieran que el libro es una declaración fidedigna de sus enseñanzas, Heindel retiró la dedicatoria. Este honorable gesto deja intacta la integridad de Steiner y la importancia de sus enseñanzas, y sugiere que los lectores de Cosmos encontrarán material compatible en la obra de Steiner. Tal exposición sin duda ampliaría y revitalizaría los recursos de Sabiduría Occidental de la Comunidad, liberándolos de la injusta necesidad de tener que defender a Heindel a costa de denigrar a un compatriota espiritual, a quien Heindel llama su "amigo". En resumen, no hay base racional para negarse a aceptar el enriquecimiento de las Enseñanzas de la Comunidad a través de la exposición a la ciencia del espíritu de Steiner. Con la gran cantidad de libros y conferencias de Steiner disponibles actualmente, es evidente que la información que impartió públicamente hasta 1907 fue inmensa y excede con creces en alcance y detalle lo que podría contener incluso un volumen de tan magistral economía y concisión como es el Cosmos.
La mayoría de la gente en aquel entonces quizá no fuera consciente de esta vasta cantidad de conocimiento, ya que adoptaba formas muy diversas y se impartía en docenas de lugares, muchos de ellos privados (grupos esotéricos), y no era fácil recopilarla y organizarla.
En aquel entonces y hasta el día de hoy, la síntesis de las enseñanzas cristianas rosacruces, plasmadas en el Cosmos por Max Heindel, es un logro notable y satisface la gran necesidad de un compendio de conocimiento esotérico de este tipo. Sin embargo, repetimos, presenta información que ya existía en el momento de su composición y contiene poco de naturaleza oculta que no formara parte ya de la difusión pública de Steiner.
Siendo así, ¿qué le dio el Hermano Mayor a Max Heindel si su equivalente ya había sido enunciado por Steiner y era de dominio público? Si Heindel destruyó su manuscrito, que contenía gran parte de la obra de Steiner y que fue entregado al centro de Berlín, ¿cómo se explican las numerosas equivalencias textuales entre pasajes del Cosmo y los textos de Steiner, como se muestra en otras partes de este estudio?
Nos preguntamos de nuevo en este punto por qué el Cosmos no fue dedicado al Hermano Mayor, de quien supuestamente emanaron estas enseñanzas. Como, por ejemplo: «Al Hermano Mayor, en agradecimiento por la valiosa información recibida». Seguramente Heindel no estaba bajo presión para apaciguar a Steiner, para otorgarle una mención honorífica por su buen esfuerzo. Y de nuevo nos preguntamos por la profusión de descargos de responsabilidad sobre la autoridad y fiabilidad del contenido del Cosmo (citado en las págs. 37-38 de este estudio), ya que el Hermano Mayor es la fuente. Si la fuente fuera más derivada, podríamos entender el llamado a la cautela y a comprobar la información. Sí, Heindel es falible. Pero lo que proviene del Hermano Mayor tiene autoridad, y podemos estar seguros de que es cierto, ¿no? Sin embargo, Heindel escribe en "Palabras Sabias" que "se siente obligado a precaverse también contra la posibilidad de que ésta obra se tome como una declaración autorizada de las Enseñanzas Rosacruces.
Descuidar esta precaución podría dar un peso indebido a esta obra en la mente de algunos estudiantes" (p. 9).
¿No fue Max Heindel elegido como el representante autorizado de estas enseñanzas autorizadas? También nos preguntamos sobre la discrepancia entre la afirmación anterior, repetida en las Memorias de Augusta Heindel y en Enseñanzas de un Iniciado (pág. 102), sobre el encuentro con el Hermano Mayor "en persona", y la respuesta a la Pregunta 76 en La Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas, Vol. 2, págs. 243-251, que implica que Heindel nunca había visto al/a los Hermano(s) Mayor(es) en un cuerpo físico y, por lo tanto, tuvo que especular sobre su apariencia física; específicamente, su edad.
Basándose en "conversaciones con algunos de los hermanos laicos que habían estado vinculados al templo durante veinte, treinta y cuarenta años en esta vida", Heindel conjeturó que los Hermanos Mayores "parecen tener ahora unos 40 años" (pág. 49). ¿Cómo es posible que deba conjeturar sobre la apariencia del Hermano en este escrito cuando lo había visto cara a cara varios años antes? Nuestro último comentario sobre la declaración de retractación de Heindel (que «el plagiario invariablemente da menos que la autoridad a la que roba») es que, técnicamente, el plagio no tiene nada que ver con la cantidad de material que se toma de una fuente no acreditada y se presenta como propio; define la acción en sí misma, independientemente de la cantidad de material que se utilice. Nos preguntamos, además, por qué Heindel introdujo el término. La primera edición del Cosmo reconoce a Steiner como la fuente de «mucha información valiosa recibida», y el plagio se define como «el uso sin el debido crédito de las ideas, expresiones o producciones de otro».
