“¡Los animales tienen Alma!”
-Fin de la discusión-
En nuestra manía de llevarle la contraria a algunos de los grandes iniciados de los siglos XIX y XX, nos atrevemos a realizar una afirmación contundente que, para demasiados ocultistas, podría parecer una especie de sacrilegio contra la Sabiduría Oculta “Los Animales poseen Alma”
Y no lo decimos solo por qué semánticamente es así, sino que, para cualquiera que conviva con animales, es algo evidente y libre de discusión. Solo quienes hayan practicado la caza, posean una granja de carne o trabajen en un matadero, pueden afirmar, con rotundidad, que los animales no poseen un Alma; pero ello no es más que una excusa, necesaria, para seguir viviendo sin la culpa de tanto asesinato de almas animales.
Semánticamente, luego entraremos en el significado espiritual, la Palabra “Alma” viene de “Ánima” y ésta significa animado; es decir, vivo y de ahí podemos determinar que todos los seres vivos; desde la simple ameba unicelular hasta nosotros o el extraterrestre más evolucionado, pasando por las plantas y los insectos, poseen un Alma; ahora bien, todas las almas no son iguales ni poseen la misma intensidad, como vamos a ir viendo.
Todos los seres vivos somos trinitarios y posemos un Cuerpo, un Alma y, algo fundamental sin lo que no podrían existir los dos primeros, un Espíritu; en tanto que el Espíritu es una parte de la Esencia etérica de Dios y sin el cual nada existiría; dicho de otro modo, aunque el Espíritu se menciona en último lugar, debería de ir al principio; ya que el Espíritu es el principio esencial que permite la existencia del Objeto, los cuerpos y que estos tengan la particularidad de poseer un Alma como Elemento de intermediación; ya sea ésta consciente de su existencia o no, y ahí es donde se encuentra la diferencia de matiz entre el Alma Humana y la de las diferentes especies animales.
Desde hace siglos se viene diciendo, de forma errónea, que los animales poseen una suerte de Alma Colectiva dirigida por una Entidad, conocida como Espíritu de Grupo y que vendría a ser, según algunos ocultistas como Rudolph Steiner o Max Heindel, una suerte de arcángeles muy evolucionados y pertenecientes a una corriente de vida anterior a la Humana; pero debemos lamentar que se trata de un error de percepción a la hora de visitar los planos internos.
Rudolph Steiner, en su Libro Iniciación, nos regaló el método ideado por Pitágoras para experimentar, por nosotros mismos, la experiencia de visitar los planos existenciales de los mundos superiores; es decir, todo aquello que traspase lo corporal hacia los planos espirituales; pero, lo que no se dice, es que la traducción de esas experiencias está sujeta a la particularidad personal de quien visita dichos planos. Ahora bien, lo que hay es mucho seguidista, mucho papagayo que se basa en la premisa de “Lo dijo Blas, punto redondo” y se acabó la discusión.
Nuestro respeto por Rudolph Steiner o Max Heindel, en tanto que verdaderos ocultistas, es inmenso; pero ello no es óbice para que estuviesen equivocados en muchos asuntos como es el caso de éste; pero en muchos asuntos, y cuando ellos decían que los animales no poseen un Alma estaban muy equivocados.
Una cosa es decir que los animales no poseen una Alma Humana, lo que es razonable, y otra muy distinta el afirmar que “Los animales no poseen un Alma Individual”; el no ser conscientes de la propia existencia no significa que no se tenga una Alma individual.
El Alma es una suerte de elemento que contiene otros muchos en su interior y que pueden estar activos, latentes o no en muchas almas, como pueden ser la conciencia de la propia existencia, el carácter o la propia personalidad.
Para nosotros resulta muy arriesgado afirmar que los animales no son conscientes de su propia existencia. Nos parece muy arrogante tal afirmación; de hecho, en muchos casos los animales demuestran poseer, en algunos aspectos, más nivel de alma que los propios humanos, en tanto que nosotros no somos capaces de interpretar su lenguaje y, sin embargo, ellos entienden muchas partes del nuestro, piensen sobre este asunto.
Bien, la idea es que el Alma es un Objeto o Sujeto en progresión o evolución. Incluso las piedras poseen una suerte de Alma latente; es decir, germinal; pero no manifestada, convirtiéndose en cada vez más complejas conforme las estructuras vitales también lo son. En ese sentido, el Alma Humana es infinitamente más compleja que la que podría manifestar una piedra; pero no tan diferente de la de un perro, un gato, un delfín o un simio. No sé si se nos entienda.
La explicación que se dá en algunos ámbitos esotéricos de que los animales, especialmente los domésticos, parecen tener un Alma, lo achacan a una suerte de inducción de la propia Alma Humana; es decir, que lo que observamos como Alma en un animal no es otra cosa que un reflejo del querer o deseo de nuestra propia Alma Individual; de lo que se deduciría que, por una parte, los seres humanos somos, en exceso arrogantes y, por otra, extremadamente ingenuos.
