“El Misterio del Renacimiento”
-Renacimiento no es Reencarnación-
Si existen dos palabras que conocemos bien por estos lares son “Resurrección” y “Reencarnación”; la primera procede de nuestra Tradición Cristiano-occidental y la segunda de la Tradición Hindú-oriental.
La Resurrección, mal entendida, como se hace en la Religión Cristiana, supone no sólo la resurrección del Alma y su Espíritu sino también del Cuerpo, ya haya sido éste enterrado o incinerado. Esto ha dado lugar a las historias de horror gótico y sus muertos vivientes, ya sean vampiros o zombies.
Estás ideas surgen de una falsa interpretación de la Resurrección o Transfiguración, cuya realidad consiste en la transmutación total de los siete cuerpos de los que está compuesto el Ser Humano.
Solo el Cuerpo Físico, sus componentes químicos, así como sus egregores en los cuerpos superiores, se quedan en el Mundo Químico para ser reciclados hasta el Día del Juicio Final; el resto de cuerpos que componen el Alma, su información, es elevada, por un complejo proceso, hasta el Mundo del Espíritu, conservando tanto su memoria como la conciencia.
Esto es lo que se produciría durante un proceso normal y en donde el Espíritu pudiese recuperar a toda su Alma; pero lamentablemente, eso no sucede siempre, en tanto que las personalidades del Alma pueden malograr dicho proceso y, entonces, el Espíritu debe de comenzar el proceso desde cero creando una nueva Alma y haciéndola encarnar para repetir experiencias; pero debemos dejar claro que se trata de otro Ser distinto del anterior con su Alma y Personalidad propias.
Esto del Renacimiento, por la generalidad, suele ser confundido con la Reencarnación; pero se trata de conceptos completamente diferentes, en tanto que en el Renacimiento, el Espíritu crea un nuevo Ser, con su Alma propia, desde cero y sin memoria de su anterior Personalidad; mientras que, en la Reencarnación, sería la Alma pasada la que tras un largo y complejo proceso de redención en los planos internos, conocido como purgatorio, vuelve a reencarnar para ir completando sus trabajos pendientes de vidas anteriores; pero, curiosamente, aún siendo la misma Alma, ésta no posee recuerdo alguno de sus vidas anteriores.
Este es uno de los mayores misterios de la reencarnación y que son muy difíciles de explicar; mientras que en el Renacimiento, también aceptado por el Budismo, esa falta de recuerdos se explica al ser, un nuevo Ser, con una nueva Alma, el que encarna a partir de cero y, por lo tanto no posee recuerdos de las almas anteriores de su Espíritu.
Conocemos que los espíritus que conforman almas y cuerpos son fragmentos del Espíritu Uno del Demiurgo.
Conocemos que ese Espíritu se fragmenta, en los progenitores, cuando nace un nuevo Ser al Mundo producto de lo que las religiones conocen como Pecado Original y la Gnosis como fragmentación del Espíritu mediante la Reproducción en los animales y plantas y la segmentación molecular en el resto del Mundo mineral y químico.
A partir de las fragmentaciones, estos espíritus son considerados, en nuestro Plano de Existencia, como espíritus individuales capaces de crear su propio cuerpo y Alma.
Las almas, conocemos, que están compuestas de una parte espiritual y que se encuentra íntimamente ligada a su Espíritu y otra básicamente material, en una suerte de gradación, que la une al Cuerpo Químico del Mundo. El Espíritu puede conectar con el Cuerpo Físico solo a través de esa Alma doble, espiritual y física. De la parte más material del Alma procede la Personalidad que no es otra cosa que un conjunto jerarquizado de los egos que conforman las moléculas orgánicas del Cuerpo Físico; de ello se deduce que la Personalidad que no haya sido transmutada o redimida por el proceso alquímico de la Iniciación, terminará reciclandose junto con los compuestos químicos del Cuerpo Físico.
La vida es un largo y complejo proceso iniciático que comienza con el nacimiento y debería de finalizar con la muerte. Durante éste Proceso de transmutación Espiritual, la Personalidad va madurando hasta que, de motu propio, comienza el proceso que los Rosacruces conocen como Cristificación, ya mencionado en reflexiones anteriores.
Durante ese proceso, la Personalidad, la parte del Alma más material va trasvasando su información adquirida mediante las experiencia de la Vida, hacia la parte del Alma que se encuentra íntimamente ligada al Espíritu.
Si éste proceso es completado, la Cristificación desemboca en la Transfiguración o Resurrección del Cristianismo; pero una Resurrección, no exactamente como la entiende la Religión Cristiana oficial y sus múltiples sectas; en tanto que no se produce resurrección del Cuerpo físico tal y como lo conocemos sino de un Cuerpo Espiritualizado e incorruptible capaz de tomar forma y consistencia a voluntad del Ser en cualquier Espacio o Universo, en los muchos mundos de los muchos universos, de los diferentes eones, o en el propio Pleroma.
