16 noviembre, 2024

La lacra sectaria del fanatismo Ateo

 “La lacra sectaria del fanatismo ateo”


-Del afán, sin sentido, de predicar la intrascendencia-

¿Qué mueve al ateo a hacer proselitismo acerca de la inexistencia del Espíritu, de Dios y de una vida después de la muerte?


Supuestamente Sócrates nos dejó ésta Fábula: 


“Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:


– “¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…”

Sócrates lo interrumpió diciendo: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?

-“¿Los Tres Filtros…?”

-“Sí” – replicó Sócrates. El primer filtro es la “Verdad”. –“¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?”

-“No… lo oí decir a unos vecinos…”

-“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es la “Bondad”: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?”

-“No, en realidad no… al contrario…”

-“¡Ah!” – interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es “Necesario” que me cuentes eso?”

– “Para ser sincero, no…. Necesario no es.”

– “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… sepultémoslo en el olvido…”


La prédica del ateísmo ¿Pasa los tres filtros de Sócrates?: en absoluto; no, entonces ¿Por qué tal afán de predicar, con vehemencia, la intrascendencia por cualquier medio posible?


1.- ¿Es Verdad la inexistencia de Dios?: es imposible demostrar tanto su existencia como inexistencia; por lo tanto no es Verdad.


2.- ¿Es Bueno predicar la inexistencia de la Trascendencia?: No, dado que, con ello, se elimina el sustento de la Esperanza y de la Moral, tan necesarias para seguir viviendo en armonía con los demás.


3.- ¿Es necesario predicar que no existen ni el Espíritu, ni Dios, ni la Vida después de la Muerte?: En realidad es completamente intrascendente y no aporta nada a nuestro vivir cotidiano.


Por lo tanto, ¿Qué esconde el afán del Ateo por escribir libros, artículos, desarrollar conferencias públicas, abrir blogs y redes…, con el fin de convencer a sus conciudadanos de la inutilidad de una trascendencia, cuya inexistencia jamás podrá demostrar ni a sí mismo ni a los demás?


“Si como hombre batallé en Efeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.”

(1a de Corintios 15:32)


Se arguye, como veremos falsamente, que para ser buena persona no es necesario creer en Dios; que lo importante es la Verdad y que esa Verdad no es otra que la inexistencia de Dios, del Espíritu Inmortal ni de la Vida después de la Muerte; pero esa supuesta Verdad no es más que una mentira que se sustenta en la Ignorancia más absoluta.


El Ateo predica su supuesta convicción de la inexistencia de la Trascendencia porque necesita creer en dicha inexistencia y trata de hacerlo por todos los medios posibles en una huida hacia adelante que no tiene fin. Eso es algo que define a todo tipo de fanatismos que están consolidados en la Ignorancia, como si construyeramos todo un castillo sobre una balsa de madera sobre un lago de aceite; es decir, una fantasía.


Una fantasía construida con alguna finalidad; pero ¿Qué finalidad podría tener reafirmar una increencia en algo indemostrable? Aquí solo cabe especular…


Por ejemplo eliminar las supuestas cadenas morales que nos impiden realizar determinados actos indecentes: Si no existe Dios, nadie podrá juzgar nuestros actos a favor de nuestro Yo (Personalidad); pero que pueden perjudicar a terceros; la Pederastia, el poner la zancadilla a otros para conseguir beneficio propio, el poder excusar actos como el aborto, la eutanasia o el cambio de sexo en infantes que aún no poseen un contructo psicológico perfectamente formado, el alentar la pena de muerte, la guerra y otras formas de eliminar la vida de terceros, argumentando que se trata por el bien público.


Así, eliminando a Dios y a la Trascendencia de la Ecuación de la Vida, se da rienda suelta a la voluntad propia que desbocada, sin el control del Amor, siembra la inmoral discordia a su paso. ¿Algunos de ustedes pueden imaginar un Mundo en donde todo el Mundo lucha contra todo el Mundo por hacer prevalecer su criterio y Voluntad; es decir, por conseguir sus propósitos? Efectivamente, esa es la descripción del Mundo actual, del Mundo en el que vivimos y donde la descreencia, cada día, es más generalizada y que se extiende, de forma factorial, como una enfermedad transmisible; pero una enfermedad que, además, posee terribles efectos secundarios:


1.- la muerte de la Esperanza y, por lo tanto, de la necesaria ilusión por seguir viviendo.


2.- el entierro de la moral necesaria que permite la convivencia armoniosa con el resto de nuestros semejantes; es decir, la honestidad, la honradez, decir siempre la Verdad, la valentía...


Si se elimina la Esperanza que proporciona la Trascendencia, se da vía libre a la epidemia trágica del Suicidio. Ciertamente, las personas psicópatas, narcisistas y sin escrúpulos, en un Mundo sin Dios, se encontrarían en su salsa, cometiendo todo tipo de desmanes; pero las personas de buen corazón al perder todo sentido por vivir, decidirían quitarse de en medio, al no poseer ese clavo ardiendo de la Esperanza que conduce a la Fe.


La Fe no es algo que pueda ser impuesto por la fuerza; pero, al contrario, sí puede ser impedida, de no tenerse previamente, si eliminamos la necesaria Esperanza. La prédica del Ateísmo, aunque sin buscarlo, elimina toda posible Esperanza y, por lo tanto, dificultando el que se pueda alcanzar la Fé, que no es otra cosa que descubrir la Intuición de nuestro Conocimiento Interior, fuente de toda trascendencia. Por lo tanto, la prédica del ateísmo es como colocar un corcho a un recipiente para que su líquido no pueda salir al exterior; pero también, para que nadie pueda acceder, desde fuera, a Él.


Nosotros, en tanto que Estudiantes Rosacruces, respetamos a los ateos, en tanto que se encuentran en un periodo de sus vidas determinado y que puede o no evolucionar; pero, nuestro deber es combatir el Ateísmo con la fuerza de la Razón y del Sentido Común para que no se convierta en una Epidemia de consecuencias cataclísmicas.


Solo se puede entender el fanatismo de la prédica atea, por una suerte de estar siendo poseído por las fuerzas cósmicas, los arcontes, interesadas en mantener a la Humanidad sumida en la Ignorancia, para que el Teatro de la Vida se perpetúe por secula seculorum, por los siglos de los siglos.


Algo anda mal y hay que erradicarlo, la Ignorancia, y no seguir alimentándola con cosas tales como el Ateísmo. Existe algo patológico en toda persona motivada por el proselitismo sectario, ya sea religioso o antirreligiosos; es decir ateo, en ese afán por hacer que los demás piensen como nosotros, de forma idéntica e igualitaria.


La Rosacruz, por ello, ni es Secta ni Religión, siendo su misión mantener encendida la linterna de la Esperanza que conduce a la Fe; es decir, mostrando el entorno y sus caminos, nunca indicando cual puede o no ser el verdadero Camino; en tanto que eso solo incumbe a cada individuo de forma particular.


Esto es lo que yo tengo y es mi verdad en éste momento, lo puedes tomar o no; pero mi recomendación es que encuentres tu propia Verdad por tí mismo y el ateísmo no es alguna opción, te lo aseguro.


Frater Aralba R+C



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