No, la explicación es mucho más racional, lógica y sencilla sin que tengamos que acudir a rocambolescas y extrañas explicaciones seudo esotéricas.
Necesito que visualicen un círculo grande; pues bien, imagínense que ese círculo es una representación del infinito Pleroma constituido de un fluido etérico al que llamaremos “Espíritu”. Todo lo que construyamos dentro de ese Conjunto o Superconjunto fuera del que no existe nada, según se le vayan añadiendo elementos, no estarán constituidos de otra cosa que el Éter Espiritual del Pleroma.
Ahora, para continuar con nuestra explicación, imagínense un círculo mucho más pequeño, un subconjunto diminuto dentro del Conjunto del Pleroma. Ese círculo no será otra cosa que el Eón que contiene a nuestro Universo con sus galaxias, sistemas estelares, planetas y cosas, animadas e inanimadas ¿Hasta aquí ok?, bien, ahora dentro de ese subconjunto vamos a introducir otros dos subconjuntos mucho más pequeños que van a representar a un perro, por poner un ejemplo, y a un Ser Humano.
Esos dos subconjuntos, es importante que los visualicen, no íntegramente dentro del subconjunto del Universo o del Pleroma, sino que una parte de estos subconjuntos están dentro del subconjunto del Universo y otra dentro conjunto del Pleroma; es decir, que comparten la Esencia de ambos mundos, el material del subconjunto del Universo y el espiritual del Conjunto del Pleroma.
Acerquémonos con el microscopio, un instante, a esos diminutos subconjuntos que representan a nuestros perro y humano; lo siguiente que podemos afirmar es que la mayoría del círculo que representa al Humano se encuentra dentro del Círculo que representa al Universo Material y que la mayor parte del círculo que representa al perro se encuentra dentro del Pleroma. ¡Ayva!, pareciera una contradicción, pues no, veamos.
Lo que intentamos indicar es que ambos subconjuntos son chispas de Espíritu idénticas y pertenecientes al Peroma; pero que en los seres humanos se encuentran más integradas dentro del Universo material y en el caso de los animales, concretamente del perro del ejemplo, están menos integradas dentro del Universo y más en el Pleroma.
Como parece un galimatías vamos a explicarlo de forma más concreta. La mayor parte del Espíritu del Hombre, sin estarlo todo, esto es importante que se entienda, se encuentra experimentando el Plano de la Materia mientras que en el Animal solo es una pequeña porción, a la vez que la mayoría de su Espíritu permanece en el Pleroma.
Así se puede entender que el Alma, que no es otra cosa que la interfaz o pegamento del Espíritu del Pleroma con la materia del Universo, sea mucho más grande en los seres humanos que en los animales.
Así, los seres humanos tenemos conciencia plena de nuestra existencia en el Mundo y de nuestro carácter y Personalidad, mientras que los animales solo pueden mostrar una muy pequeña parte; pero eso no significa que no tengan Alma, sino que su Alma es más básica, en tanto que no necesitan gran complejidad para manifestarse, como espíritus, en el Mundo, dado que la mayor parte de ellos se encuentra existiendo en el Pleroma.
Dicho de otro modo, los animales para nosotros vienen a ser algo así como ángeles manifestados en nuestro Universo.
Entendemos que las personas, especialmente quienes consumen carne, tengan que buscarse la excusa de la falta de alma en los animales para seguir consumiendo carne sin graves problemas de conciencia de culpa; pero la Verdad es inevitable y todos tienen que conocerla.
No se trata de que nosotros, como Especie, seamos en extremos crueles, que lo somos por nuestra casi total implicación con la materia del Universo, sino que el propio Mundo, por su estructura, es cruel y sin esa crueldad no podría existir. Lo siento amigos; pero nos encontramos en un subconjunto del Pleroma donde impera la Ley del más fuerte, la Ley del más astuto y la Ley del más inteligente y donde prevalece el binomio de comer o ser comido.
Espero que estemos a la altura de ustedes en nuestra explicación del por qué los animales tienen Alma aunque su manifestación en el Mundo es un poco diferente; y ello sin entrar en una parafernalia de supuestos Espíritus Grupo sacados de la imaginación de los antiguos maestros; que aún, no tenían las herramientas básicas para entender la totalidad del Conocimiento de la Gnosis científica.
La próxima vez que te dirijas a tu perro o a tu gato, no seas arrogante ni lo mires por encima del hombro, sino míralo de igual a igual, pues ellos son espíritus como tú, aunque la mayor parte de su existencia se ubique en el Pleroma, el conjunto de Dios.
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía la A.M.L. “Rosa Mística”