“De nuestro encuentro con el Conde”
-Nunca des nada por sentado, todo es posible-
(Saint Germain)
-¿Como por acá Señor Conde?-
-Hola Aralba, andábame yo dando una vueltina por estos mundos de Dios y me dije ¿Por qué no voy a visitar a éste Tipo para que me entreviste? Y nada, ya ves, aquí me tienes para que preguntes todo aquello que desees. Prometo que contestaré a todas tus dudas respecto a mí Persona.
-¿De qué nos conoce, querido Conde?-
-Mi Querido Aralba, de donde yo vengo tú eres algo más que famoso. Mi pupilo Cagliostro no hace nada más que hablar de tí y ya no te digo los maestros Steiner y Heindel. Es por ello que me dije, caray, si ésta eminencia de individuo ha entrevistado a mis seguidores ¿Por qué no he de darle yo la oportunidad de que me entreviste a mí, todo un Conde.
-La Verdad, Señor Conde, que nos ha pillado con las defensas bajadas. En muchos momentos hemos pensado en su eminencia; pero nos ha pillado un poco fuera de juego. Son tantas cosas las que se dicen de usted, que no sabría por dónde empezar. ¿Cual es su nombre verdadero?, por ejemplo.
-Ay, pillín, pillín…, te permito que me llames Paco, como tu tío materno; de hecho, ese es mi verdadero nombre.
-¿De donde procede usted, es tan viejo como dice la gente-
-Jejeje, la gente habla demasiado y yo me divierto siguiéndoles la corriente. Mira, en realidad soy húngaro y nací en Sárospatak; pero con ascendencia española, por parte de mí madre Mariana, que era de Guadalajara. Mi Padre era húngaro y Administrador De Transilvania, en vuestra actual Rumanía. De hecho, achaco mi sentido del humor a ese calor mediterráneo que corre por mis venas.
-Entonces, usted es el Príncipe Francisco Rakoczy II de Hungria.
-Jajaja, no, no, amigo. Existe mucha confusión al respecto. Ese es mi Señor Padre. Quizá porque mi nombre también es Paco, la gente se confunde un poco; pero no, ya puedo confirmarte que no soy ese Francisco, Príncipe de Hungría, sino su Hijo. Mi Padre fue el último Príncipe de Transilvania, a mí ya no me corresponde dicho honor. Digamos que soy un noble venido a menos y que con cierto ingenio tuve que buscarme la Vida para vivir, como noble, en las cortes europeas; eso sí, con un poco más de estudio que mis contemporáneos. Eso, le soy sincero, se lo debo a mi madre española.
-Gracias Don Francisco, por tan valiosa información; seguro que nuestros lectores lo agradecerán. Bien, usted ha dicho que existen muchas exageraciones respecto a su Persona ¿Podría indicar a nuestros lectores cuales son esas exageraciones?
-En primer lugar, Aralba, por favor te lo pido, llámane Paco no Francisco y, en segundo lugar, te doy permiso para que me tutees. Gracias. Pues verás. En primer lugar no soy Conde ni nada tengo que ver con “Saint Germain”. Lo cierto es que ese título me lo inventé yo para poder codearme de tu a tú con mis iguales en Europa. En realidad utilicé varios nombres inventados igualmente; pero ése de Conde de Saint Germain es el que se ha hecho más famoso. Respecto a mí antigüedad, es que fui un hombre normal y corriente; pero me divertía mantener ese aura de misterio que me acompañó toda la vida. Por cierto, un aura que otros me colocaron y que yo acepté gustoso. No, no viví en Caldea ni en Egipto. Fuí simplemente un hombre de mi época y donde abundaban los charlatanes. Pues aquí me tienes, uno más de ellos como tu amigo Cagliostro, Bálsamo más bien, o como Giacomo Casanova; por cierto, a quien te aconsejo que entrevistes algún día. Le hablaré de tí, buen tipo, aunque tan exagerado como mis propios fans. No, no, no era inmortal corpóreamente hablando. Ahora sí, como puedes comprobar.
-Gracias Paco, disculpe que no lo tutee; pero es que me resulta complicado hacerlo. Continuamos, se dice de usted que fue alquimista, masón y Rosacruz; por cierto, la reencarnación de Cristian Rosenkreutz. ¿Qué hay de cierto en todo ello?
-Bien, bien, bien, sabía que esto iba a salir y vengo preparado. Verás, no, ni soy ni jamás fui alquimista en el sentido de haber conseguido la piedra Filosofal; pero sí es cierto que fui un gran aficionado a la química como muchos de mis amigos y contemporáneos. También es cierto que, como buen ilusionista que siempre fuí, siempre llevaba conmigo una pepita de Oro y un trozo de plomo que hacía ver a mis admiradores como se transformaba el Plomo en Oro; pero entiende que solo era mero ilusionismo para divertir a mis fans de la Corte. Fuí Masón, ciertamente en tanto que fui iniciado en Londres como Aprendiz, Compañero y Maestro. Lo de Rosacruz fue cosa de mi joven amigo Giuseppe Bálsamo que me tenía en un pedestal. Lo cierto es que eso de los Rosacruces lo conocí por él mismo y no, a parte de iniciarlo en la Masonería tradicional, yo en ningún momento lo inicié en los misterios del Oriente egipcio. Eso de la Masonería Egipcia es un invento que sólo le corresponde a él; pero ya te digo, Aralba, Bálsamo me había puesto en un pedestal y me adoraba como si fuese su Maestro o algo más; pero todas esas fantasías fueron fruto de su Mente y que se extendieron como la pólvora. Como a mí me hacía gracia, nunca las rechacé o negué; pero puedo asegurarte que tampoco las corroboré. No me considero un mentiroso, simplemente dejé que circularán y el resto, pues ya sabrás, es Historia.
