“Nuestros flirteos con la Masonería”
-Algunos nos llamarán desagradecido por lo que sigue-
Por el honor a las personas y por cuestiones legales intentaré no mencionar nombres de personas; pero todo lo que a continuación sigue es el relato de hechos estrictamente reales y no solo, parciales, desde mi punto de vista.
Algunos protagonistas de ésta Historia ya han fallecido; pero otros han conseguido sus objetivos de convertirse en el Supremo Comendador del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, afín a la Gran Logia Simbólica Española o dado el Salto, gracias a sus malas artes, como Goyo, a la Masonería Regular de la Gran Logia de España.
Todo comenzó, hace muchos años, cuando tenía unos treinta y pocos años y me encontraba en la AMORC, trabajando codo con codo con algunos miembros que, algunos de ellos, también eran masones de la Gran Logia de España: “El Cristalino Templo Oriental”, ese era nuestro Templo Secreto, en el que se encontraban Tus, Goy, el Cabalista Hasiel, “Bethz, Our” que en paz descansen y yo Aralba. También había dos mujeres, las esposas de Goy y Our; pero de sus nombres no logro acordarme y su actividad en el Grupo era meramente testimonial y hornamental.
Un día, en la Casa de Campo de Our, cercana a la Pista de Carreras del Jarama, mientras ingeríanos una infusión de Marihuana se me acercó y me dijo ¿Quieres pertenecer a la Masonería? Entonces le comenté que mis intentos de acercamiento, a ella, habían sido infructuosos y sí, hubo un intento de ingresar en la Orden pero no pude pasar las aplomaciones porque dije ser estudiante Rosacruz ¿En qué Logia intentaste ingresar? En la de Hermes número 13 contesté. No me fastidies, me dijo, gente como tú sois muy necesarias en la Masonería para mantener su verdadero espíritu esotérico y origen Rosacruz. Eso lo arreglo yo, no te preocupes, me dijo.
Our, (Alberto Martínez Lacaci, le dije, no te molestes, en realidad no tengo mayor interés en ingresar en la Masonería. No, no digas nada, déjalo de mi cuenta que vas a entrar conmigo en la Logia de los Caballeros del Templo número 17.
Me dejé querer y al poco pasé las tres aplomaciones correspondientes e iniciándome del Primer Grado en el Templo que la Gran Logia de España poseía en López de Hoyos. Una calle que me traía recuerdos pues allí había estado el Taller de ebanistería donde había trabajado, otrora, mi Padre Antonio Ruiz como Oficial Ebanista.
En mi iniciación reconocí algunos rostros como el de Our, Goy y Hassiel. Pronto iría descubriendo que Caballeros del Templo n° 17 era una Logia muy Elitista y donde convivían directores de Grandes Compañías como Repsol e Iberdrola, con miembros del Tribunal constitucional y algunos catedráticos de la UNED. También había algún que otro pequeño empresario de ideas falangistas y un exmiembro de la Cienciología.
Desde el principio no me sentí demasiado agusto, pues en pasos perdidos mi persona pasaba desapercibida y no podía entender, la mayoría de las veces, de lo que hablaban los grupúsculos que se reunían para hablar de sus respectivos trabajos. Aún así seguí realizando, de forma disciplinada y sin rechistar, mi duro trabajo de Aprendiz. Al Año siguiente fui elevado al Grado de Compañero y se me permitió leer ciertas planchas relativas a la Fraternidad de los Rosacruces. Ese trabajo, con algunos matices, es lo que conforma nuestro libro básico, del Primer Grado del “Colegio Invisible de la Rosacruz”, “Rosacruz Luces y Sombras” o Tradición Esotérica de Occidente.
Durante nuestro periodo de Compañero seguí trabajando, en la Logia, como el primer día de Aprendiz pero ya comencé a vislumbrar ciertas incoherencias. Los nuevos iniciados como aprendices, gentes generalmente de gran copete, se escaqueaban, charlando con los maestros y no cumplían con su servicio o trabajo de Aprendiz. Cuando subí al Grado de Maestro, la cosa no fue mucho mejor dado que los trabajadores éramos muy pocos, sino yo solo algunas veces, quién se ocupaba de colocar el Templo y estar al tanto de los diferentes arreos.
Mi Relación, con la Masonería, a partir de ser elevado a Maestro se iría deteriorando inexorablemente, poco a poco, por las cuestiones que paso a relatar: En primer lugar se dió entrada a la Logia al Cónsul, creo que de Gana, el cual en tres días de Trabajo consecutivos, en cosa de dos meses, pasó de Aprendiz a Compañero y después a Maestro; es decir, no tuvo que esperar los tres años reglamentarios, además de que no se dignó jamás a ensuciarse las manos con los trabajos de la Logia correspondientes a los realizados por aprendices y compañeros.
