“Comprendiendo la Conciencia Cósmica”
-Un Ejercicio de cura de Humildad-
La arrogancia del Ser Humano llega hasta el extremo de considerarse el pináculo de la Creación; hasta el punto de que, aún, la mayoría de científicos creen que somos la única Especie inteligente y con conciencia, en todo el Universo; pero, muy probablemente, eso mismo podrían pensar las células de nuestro hígado respecto de su desconocida existencia de otras células en distantes lugares de su Mundo, ubicados en nuestro Cuerpo.
En realidad, los seres humanos somos un diminuto eslabón, que no insignificante, entre las partículas subatómicas del Mundo Cuántico y las enormes estructuras que contiene, a nivel astronómico, nuestro Universo.
Creemos, estamos convencidos de forma errónea, que solo existe un tipo de Inteligencia y un sólo modo de Conciencia, la nuestra; pero el Universo no solo es un Lugar repleto de Vida e Inteligencia, sino también de Conciencia. En tanto que, la conciencia no es sólo aquello que consideramos como Conciencia Humana; en tanto que todo posee conciencia en su nivel de existencia. Desde luego no será la misma conciencia la de un hormiguero o una colmena a la de un Ser Humano o todo un País. Así, una célula del hígado tendrá la conciencia que deba tener con el fin de cumplir con su misión y muy probablemente su conciencia será muy diferente a la de una célula del corazón o la de una neurona cerebral.
Podemos afirmar que la Tierra, en tanto que Organismo vivo complejo, no sólo está constituido por una infinidad de conciencias, entre las que se encontrarían las nuestras, sino que también posee su Conciencia propia, llamémosla colectiva. Así, podemos afirmar que la Conciencia, en el Universo, existe en múltiples niveles, existiendo las conciencias individuales, colectivas y la Conciencia Universal que sería algo parecido a nuestra propia Conciencia si consideramos que todas nuestras células poseen su propia y necesaria conciencia para cumplir con sus funciones encomendadas.
Entenderán mejor lo que intentamos exponer si recordamos algunos conceptos ya estudiados; como, por ejemplo, que el Universo es un Ser Divino en formación. Un Ser que se encuentra separado del Pleroma mediante una membrana multidimensional y que nosotros conocemos como Universo Cuántico. Pues bien, ése huevo está impregnado, en su totalidad, por el Éter que es la propia Esencia de la que está constituido el propio Pleroma.
El Éter del Universo se encuentra constantemente recreando, de forma corporal, diferentes ideas del Pleroma. Vendría a ser algo así como lo que sucede en un huevo entre la concepción y el nacimiento. También, el proceso metamórfico que sucede en el interior de la pupa de una oruga en estado de crisálida y que dará lugar a la mariposa.
Pues bien, lo que sucede tanto en el interior del Huevo como lo que sucede en el interior de la pupa no es el resultado de una mezcla coctelera de productos biológicos introducidos y entrelazados al azar; sino el proceso de la suma sinérgica de una infinidad de conciencias celulares, dirigidas por su propia Conciencia Colectiva, la cual tiene muy claro que su destino es ser una mariposa y no un escarabajo.
Así, podemos afirmar que el Universo, como en ése huevo o pupa, es el Huevo o Pupa en el que se desarrolla una metamorfosis cósmica, y posee una conciencia Crística bien definida a modo de un súper holograma y que todo lo que él contiene no serían otra cosa que esas células, también conscientes, programadas para, con sus acciones, dar lugar al nacimiento de un Nuevo Eón, el Hombre Cósmico de los gnósticos o el Adán Kadmón de los cabalistas.
Somos imprescindibles, sí, en tanto que el proceso de metamorfosis no se podría desarrollar sin nuestra colaboración consciente, según nuestro grado de conciencia; pero, por otro lado, resultamos, absolutamente, insignificantes, a nivel de consciencia individual, si tenemos en cuenta la cuasi infinita cantidad de conciencias individuales que colaboramos en el proceso del nacimiento del Nuevo Eón.
Así, Cristo en nosotros, nuestro verdadero Ser, vendría a ser algo así como un diminuto fragmento holográfico del holograma principal y que no sería otro que el resultado final del Proceso metamórfico del Universo; digámoslo así, del Holograma matriz o principal. Cristo en su plena y absoluta magnificencia. De la Idea Eterna del Eón previa a su concepción por el Demiurgo en el Eón Sophía y, por ende, previo a su nacimiento como tal Eón.
Todo en nuestro Universo muestra su inteligencia, desde el diminuto grano de arena hasta las moléculas de agua, las plantas o lo que los humanos conocemos, de modo arrogante, como seres vivos, inteligentes y conscientes; el problema es que nos encontramos tan ensimismados en nuestro propio entorno existencial, que no somos capaces de percibir los otros entornos que nos rodean ni, por supuesto, de su propia Vida, Inteligencia y Consciencia. Porque la Consciencia de la Mariposa es lo que permite que la oruga se pueda transformar en una mariposa y es la Consciencia de la Oruga lo que hace que el Huevo se transforme en ella.
Ciñéndonos a nosotros, en tanto que humanos, por no complicar más las cosas, diremos que nos encontramos en un Proceso de mutación; pero que, se encuentra unido y coordinado a una inmensa cantidad de otros procesos transformadores que, juntos y cada cual cumpliendo su cometido, daremos lugar, una vez eclosionado el Huevo Cósmico que es el Universo, al Hombre Cósmico, un nuevo Eón a sentar en el Consejo Celestial del Pleroma y del que nosotros formaremos parte si seguimos, de un modo consciente, el Proceso de Cristificación, conducente a la Transfiguración.
Frater Aralba R+C
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