“¡No progreso!, Jefe ¿Por qué será?”
-Siempre es por falta de Fe-
La mayor parte de la gente que se encuentra sumida en una vía espiritual, siente que pasa el tiempo y no notan un progreso significativo en sus vidas; pero ello es normal. El problema es que no se nos alecciona convenientemente con que éste progreso es lento y vinculado a la propia Vida. Ya nos habéis oído decir que el Templo de Iniciación es el Mundo y que la propia Vida es el Viaje Iniciático. No, todavía no se ha inventado la píldora de la Iniciación instantánea. Esto va lento y es importante que se entienda, porque si no se puede vivir bajo una frustración permanente.
Esa frustración que impide ver nuestro Progreso espiritual, al contrario de los que algunos piensan, no se puede conseguir a cambio de dinero o por realizar determinados ejercicios, ya sean respiratorios, de meditación o cualesquiera otros. Ya hemos visto en otras reflexiones que la Fe es una Gracia Divina; es decir, se recibe o no se recibe y de nada vale lo que hagamos o dejemos de hacer para recibirla. Tan sólo la Oración dirigida a Dios puede hacer que se nos obsequie con la Fé.
Recuerden, mis amigos y amigas, que tener Fe no es creer en algo. Nunca nos cansaremos de repetirlo porque no sirve que se diga ¡Pero si yo creo en Dios y en la supervivencia del Alma!. El Estudiante de la Rosacruz debe de abandonar cualquier tipo de creencias y convertirse en un hombre o una mujer de Fe. Tengan presente que la Fe es uno de los dos componentes de la Gnosis (el Conocimiento de lo Divino), el otro es la Sabiduría; de ahí lo de “Pistis Sophía”
La Fe, para que se hagan una ligera idea es la combinación de la Intuición que no es otra cosa que el resplandor de un Conocimiento no aprendido y la convicción de que tenemos que hacer caso a dichas intuiciones; es decir, la Fe no es sólo la Intuición, en tanto que podemos tener muchas intuiciones, todas correctas; pero si nos asalta la duda y no hacemos caso de ellas, la fe es coja; es decir, no es Fe. Recuerden: “La Fe es la Certeza de lo que se espera, la Convicción de lo que no se ve” y lamentablemente, esa Certeza, esa Convicción solo pueden ser obtenidas como un Don Gratuito de Dios.
Debemos aprender a dejar de dudar de nuestras intuiciones y eso solo se puede lograr dejándonos llevar de la mano de Dios. “Dios mío, me pongo en tus manos y guía mis actos”, pues eso es la Fe. El problema viene cuando confundimos el creer con tener Fe. No sirve con solo creer; de hecho, el creer no es tan bueno como se podría pensar, pues la creencia ciega, indefectiblemente, conduce al fanatismo, que es como una ceguera autoimpuesta al habernos colocado, voluntariamente, una venda sobre los ojos.
La Fe es un Don, Gracia o Bendición de Dios que se nos da, si antes la solicitamos mediante la Oración. Y no sirven los chantajes; es decir: “Dios mío concédeme la Fe y seré bueno o me comportaré bien…” Eso no vale. “Porque la Fe no se recibe por las obras realizadas”; sino que, por el contrario “La Fe es la fuente de las verdaderas buenas obras”; pero, ¿Qué diferencia existe entre “Buenas Obras” y “Verdaderas Buenas Obras”, pues que las buenas obras suelen ser el resultado de algún interés, por ejemplo “Debo de hacer éste trabajo bien porque si no, no me pagan”. Las verdaderas buenas obras; sin embargo se realizan porque sí, sin esperar compensación alguna. Se hacen buenas obras porque sale del Alma y ese, salir del Alma, es consecuencia de la Fe.
Cuando nos falta el aire lo único que deseamos es tenerlo para poder respirar; porque, de lo contrario, nos moriríamos. Así debe de ser el deseo de tener Fe y con tal contundencia se la debemos de solicitar, en Oración a Dios: “Dios mío, concédeme la Fe, porque sin Fe no puedo seguir viviendo” Cristo, nuestro verdadero Ser y Señor, no quiere que nosotros creamos en Él. Él desea que tengamos Fe y que nos pongamos en sus manos, con el fin de que Él, que lo sabe todo, guíe nuestras vidas por el Camino que Él considere.
Mira mi Hermano, mira mi Hermana, siempre hay progreso espiritual aunque tú no lo notes. Eso sucede porque el progreso es tan lento como se mueven los glaciares o crecen o menguan las montañas. No podemos esperar que un manzano recién plantado al día siguiente esté dando manzanas. No te engañes, por haber conocido, hoy, a Jesus-Cristo, tu Señor Dios, no esperes que a la mañana siguiente estés realizando milagros y curando a los enfermos.
El Progreso Espiritual, la mayoría de las veces es imperceptible y solo es reconocible por terceras personas; generalmente, aquellas que nos conocen bien; pero no viven constantemente con nosotros. Una vez fuimos un bebé, un niño, púber y adolescente. Del mismo modo que el crecimiento de nuestro Cuerpo lleva años y décadas, así nuestros crecimiento espiritual es igual; pero si ése crecimiento no se produjera, lo podemos observar porque va en detrimento; es decir, en lugar de ser mejores personas que ayer, somos peores, más egoístas, menos empáticos…, entonces sí que deberíamos de preocuparnos y solicitar a Dios, en Oración, esa Fe que nos falta.
“Me pongo en tus manos Diosito, que se haga siempre tu Voluntad y no la mía, concédeme la Gracia de la Fe para que pueda llegar a ser mejor Persona y dar mejores frutos para tu Causa”
Por lo tanto, mantengamos siempre la esperanza y pongámonos en las manos del Señor para que sea Él quien dirija nuestros pasos por la Vida. Si somos capaces de hacer algo así es porque se nos ha concedido la Gracia de la Fe y ya, nunca más, dejaremos de dudar de esa vocecita interior o intuición, que no es otra cosa que la voz de Dios diciéndonos por donde tenemos que pisar, por donde tenemos que ir y qué es lo que tenemos que hacer y dejar de hacer.
La Personalidad, antes de conseguir la Fe, debe de ejercitar su Humildad, pues sin humildad difícilmente se puede solicitar algo a Dios. Y la Fe es algo que se nos da gratis; pero también se debe de solicitar mediante la Oración a Cristo nuestro Señor.
Frater Aralba R+C
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