La Semilla del deterioro estaba sembrada; pero entonces un Hermano, Manolo, de la Logia Hermes número 13 me invitó a que fuese iniciado en el Arco Real de Jerusalém y a pasar, en Segunda Logia, como miembro de Hermes la Logia que, en primera instancia, había rechazado mi instancia de entrar en Masonería.
Adquiridos los arreos correspondientes, que hoy se guardan enmarcados, en el Templo de la Gran Logia Simbólica de España en Madrid, si no los han tirado o vendido, dado que lo doné al Taller como un signo dee Hermandad y buena Voluntad; bueno, pues fuimos iniciados en el “Arco Real” y esa Iniciación, exclusivamente en Inglés, para mí fue un auténtico shock emocional y no verdaderamente positivo pues descubrí la exhibición de los estandartes de las doce tribus de Israel, cuando yo no creía que esa unión de la Masonería con el Pueblo Judío pudiera ser tan íntima por decir así; pero el golpe de gracia lo recibí al final cuando tuve que ver la Palabra Perdida, Secreta y Sagrada que no era otra que “Jehová”, cuando por activa y por pasiva me había indicado, el Hermano Manolo, falsamente, que éste Grado del Arco Real era equivalente al de Rosacruz y que la Masonería nada tenía que ver con los judíos.
El ver a un desconocido, por muy importante que fuese, prosperar como un meteoro dentro de la masonería y descubrir el importante componente judío de esta podrían haber sido el detonante más importante que hizo que la abandonará; pero que va, la puntilla del asunto la produjo las luchas intestinas, dentro de la Orden entre la Cúpula directiva de la Gran Logia de España y la Cúpula del Supremo Consejo del Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y, en donde los unos y los otros se decían poseer el control sobre la Masonería. Todo un disparate, en tanto que comenzaron a llegar a casa cartas con mensajes de uno u otro cuño para que me definiera a un lado u otro de la contienda.
En definitiva que exploté y dejé de asistir y pagar las cuotas, incluso no yendo a recoger mi título del Arco Real de Jerusalén que supongo lo romperíam, se perdería en la Mudanza a su nueva Sede cerca de la Castellana o seguirá durmiendo el sueño de los justos en algún cajón o estantería olvidados.
Los días siguientes fueron horribles pues no paraba de recibir llamadas telefónicas, con el fin de que recapacitara y regresara, por parte del Hermano Manolo, quien en aquel entonces era dueño de un laboratorio fotográfico y del antiguo cienciólogo Ricardo Lloret. De verdad que ese acoso recibido no se lo deseo a nadie. Así dejé la Masonería Regular y me dediqué, durante años, a mis estudios profanos, tanto mercantiles como de electrónica y fotografía.
Jamás he vuelto a intentar ingresar en la Gran Logia de España que me parece un Gran Club de Élite para gente adinerada y con muchos recursos.
La Injusticia en la otorgación de los grados.
El importante desembolso económico digno de millonarios.
Las guerras internas por el Poder dentro de la Institución.
La falta de un verdadero Espíritu Místico dentro de las logias.
La falta absoluta de Hermandad cuando era requerida.
El acoso tras dejar la Orden.
Fueron ellos, entre otras cosas externas, como el bullying que sufría en mi Trabajo en Seguros, los detonantes que hicieron que abandonase la Orden y que en ningún instante se me ocurriera intentar regresar.
Pasados ciertos años dedicados a mí instrucción profana decidí intentar volver a la Masonería; pero en otra Obediencia y donde tenía un gran amigo de la Fraternidad Rosacruz, Salvador Germán Caballero; pero eso es otra Historia que contaremos con todo detalle, sin olvidar una sola coma, otro día. Una Historia llena de falsedades y traiciones de las que solo hablaré de lo acontecido a mí Persona porque si hablara de lo que me han contado parecería la Historia de una Casa de Lenocinio.
En ambas ocasiones, como veremos, nunca se respetaron mis derechos más fundamentales y al considerar que para mí la Masonería estaba siendo más un lastre que otra cosa la abandoné, dado que el apoyo de mi Hermano Our desapareció cuando abandonó la Logia Los Caballeros del Templo con la finalidad de escalar en los grados colaterales hasta convertirse en el Soberano Comendador del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para el Grado 33, en el Seño de la Gran Logia de España.
No obstante, gracias a la mediación de Tus (Nau) con Our, los acosos telefónico por parte de esos dos hermanos de Hermes cesaron.
Frater Aralba R+C
Segunda parte: Nuestra estancia en la Gran Logia Simbólica de España.