Heindel, en nuestra opinión, le da el debido crédito. El término tampoco es aplicable si el Hermano es la fuente.
En cualquier caso, usar la palabra en esta situación solo puede ser provocador, provocador e improductivo.
Nadie puede reclamar la exclusividad de la verdad, ni patentarla ni registrarla. No es posesión de un grupo en particular. Desafía las afiliaciones sectarias. No hace acepción de personas. Que nuestra búsqueda de la verdad no se vea limitada por quienes aspiran a comunicarla. Les agradecemos su ofrenda, pero no los deifiquemos.
Dejemos de lado las actitudes infantiles y asumamos nuestra parte de la afortunada responsabilidad de determinar la identidad de la verdad.
Quienes nos hemos sumergido en la formulación de las Enseñanzas Rosacruces de Max Heindel nos sentimos confirmados en la honestidad, la integridad y el santo celo de esta alma avanzada. Sea cual sea la forma en que adquirió el material de su libro, estamos convencidos de que lo guiaban nobles objetivos e impulsos que se destacan en la misma historia que relata la condición para recibirlos: que se entregaran para beneficio espiritual del público más amplio posible. El servicio a la humanidad fue el principio rector de Heindel. Conocía el valor de la Enseñanza. Con razón supuso que miles de personas como él las valorarían igual de bien, que comunicarlas podría salvar vidas, tanto materiales como espirituales.
Incluso después de retirar su dedicación a Steiner, el propio Cosmo conserva una referencia implícita a la presentación pública previa de Steiner de las enseñanzas rosacruces en dos referencias (en la página 250). En primer lugar, Heindel Describe el Cosmo (“Esta obra”) como “uno de los primeros fragmentos del conocimiento rosacruz que se difundió públicamente”. “Uno” de los primeros.
¿Cuáles son los otros “primeros” fragmentos? La dedicatoria de Heindel a la primera edición del Cosmo nos dice: los escritos y conferencias de Steiner, de los cuales Heindel obtuvo “mucha información valiosa” (véase página 97). En segundo lugar, “Todo lo que se ha impreso como tal [pretendiendo ser auténtico “conocimiento rosacruz”], antes de los últimos años, ha sido obra de charlatanes o traidores”.
Nótese que Heindel no dice “antes de esta obra”, sino “antes de los últimos años”, es decir, entre 1902 y 1908, período durante el cual Steiner hizo públicos “fragmentos” del conocimiento rosacruz que Heindel admitió haber copiado (véase la declaración de retirada, página 98). Observaciones finales ¿Dónde nos deja todo esto? Con las Enseñanzas. Tanto las que existen a través del canon actual de las publicaciones de la Fraternidad Rosacruz, como las que se encuentran en los libros publicados y las conferencias impresas de Steiner, y las que continúan surgiendo y tomando forma en las mentes y corazones de los egos desarrollados, dedicados al crecimiento del alma, según la línea del cristianismo rosacruz.
En definitiva, creemos que trazar las líneas de transmisión mediante las cuales la Fraternidad obtuvo su cuerpo original de enseñanzas es, en cierto modo, un asunto secundario, una distracción de nuestras energías y necesidades primarias. Porque, sea cual sea el canal o los canales reales, sean cuales sean las afirmaciones de autenticidad o exclusividad, cada uno de nosotros tendrá que comprobarlo todo por sí mismo y luego aferrarse a lo que considere bueno (y verdadero). Por eso, las palabras de Pablo inician y concluyen la primera y la segunda edición del Cosmos. Aceptar una enseñanza basándose únicamente en la autoridad de su supuesta procedencia es una práctica inadecuada para las necesidades de nuestro tiempo y contradice nuestro llamado y obligación de ser autosuficientes en todos los asuntos, particularmente en lo que respecta a la confirmación de la verdad. Es enfáticamente una responsabilidad individual.
Lo que deseamos, de hecho, es que, dado este tribunal interno, la corte de apelación definitiva, sea nuestro deber remitirle todas las cuestiones de verdad. Le encomendaremos la sagrada tarea de determinar el mérito de todas las proposiciones, independientemente de los méritos (o deméritos) de quienes las proponen, ya sean Max Heindel, Rudolf Steiner, el Papa, el anónimo "experto" científico o la "autoridad" médica. Los dos primeros individuos mencionados tampoco abogarían por nada menos.
