“¿Qué sentido tiene la Rosacruz?”
-¿Para qué se fundó?, ¿Por qué existe?-
Para proporcionar a una Población frustrada y decepcionada, por la Ciencia y la Religión, una esperanza de vida razonable y razonada.
Acabado el periodo dorado del Renacimiento, se abrieron las compuertas de la racionalidad que daría entrada a la Ilustración. La Ilustración sería el punto de partida de nuestra Ciencia actual con la creación de los colegios científicos como la Royal Society.
Todo habría ido bien si, con posterioridad, ciertas ideas del Novecento, como la Evolución de Darwin y el Socialismo materialista de Marx no hubiesen herido de muerte a los dogmas y doctrinas de las más importantes religiones, especialmente la Cristiana, tan dividida en porciones peleadas entre sí, léase la ortodoxia oriental en su muchas variantes, el Catolicismo romano de una gran parte de Occidente y todos los grupúsculos constituidos por las escindidas iglesias protestantes.
Así las cosas y debido a las ideas pedagógicas de la didáctica de Comenius, un Rosacruz sin duda, la Pansofía o conocimiento de todo lo conocido llegó a todo el Mundo mediante la Enciclopedia de Diderot, Rusell y otros. Ahora, ciertas cosas de ese Conocimiento arrogante no casaban con lo relatado por los libros sagrados; en tanto que los relatos míticos habían sido vendidos como hechos históricos y entonces, la Población ilustrada empezó a desconfiar de la Iglesia y se puso en guardia frente a lo que, ella, consideraba una sarta de mentiras.
Pues bien, la Rosacruz, siendo la precursora tanto de las reales sociedades y colegios científicos, así como de las fraternales, como la Masonería, de la cual derivó una facción laica y descreída, la Rosacruz de la Pedagogía de Comenius heredada de Valentín Andreae, repetimos, aportaba un valor religioso y espiritual a la Ciencia y otro científico y racional a los valores religiosos que mantenían tanto la moral como la esperanza religiosa de una vida después de la Muerte y de una esperanza de la bondad, la honestidad y la honradez que podían ser premiadas en otra Vida sin soportar sobre las cabezas la terrible espada de un probable castigo eterno.
Aunque la descreencia religiosa tomó Cuerpo en el Siglo XIX, con el mecanicismo de la Revolución Industrial; sin embargo, la lacra de la duda venía cerniéndose, sobre la Humanidad, como hemos dicho, tras la Ilustración, la Revolución Francesa, las guerras napoleónicas y las de independencia de colonias y virreinatos de ultramar.
Ese Espíritu laico de descreimiento enterró bajo un espeso lodo los verdaderos valores morales que, por miedo, había mantenido vigentes la Religión; pero también la Esperanza que concede la creencia en una vida después de la muerte y del premio eterno tras una vida de bondad y no ser una mala persona; es decir, el Cientifismo de la reciente revolución científica se había convertido en la nueva Religión.
Una Religión fría, estéril y sin valores filosóficos, morales o religiosos que hizo que algunas personas libres del miedo al castigo eterno, abandonaran cualquier atisbo de empatía y se volvieran egoístas, avaros y sin escrúpulos, sirviéndose, entonces, de cualquier medio para conseguir sus objetivos de poder y enriquecimiento.
Éste ambiente, espíritu hemos dicho, supuso, a parte de los crímenes y otros delitos, una epidemia de suicidios al haber perdido, para muchos, el sentido de sus vidas. Si no había nada después de la Vida, se preguntaban ¿Para qué seguir sufriendo una infame Vida?
Así las cosas, pareciendo todo perdido, reaparece la Luz de la Rosacruz entre las Tinieblas del materialismo ateo. La Rosacruz, siendo, como Movimiento Iluminista, heredera del Renacimiento del Clasicismo filosófico en Europa y génesis, mal que nos pese, de la Ilustración, poseía la clave para desenterrar la Esperanza mediante su Espíritu Gnóstico que conservando la espiritualidad de las religiones, también aportaba un espíritu racional y científico que permitía seguir creyendo en la metafísica, mientras se investigaba en los vericuetos de la racionalidad científica.
La demostración, sobre todo filosófica, en tanto que contestación a las preguntas que la Humanidad se hace, ¿Qué somos, por qué estamos aquí y, sobre todo, cuál es nuestro Destino?, con la Gnósis Rosacruz quedaban razonablemente explicadas sin apartarse de la Razón científica.
La Rosacruz, como hemos dicho al comienzo, está en el Mundo para aportar un poco de aire fresco mediante la esperanza de una Razón que no se encuentra en colisión ni contra la Religión ni contra la Ciencia, explicando, con lógica y coherencia, todas esas preguntas que todos y cada uno de los seres humanos nos hacemos y eso ¿Qué significado tiene?: esa aportación de esperanza refuerza nuestra querencia por seguir viviendo a pesar de las luchas y penalidades, mantiene incólume nuestra verdadera moral constituida por la empatía, la honestidad, la honradez y la valentía, permitiendo que haciéndonos, a nosotros mismos, mejores personas, se pueda hacer un Mundo más vivible y menos injusto, frío y cruel; al menos dentro de las comunidades humanas.
Eso es lo que aporta la Rosacruz, un impulso de nueva esperanza al demostrar que la Divinidad vive en todo, también en los seres humanos y que, al Ser todos partes de una sola Cosa, deberíamos de nadar todos en una misma dirección sin buscar enfrentamientos que alimentan el Caos.
Nadie se suicida si conoce las consecuencias trascendentes de sus actos; pero ese conocimiento solo lo puede aportar la Gnosis y la Rosacruz es su Escuela Suprema. “Hombre conócete a tí mismo”
Frater Aralba R+C
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