“El Paraíso de los Ratones”
-De cómo se conoce el Motivo del descontento Social; pero no existe intención de remediarlo-
“Experimento “Universo 25” (1970-1973) Instituto Nacional de Salud de Bethesds (Maryland)”
(Dr Jhon Calhoum)
Podría pensarse que no se conocen los motivos por los que se producen conflictos entre la Población que acaban en sangrientas guerras con la consiguiente disminución de la Población y exterminio de culturas enteras; pero nuestra Ciencia, mediante experimentación, conoce tanto las causas como los resultados; pero no hay fuerza política y social que intente poner una solución a tal cosa; pero, la Gran Cuestión ¿Por qué sucede y, conociéndose, no se pone remedio?
En Internet podrán encontrar muchísima información del experimento, con ratones, de Jhon Calhoum por lo que remitimos a nuestros curiosos lectores a la Wikipedia si desean ilustrarse en cómo aconteció el experimento. Nosotros aquí nos ocuparemos de atender a las causas ocultas, tanto del motivo del por qué la densidad de población es fuente constante de conflictos y del por qué existen fuerzas ocultas que no están, en modo alguno, interesadas en solucionar el problema.
La Rosacruz nos dice que todos los seres humanos poseemos una suerte de Cuerpo Vital que siendo Invisible, sobresale de nuestro Cuerpo Denso a modo de globo cargado del aire de su entorno.
Ese Cuerpo Vital, siendo flexible, puede tanto expandirse produciendo una sensación de bienestar y libertad o comprimirse, observándose lo contrario; es decir, una suerte de malestar y de sentirse aprisionado. Estos sentimientos contrapuestos se pueden observar cuando nos encontramos, por un lado, en lugares solitarios y bien ventilados como el campo, la montaña o pueblecitos a pie del mar y por el otro, al contrario, en lugares cerrados y comprimidos como puede ser el transporte público de las grandes ciudades o la aglomeración vertical en edificios de oficinas o residenciales. Es decir, la compresión de nuestro Cuerpo. vital, la falta de espacio vital para su natural expansión produce malestar, estrés, patologías del comportamiento y, consecuentemente, disturbios sociales, discusiones, peleas y homicidios.
En los lugares abiertos la gente busca el contacto con sus vecinos. En los lugares cerrados y de aglomeración la gente termina odiando a la gente y sin saber por qué.
Los científicos con sus experimentos, aunque no conocen las causas ocultas que sí conocen los Rosacruces; a pesar de ello, no insisten a las fuerzas políticas para que pongan remedio y estás últimas actúan de forma contraria a la razón; de hecho, las ciudades de quince minutos que quieren imponer en las grandes ciudades reproducen el experimento de ratones que estamos comentando. Y nuestra pregunta obligada es ¿Los políticos desean que los ciudadanos nos matemos entre sí?, ¿Se trata de eso?
Las grandes ciudades que crecen en vertical favoreciendo las aglomeraciones son patológicas para los seres humanos y, sin embargo, se nos impele mediante la educación y la propaganda a abandonar el campo y aglutinarnos, de forma irracional, en Ciudades cada vez más masificadas.
De hecho, la propaganda para atraer a la gente hacia las grandes ciudades es irresistible: bares, restaurantes, cines teatros, clubs de todo tipo, parques temáticos y de atracciones…; pero se trata de publicidad engañosa que nos conduce a la trampa en la que Pinocho calló y en la que, por poco, se convierte en un bonito asno.
Precisamente, ahora vamos a la causa de por qué no se pone remedio a ésto, existen unas entidades, conocidas como arcontes, que necesitan que estemos recluidos como rebaños para poder alimentarse de ese stress que se produce cuando nuestros cuerpos vitales se comprimen causandonos malestar. Los arcontes, como hemos dicho en varias ocasiones, no son otra cosa que máquinas, aunque no podamos verlas. Máquinas que, para funcionar, necesitan combustible o alimento. Ese alimento lo obtienen del stress que se produce en los seres vivos, sobre todo en los sintientes e inteligentes, cuando se producen sentimientos conocidos como negativos; es decir, el miedo, el odio, el rencor, la avaricia, el egoísmo, la mentira, la deshonestidad, la lujuria vacía, las agresiones, la tortura psicológica, el miedo y los homicidios.
Todas esas actitudes hacen que los seres humanos desperdiciemos nuestra Energía Vital; pero una energía que no se pierde pues a los arcontes les sirve de alimento. Con el tiempo, han conocido cómo conseguir su alimento más fácilmente y ellos, inducen en nuestras mentes la necesidad de agruparnos en grandes masas como conciertos, partidos de fútbol u otros actos deportivos, cines viendo películas de horror, en la paya aglomerándonos como morsas, en salas de fiestas celebrando festividades navideñas o de otro tipo. Esos lugares y otros similares, para los arcontes, son corrales donde pueden ordeñar con extrema facilidad nuestras emociones negativas; pero también en nuestra vida cotidiana, cuando nos encerramos, junto a nuestros compañeros, en grandes fábricas, oficinas masificadas o grandes almacenes cuya concurrencia aumenta en los días festivos y a determinadas horas.