Reiteraremos las palabras que concluyen la Sección 2 de este estudio para recalcar nuestro punto. La Fraternidad Rosacruz no es la Fraternidad Max Heindel, ni aprobaría la cuarentena sobre las verdades espirituales que ha existido aquí. Existía una verdadera efervescencia de ideas en Mt. Ecclesia durante la vida de Heindel. Los primeros Rays (antes de su nombre en 1915, se llamaban los Ecos) dan testimonio de ello. En aquel entonces, contenía estudios sobre egiptología, mitraísmo, gnosticismo, la Cábala, Swedenborg, masonería, magia y las leyendas del Grial. ¡Y Heindel era el editor! Que su ejemplo nos sirva, pues, de modelo para la inclusividad de nuestros intereses. No les daba a sus lectores todo lo que tenían ni los dominaba como un detractor del Antiguo Testamento. Pero ahora hemos dogmatizado nuestra fuente y hemos encadenado el espíritu del impulso fundador de la Fraternidad. Esa fuente de sabiduría que sacia el alma se está agotando rápidamente, a pesar del valor de la repetición. En caso de que el lector ocasional lo haya pasado por alto, también nos tomaremos la libertad de plantear la pregunta planteada en la página 39 de la Sección 1: ¿No está Steiner al menos tan cualificado para merecer nuestra atención como los cientos de personas, incluido este autor, cuyas opiniones y pensamientos han aparecido en la revista Rays y en otras publicaciones más consolidadas de la Fraternidad Rosacruz, como Prentiss Tucker, Elman Bacher, Theodore Heline, Annet C. Rich, Robert Lewis, Esme Swainson, Corinne Heline, los numerosos autores de Historias de la Era de Acuario para Niños, el autor anónimo de Visión Etérica y lo que Revela, y los numerosos autores del Libro de Cocina Vegetariana de la Nueva Era? Con base en la información anterior aportada en este estudio, ¿no tiene Steiner al menos tanto que ofrecernos como los autores mencionados? Sin duda, el ocultista que se mantuvo con toda solemnidad de espíritu ante el Evento del Gólgota e identificó el camino cristiano rosacruz como el único adecuado para los egos occidentales, merece ser citado y mencionado como amigo y promotor de nuestros intereses espirituales más profundos.
El propósito de este informe ha sido compartir información relativa a las Enseñanzas Rosacruces, promulgadas por la Fraternidad Rosacruz, con la intención de limpiar nuestro ambiente común de prejuicios erróneos, secretos corrosivos y parcialidades debilitantes e injustificadas. Nos impulsa la necesidad de realizar de forma más plena y eficaz nuestra misión —que es conocer la Verdad y hacer el bien por ella y a través de ella— para el beneficio de todos. Creemos que la rehabilitación de la obra y la persona de Steiner está en consonancia con este objetivo. El conocimiento es un proceso dinámico de desarrollo cada vez más consciente. A medida que continuamos conociendo, seguimos creciendo. Y podemos estar seguros de que lo que sabíamos previamente se verá alterado por nuevas revelaciones, una nueva comprensión. Se nos exigirá que abandonemos viejas formas de ver las cosas. En ocasiones, nuestra comodidad se verá seriamente desafiada. Que así sea. La comodidad no es nuestro objetivo, sino la comprensión, una comprensión inteligente y amorosa. O, como lo expresa Max Heindel en la penúltima frase de la primera y segunda edición del Cosmos, aspiramos a ese nivel de autoconciencia donde nuestra “fe pueda ser absorbida por el conocimiento dedicado al servicio de la humanidad”.
Charles Weber (Traducido del inglés por Google)
Nota final de Aralba R+C:
“Tras comprobar como Charles Weber, cargado de una gran sinceridad y amor por la Verdad, carga las tintas, sin cortarse un pelo, contra lo que es evidentemente una copia disimulada del trabajo de otra Persona, en nuestro caso Steiner, ahora baja su nivel de señalamiento y nos indica, con un gran criterio, que las ideas se encuentran por encima de sus autores, copistas o traductores. De hecho, nadie conoce, por ejemplo, quien escribió la Biblia. El Nombre de los autores no es importante pues, en el fondo, no son otra cosa que antenas receptoras de la espiritualidad Divina.
He podido vislumbrar, mediante el Trabajo de Weber, un malentendido primero entre Maestro y Discípulo, posteriormente un choque de egos y para rematar la faena, una manipulación descarada y torticera de parte de la familia y seguidores más íntimos de Max Heindel.
Nuestra opinión es que sí Max Heindel no hubiese fallecido tan prematuramente, ahora no estaríanos hablando de ésto, porque Maestro y Discípulo se habrían reconciliado y trabajando, ambos, bajo una misma bandera, la de la Rosacruz. Lamentablemente el affaire sucedió y a Steiner no se le ocurrió otra cosa, no sabemos si fruto de un berrinche o de algo mucho más profundo, eliminar de su Vida todo aquello que tuviese que ver con el Nombre Rosacruz y renombrarlo como Antroposofía; pero, a la hecho pecho, es lo que hay; pero, no hay modo, la Sociedad Antroposófica, llámese como se llame, es una Institución Rosacruz fruto del Trabajo de un Hermano Mayor de la Rosacruz, Rudolph Steiner”