13 junio, 2024

Nadie lo sabe, nadie lo puede saber

 “¡Nadie lo sabe!, nadie lo puede saber!”


“El Gran Enigma del Pleroma”

Nadie puede hablar de lo que no ha visto y de lo que no sabe y eso es lo que le sucede a la Personalidad. Ella no conoce otro Mundo que éste y, por lo tanto, el Pleroma es un absoluto misterio para ella, a pesar de que sus átomos están constituidos de su Éter.


Así, lo que describen los Clarividentes rosacruces está muy lejos de ser el Pleroma. Son los planos intermedios que están por debajo de lo que se conoce como la Esfera Reflectora; esa membrana que aísla a la Célula que es el Mundo del Pleroma y dentro de la cual, entrelazados, se encuentran los siete mundos de donde toman su materia los siete cuerpos del Hombre.


El Hombre Personalidad solo puede llegar hasta esa esfera Reflectora y donde se encuentran la Memoria de la Naturaleza con sus Registros y también Shambala, la Capital de Agartha y donde reside el Templo Invisible de la Gran Fraternidad Blanca; es decir, de la Hermandad de la Rosacruz, su Egregor.


Cuando los ocultistas hablan de los mundos superiores, se están refiriendo a una suerte de escalera, cuyos escalones serían los grados en los que el Mundo Fenoménico estaría dividido; pero jamás al Pleroma, en tanto que es incognoscible para la conciencia de los seres encarnados.


Tengan en consideración que tanto los principios herméticos como la clarividencia de los planos internos se ocupan, exclusivamente, de cosas relacionadas con éste Mundo, lo grande y lo pequeño, lo visible e invisible, lo tangible e intangible; es decir, con su Naturaleza y no del Pleroma.


Es como si la Conciencia Humana sólo tuviese acceso al horizonte de sucesos del inmenso Agujero negro que contiene a nuestro Universo; pero conforme intentamos profundizar dentro de la singularidad que conecta con el Pleroma, la conexión siempre se corta, no se puede profundizar más.


Así las cosas, solo cabe especular con la ayuda de la imaginación; pero eso solo conduce a crear increíbles fantasías de difícil factura y complicada credibilidad.


A nuestros científicos les resulta imposible investigar más allá de lo que sucedió antes del Big Bang. A los ocultistas clarividentes, del mismo modo, les resulta imposible indagar más allá de la burbuja que contiene a nuestro Universo; teniendo que conformarse con analizar aquello que acontece en los siete planos de existencia y de cuyos componentes, como dijimos, está constituido el séptuple Cuerpo del Ser Humano con una pequeña excepción, el séptimo y más elevado de los cuerpos, del Espíritu Divino, cuya parte más importante permanece en el Pleroma y solo una porción insignificante se encuentra en el Mundo de los efectos; luego, del Espíritu Divino podemos obtener una información extraordinariamente limitada.


Según vimos, en reflexiones anteriores, los seres humanos poseemos en éste Mundo una mayor porción de Espíritu Divino que, por ejemplo, los animales, siendo la causa de poseer un Alma mucho más compleja con su conciencia y capas de Personalidad; pero ni nosotros, ni los animales tenemos la capacidad de asomarnos más allá de la singularidad que nos separa del Pleroma o Mundo Original; a pesar de que los animales su Espíritu Divino permanezca, casi íntegramente, dentro del Pleroma; pero que, sin embargo, no poseen aquí la capacidad de interactuar directamente, a nivel espiritual, con los humanos; en tanto que, no existe la posibilidad de sintonizar nuestros diferentes ciclos de existencia.


Así, las cosas, los animales, al igual que el resto del Mundo que nos rodea, pueden comportarse como ángeles procedentes del Plano Divino o demonios procedentes del mismo Lugar. 


Para que se nos entienda, un animal, en determinadas circunstancias, podría salvar a un Ser Humano de morir ahogado o asfixiado en un incendio, comportándose así, como un Arconte benévolo; pero también sucede que los animales son los responsables de muchas muertes humanas, en tanto que depredadores, siendo así su comportamiento como el de un Arconte malévolo; pero, siempre, lo que acontezca estará relacionado con lo escrito en el Libro del Destino del Individuo y que se corresponde con los registros globales de la Memoria del Mundo.


Es importante conocer la limitación que se tiene al intentar penetrar más allá de lo que pudo volar Ikaro, porque nos demuestra la importancia que tiene nuestro paso por la Vida; dicho de otro modo, nuestra preocupación, como personas, no se encuentra en intentar elucubrar aquello que pudiera existir más allá del séptimo velo; sino ocuparnos en investigar y experimentar en los planos anteriores al proceso de la Muerte; de hecho, la Vida es un proceso iniciático en el que el último paso es la Muerte (Se nos prepara para pasar el tránsito de morir), donde se descorre el último velo y donde el Hombre podrá dar el salto de regreso a su Hogar original; pero, lamentablemente, nadie ha regresado del otro lado para contarnos cómo es la Ciudad Celestial ni las “Calderas de Pedro Botero”; esto último es solo una ironía parafraseando a la ideología de algunas religiones.


Enseñanza que se puede sacar de ésta Reflexión: Vive, vive y vive. Saca la máxima información de tus experiencias vitales y no te preocupes por lo que pudiera o no haber en el otro lado, si hay o no un cielo o un infierno. Todo el tiempo que estemos elucubrando con ello, será un valioso tiempo perdido. Seamos fructíferos y valiosos, aquí, para nuestros semejantes y olvidémonos del posible premio o castigo que podríamos conseguir con ello. Vive y sufre o sé feliz; pero poniendo toda tu pasión en el asador de la Vida.


Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía la A.M.L. “Rosa Mística” 










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