Los científicos, aunque no conozcan las causas ocultas del por qué ocurre ésto, saben de sobra que la masificación es mortal para todos los seres vivos, también para los humanos. Esa realidad es comunicada a los políticos; pero estos, hacen justo lo contrario para empeorar el problema, favoreciendo así el festín de los arcontes que se dan en las grandes ciudades, a costa de provocar enfermedades de todo tipo y un malestar general entre la población que terminará en conflictos sociales de todo tipo.
Esto es así porque los políticos no trabajan para el bien social de sus conciudadanos sino que son manejados, a modo de títeres, por los arcontes, influyendo en la ciudadanía para que ésta haga justo lo contrario de lo que podría beneficiarla.
¿Qué es lo que puede beneficiar a la gente para no estresarse, ni servir de ganado a los arcontes?
1.- Evitar, siempre, todo tipo de aglomeraciones, ya sean colas de espera, eventos sociales como mítines, manifestaciones y otras.
2.- Abandonar la Ciudad e irse a vivir al campo, preferiblemente a casas bajas adosadas o, mejor aún, unifamiliares (chalets).
3.- Salir a comprar en pequeños negocios familiares mejor que a grandes superficies y de tener que hacerlo, procurar realizar la compra cuando no haya gran afluencia de público.
4.- Procura que tus fiestas familiares no sean concurridas y si se producen en espacios abiertos, como parques, ríos o el campo mucho mejor.
Recuerda que a los arcontes les gusta y prosperan en ambientes cerrados con tiro de aire vertical; es decir, grandes construcciones religiosas como las catedrales, grandes edificios residenciales verticales, tales que los rascacielos. Espacios comerciales de muchas plantas. Edificios de oficinas en plantas altas y hoteles gigantescos. Evita, en los posibles, todos esos lugares que, por su estructura, terminarán cargándose de malas energías; es decir, los desperdicios de la digestión de emociones de los arcontes y que se pegan a nuestro Cuerpo Vital a modo de alquitrán.
Ahora bien, es importante que sepas que aunque tienes que cambiar tu forma de vida, es vital para tí que no lo hagas de forma repentina. Debes de ser inteligente y hacerlo poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Dado que, de lo contrario, los arcontes se percatarían de que intentas huir de ellos y se lanzaría contra tí como una jauría de lobos hambrientos.
Por lo tanto, te aconsejamos que replantees tu vida con tiempo, paciencia y sabiendo que todos los cambios resultan traumáticos por lo últimamente mencionado. Inténtalo, poco a poco y no desistas. Si cambias tú modo de vida hacia algo más racional, superando el miedo a la incertidumbre del cambio, mejorarás tu calidad de vida y no digo que alcances la utopía de la felicidad; pero te sentirás más sano y con más vitalidad para enfrentar las experiencias cotidianas de la Vida.
Recuerda que a cada instante, con cualquier cambio de humor provocado, estás perdiendo energía que los arcontes toman, a modo de vampiros, y lo hacen con gran fruición.
Huye de los falsos paraísos para ratones y corre libre por el campo. Al menos conviértelo en tu objetivo a largo plazo. Si hay algo que está demostrado es que la gente enferma mucho menos en el campo que en la Ciudad. No tengas miedo de no tener un hospital a un kilómetro de donde vives, no tengas miedo de no tener un hipermercado a un tiro de autobús de tu vivienda y no tengas miedo de que los autobuses y el metro no se encuentren cerca de donde vives.
Utiliza tu auto o mejor la bicicleta y aún mejor ve andando a donde puedas y evita la masificación del transporte público y donde los clarividentes pueden observar escenas dantescas de criaturas atrapando la energía vital de sus pasajeros. Si tuviésemos desarrollados nuestros sentidos para observar los planos ocultos que nos rodean, quedaríamos horrorizados con el macabro espectáculo de esos vampiros alimentándose de nosotros.
No es nuestra intención meterte miedo en el Cuerpo; pero sí avisarte de lo que te rodea y por qué te suceden ciertas cosas y te sientes mal sin saber por qué.
Huye de la Gran ciudad ya; pero no repitas el error allá donde vayas. No masifiques los pueblos, montañas y playas. Busca siempre lugares despoblados y tranquilos. No vendas tu primogenitura por un plato de lentejas. No sacrifiques tu tranquilidad por poder irte de jarana con los am
igos. Al final nos lo agradecerás.
Frater Aralba R+C