El fín último de la Vida es frenar la reproducción de todos los seres del Universo; es decir, acabar con el pecado original y, consecuentemente, con la fragmentación del Espíritu y hacer que cada Espíritu proceda a la transfiguración de sus cuerpos individuales mediante la metamorfosis que supone la Cristificación-Transfiguración.
Ese proceso masivo supondrá la reconstrucción del Hombre Cósmico que fuera, en principio, fragmentado durante el Proceso conocido como Creación; en tanto que los cuerpos transfigurados pueden comportarse de un modo similar al de las gotas de agua que conforman todo un océano.
Otro misterio que debemos de desvelar es el de la resurrección tras el Juicio Final. Eso pudiera entenderse como que todos los seres que hayan muerto deban de esperar hasta el final de los días para resucitar; es decir, transfigurar; pero ésto solo es una apreciación que depende de nuestra experiencia espacio temporal. Lo cierto es que la Resurrección, de producirse, es automática e instantánea; en tanto que el Espíritu y su Alma, una vez fuera de el Plano Espacio Temporal, no se encuentra sujeto al paso del Tiempo.
Podríamos decir que el Fin de los Tiempos se produce tras la muerte en un Plano fuera del Espacio y del tiempo por lo que cualquier observador externo no estaría viendo, de forma secuencial, la muerte y resurrección individual de cada Ser Humano, sino una sola muerte y resurrección única de toda la Humanidad, a pesar de que en nuestro Plano existencial parezca que el proceso se alarga, de forma individual, infinitamente en el Tiempo.
Somos conscientes de que no es fácil de entenderlo si nos aferramos solo a nuestro finito Plano existencial de Espacio-Tiempo; pero todo cambia si somos capaces de visualizar una línea infinita como el Pleroma y una singularidad, sin dimensiones, dentro de esa misma línea como nuestro Universo en pleno.
Desde el Pleroma, ese Punto es algo parecido a un mero instante, menos que un suspiro, mientras que en el interior de la singularidad espacio temporal estarían pasando incontables periodos de tiempo. Espero que se entienda.
Así, en el verdadero Cristianismo Gnóstico de la Rosacruz no existen el Cielo o el Infierno ni premios ni castigos; sino pasar el proceso iniciáticos de las almas o no pasarlo.
Si se pasa la Iniciación, el Espíritu redime a su Alma transmutando su Esencia y llevándola al Pleroma, Hogar original del Espíritu que forma parte del Hombre Cósmico, Antiguo Demiurgo.
De fracasar el Alma-Personalidad, en su intento, ésta simplemente se desvanece y desaparece para siempre, siendo sustituida por una completamente nueva y que deberá de superar todas y cada una de las pruebas por las que pasó el Alma desvanecida anterior. Si ésta nueva Alma supera la Iniciación con su proceso cristificador, se producirá la Resurrección o Transfiguración, abandonando éste Plano y regresando al Pleroma.
Recordad: Dentro de la Singularidad del Universo pasa el tiempo. Fuera de esa Singularidad, el Pleroma, el tiempo es una entelequia inexistente y, por lo tanto, no transcurre. Digamos que el Tiempo es una Ilusión dentro del Mundo de Maya y necesario para que el Espíritu adquiera determinadas experiencias en un entorno diferenciado del Pleroma; pero, en el fondo todo ya ha pasado y nuestra vida viene a ser el fragmento de un sueño en un Ser Eterno que mora en el Pleroma, Tú.
Recuerda que tanto la Reencarnación como el Cielo y el Infierno solo son métodos de manipulación masiva de las almas en un proceso de control por parte de los arcontes, con el fin de mantener el Universo estable y en una suerte de cinta de moebius sin final.
Son pensamientos que funcionan a modo de grilletes para mantener a los espíritus atados a la singularidad del Mundo. Si somos capaces de desprendernos de esos pensamientos y descubrir la Verdad de lo que somos y donde nos encontramos; es decir, aceptar la Verdad del Mundo como un Templo Iniciático, la Vida como el Proceso Iniciático en sí y el Renacimiento como una forma de repetir una Iniciación cuando se ha fracasado; pero entendiendo que es el Espíritu el único que es Eterno e Inmortal y que las almas-personalidad solo son constructos temporales, herramientas útiles en el proceso de cristificación, conducente a la Transfiguración-Resurrección y retorno al Pleroma, el Hogar de origen.
Se aceptan preguntas.
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía la A.M.L. “Rosa Mística”