-Entonces, Conde, ¿Por qué cree usted que hubo gente anciana de su Época que decían haberlo conocido en su juventud asegurando que usted no había envejecido?
-Pues mira Hijo, la Verdad es que eso habría que preguntárselo a ellos. Yo solo puedo suponer que, conociéndome, y metidos en el juego cortesano, simplemente seguían el juego sobre los rumores que circulaban acerca de mi persona. Mira, aunque el Siglo XVIII, en el que viví, lo conocéis como el Siglo de la Ilustración y de la Enciclopedia, también fue un Siglo de surgimiento de muchos mitos y fantasías. Por cierto, fantasías que la gente de las cortes europeas, aunque nobles no eran especialmente instruidas, se creían cualquier maravilla que, inventada por alguien, llegase a sus oídos. Vamos que para ellos eran tan posibles los dragones como los unicornios o los elefantes voladores. Existe mucho mito respecto a Siglo XVIII, no todo el Mundo eran Rouseau o Voltaire, gente seria, éstos, la verdad. No como la panda de cortesanos a los que gustábamos de tomar el pelo y que estaban gordos de tanta ínfula y flacos de tan poca formación.
-Pues mire, Paco, si le parece bien, publicamos ésta breve entrevista para ver la reacción de los lectores y con las dudas que me transmitan ellos, podríamos realizar un nuevo encuentro con el fin de transmitirle a usted las preguntas de nuestros lectores, ¿Bien?.
-Perfecto, no tengo problema alguno. La Verdad, siento que muchos de tus lectores puedan sentirse decepcionados con lo hasta ahora expuesto; pero es lo que hay y a éstas alturas, no vamos a seguir transmitiendo bulos y mentiras. Qué aquella gente de buena cuna; pero con nula formación se creyesen las fábulas que, como entretenimiento, contábamos es pasable; pero que ahora, en vuestro tiempo, con la formación e información, verás, que poseéis, se siga creyendo en cuentos de hadas es que no hay por donde cogerlo. Bien, estoy dispuesto a seguir atendiendo a tus preguntas y a las de tus amigos. Te dejo que si no, como habrás visto, no paro de hablar y se te podría pasar la Vida hablando conmigo, hasta luego.
-Perdone, Conde, antes de terminar con nuestro encuentro. Tengo una Pregunta cuya respuesta seguro que interesará, mucho, a nuestros lectores. ¿Donde se encuentra usted ahora?, ¿Se encuentra encarnado de nuevo en nuestro tiempo?
-jajaja, caray, estoy en todas partes como Cagliostro, Steiner o Heindel. Nos encontramos en la Esfera Reflectora, en lo que tú denominas Shamballa. Allí no existe ni el tiempo ni el espacio, por lo tanto, no hay que viajar para encontrarnos. Con invocarnos basta. Pues verás, mi vida en la Tierra acabó en 1782, en Alemania. Como te dije, fui un hombre más, nada de un dios, ángel o algo parecido. Ahora, todos los desencarnados esperamos en la Esfera Reflectora a que todos los demás acabéis con vuestra tarea encomendada. No, no hay reencarnación. Dile a tus lectores que aprovechen sus vidas para realizar lo que hayan venido a hacer y que no la desperdicien en tonterías, porque Vida solo hay una, chao y hasta la próxima.
***
Como podrán haber visto, el Conde de Saint Germain, Paco para los amigos, es un tipo verdaderamente campechano que aún no siendo español de nacimiento, la sangre española corre a raudales por sus venas. ¿Qué es un tanto charlatán?, pues la Verdad sí; pero es un tipo ingenioso que sin mentir ni una sola vez, ha permitido que sus admiradores construyan todo un castillo de ilusiones en torno a su persona. ¿Qué tomaba el pelo a los cortesanos de su Época?; pero, por supuesto y, la Verdad, creemos que se lo tenían perfectamente merecido.
Lo dicho, si tienen preguntas para el Conde, hacednoslas llegar y nosotros volveremos a tener una charla con Él. Si eso se produce, sería la primera vez que realizamos un segundo turno con algún Personaje del pasado. Por cierto, ahora que caigo, no contestó a la pregunta de si era la reencarnación de Cristian Rosenkreutz. Esperamos que no se nos olvide rehacerle ésta cuestión en nuestra siguiente, posible, entrevista. Eso dependerá de todos vosotros.
Frater Aralba R+C