“Y si se acaba el Mundo, ¿Qué pasa?”
-No pasa nada, si tienes Alma-
No se piensen ustedes que el Universo está constituido por una Red tan chapucera como la de Red Eléctrica Española, donde el mantenimiento de sus instalaciones es mínimo para poder repartir los máximos dividendos entre sus accionistas y pagar los sueldos millonarios de los políticos colocados a dedo mediante las puertas giratorias.
El Miedo a que se acabe él Mundo es fruto de la combinación de ignorancia y apego. Ignorancia de lo que es el Mundo y por qué estamos aquí y el apego que cogemos, con el paso del tiempo, al Cuerpo físico y a la experiencia de la materialidad. Algo que se amplifica por la ignorancia de otro Mundo y otra Vida diferentes. Así, en general, la gente se aferra a la vida como a un clavo ardiendo y, en tanto que, no se puede vivir para siempre, trasladamos nuestros temores a las siguientes generaciones, hijos y nietos; así decimos “Cuidemos el Planeta para dejar un mejor Mundo a las próximas generaciones”
Podemos afanarnos, de forma ignorante, en construir un Planeta a medida de nuestras expectativas; pero ¿Quién nos dice que después de tanto posible esfuerzo por construir un buen nidito en éste mundo, un pedrusco del Espacio profundo, lo manda todo al garete?; ya, nos dirán; pero al menos no habremos sido, nosotros, los responsables del desaguisado.
Que no, que se os quite de la cabeza esa estúpida arrogancia “El futuro del Mundo no está en nuestras manos y hacemos lo que hacemos y nos comportamos tal cual porque así tiene que ser y no de otra manera”; pero aún así, la Humanidad nos seguimos empeñando en traer niños a un Mundo que no es un parque de atracciones sino un infierno de sufrimiento.
Me lleva los demonios cuando leo en Internet frases buenistas como “Hemos venido como almas al Mundo para aprender a amarlo” ¡Válgame Dios! ¿En qué Mundo vive ésta gente?; de algún modo, es como si se hubiesen autosugestionado para ver el Mundo de color de rosa. Y lo verán de rosa hasta que un día, sin esperarlo, la Vida los arrolle sin piedad alguna.
Otra cosa importante es que la gente piensa, al menos eso les han enseñado, que ellos son más listos que en la época de los romanos y muchísimo más que sus antepasados de la Edad de Piedra; pero es justo al contrario. A pesar de nuestros aviones, naves espaciales, teléfonos celulares y satélites artificiales, somos más tontos que todos y cada uno de nuestros antepasados; de hecho, ellos tuvieron que ser más listos para poder sobrevivir, con una esperanza de vida de no más de cuarenta años, a un Mundo hostil y donde las guerras no eran a distancia sino con enfrentamientos Cuerpo a Cuerpo. Si hoy nos encontrásemos en tales circunstancias, probablemente, la población mundial descendería a un ritmo alarmante; y lo haría porque no somos más listos sino más tontos y, para ello, la Rosacruz tiene una explicación muy simple.
Todos partimos de una sola Alma, de un Espíritu origen de todo lo que existe en el Universo. Un Espíritu que, desde el comienzo, se ha venido fragmentando de manera exponencial hasta llegar a nosotros y a las próximas generaciones que serán más tontas que nosotros; dado que la fragmentación será aún mayor. ¿Te estás planteando la idea de no traer hijos a éste valle de lágrimas?; si es así, enhorabuena porque ya vas entendiendo en qué Mundo te encuentras. Te engañaron con el Tema de la individualidad cuando te dijeron que fuimos millones de espíritus los que quedamos atrapados en el Mundo durante la Creación. Lo cierto es que sólo fue Uno y de ése Uno hemos salido todo y todos los demás.
El desconocimiento de la Verdad es lo que hace que los humanos tengamos miedo a morir y desaparecer. Lo cierto es que al no seguir procreando estaremos frenando la expansión del Universo y, con ello, la fragmentación del Espíritu único dividido en una infinidad. A partir de ahí, ese Espíritu se irá reconstituyendo hasta retomar su original Unidad. Y ése es, en Verdad, el Destino del Universo, reconstruir de una forma más perfecta, mediante una metamorfosis cósmica, al Ser que dió origen al Universo y que, hoy, nosotros representamos, porque nosotros somos Él; siempre fuimos él. Todos, en nuestra fragmentación, somos Él y nuestro objetivo es trabajar en la reintegración del Universo, abandonar el individualismo impuesto y convertirnos, al final de la metamorfosis, en el Todo.
¿Qué sentido tiene pelearnos por qué mundo dejamos a nuestros hijos?, cuando lo que debemos de hacer es no traer niños al Mundo y dejar que el Mundo siga su curso hasta su final destino. Todo cambia cuando eres consciente de lo que aquí contamos, teniendo en cuenta que poseemos un Alma Eterna e Inmortal y que, pase lo que pase, jamás podrá ser destruida. Somos seres espirituales revestidos con la armadura del cuerpo físico; el Cuerpo, un instrumento o vehículo necesario para manejarnos en éste Plano de Existencia espacio-temporal.
Deja tu ignorancia y podrás dejar de tener miedo por lo que el futuro te pueda deparar a tí y a tus descendientes. Tu Hijo es uno contigo y Tú uno con tu Padre y así por siempre jamás. La división de la individualidad es una ilusión necesaria dentro del Huevo Cósmico que el Universo es; pero lo cierto es, y no es una frase hecha, que todo y todos somos una sola Unidad, un Único Espíritu condenado a su reunificación. Trabajemos para ello, conscientemente, en coordinación con el resto del Universo y así podremos dejar el sufrimiento atrás y comvirtámonos en un Obrero fiel del trabajo que tengamos encomendado.
Olvida ese estúpido buenismo y positivismo que tan sólo te coloca unas orejeras ante la Realidad de la Existencia. Éste Mundo es algo peligroso para una estructura física estable porque se encuentra en constante transformación, hasta que el proceso finalice y se recupere la estabilidad. Por lo tanto, adáptate a no vivir contracorriente y entiende que eso que conoces como tu individualidad no es otra cosa que tu Personalidad y la Personalidad no deja de ser otra cosa que un instrumento para que el individuo pueda existir como Espíritu en su Estado de fragmentación; pero tu destino no es otro que ceder tu individualidad al colectivo del Huevo cósmico para, una vez eclosionado, convertirte en uno con el mismo Dios.
Frater Aralba R+C