“El conflicto de ¿Quién es el verdadero Creador?”
-El Demiurgo no es aquello que te han contado, como Jehová no es quien dice ser-
A continuación presentamos algunos pocos versículos para que meditemos sobre ellos e intentemos interpretarlos sin alguna interferencia externa:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Éste era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fué (habría sido) hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.”
(Juan 1:1-5)
“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y descansó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él descansó de toda la obra que había hecho en la creación.
(Génesis 2:2-3)
"Ahora es el juicio de este mundo; ahora será expulsado el príncipe de este mundo".
(Juan 12:31)
“No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.”
(Juan 14:30)
«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar»,
(1a de Pedro 5:8)
“Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador (el Espíritu Santo) no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”
(Juan 16: 4-11)
Los primitivos gnósticos, pensamos que con muy buen criterio, interpretaron que el Creador de la Biblia, Jehová, no podía ser el verdadero Dios, un Dios de paz y bondadoso, en tanto que su representación, en las escrituras, era la de un Dios celoso, emocionalmente inestable y cruel.
El Demiurgo es una Figura que procede de Platón y su nombre representa al Buen Artesano que creó el Mundo; luego aquí tenemos la primera paradoja; en tanto que ése buen artesano, de ningún modo, podría ser el iracundo Dios de los judíos. En los primeros versículos del Evangelio de Juan se nos indica que “El Verbo” (Más adelante, en el mismo capítulo, se muestra que se refiere a Jesucristo) fue el verdadero Creador de todas las cosas; consecuentemente, si el Verbo es el Creador, también es el Demiurgo y, entonces, también Jesús Cristo (El Salvador Enviado)
Ésto nos lleva a la simple conclusión de que en el Pentateuco, concretamente en los libros de Moisés y, principalmente, en el Génesis hay dos demiurgos, uno el verdadero Creador, el Verbo y otro un impostor, un suplantador. Ése suplantador no es otro que Jehová, el falso demiurgo, que habría quedado al mando de los arcontes, las jerarquías angélicas, como gobernador o Príncipe de éste Mundo.
Otro punto importante para aclarar cualquier mal entendido, es que la Creación duró seis días; es decir, seis periodos de tiempo indeterminado y en el séptimo, que sería en el que ahora nos encontramos, el Verbo, el Arquitecto del Universo se echó a descansar. Por lo tanto, si el verdadero Demiurgo Creador se encontraba descansando, nada más terminar la Creación, ¿Qué Entidad podría ser ése tal Jehová que andaba castigando, primero, a Adán y Eva y después a Caín?.
Para los gnósticos quedaba claro que Jehová no era otra cosa que Authades o Yaldabaoth, el Gran Presuntuoso que se arrogó el hecho de la Creación, cuando no había sido más que el principal capataz de los arcontes; de otro modo, el Tiempo, Cronos o Saturno.
Jehová es el Príncipe de éste Mundo; el mismísimo Satanás, el Adversario, y, desde luego, no posee las características del Padre bondadoso de Jesucristo y que por los gnósticos era conocido como el Pleroma (la Plenitud) Incognoscible, el verdadero Dios Padre, parte de la Trinidad Divina constituida por tres personas distintas; pero sin dejar de ser un sólo Dios, el Dios único.
Cuando la Figura del Jesucristo histórico, quien quiera que fuese su verdadera identidad Humana, transfiguró, se elevó hacia el Pleroma con el Dios de bondad y Amor que es el Padre, dejándonos al Consolador, nombre dado al Espíritu Santo y que no es otra cosa que el Éter Ígneo del Pleroma, representado por lenguas de fuego y una paloma; dándonos a entender que se trata de una figura femenina; en tanto que no es otra cosa que la Esencia del Eón Sophía, la Madre Celestial, cuya Esencia etérica compartimos, al ser nuestro Mundo un Huevo Cósmico incubado en su propio Seno.
Con ésta reflexión querríamos que entendiéseis que el Demiurgo no es ese Ser estúpido o maligno que va recorriendo la Red de Internet y responsable de un desaguisado cósmico. El Verbo Creador hizo la Creación tal y como debía, siendo todo bueno y quedando bien; pero, en un principio, su Obra fue estática, sin Vida o Alma. Ése hecho es lo que los traductores de la Tradición entendieron como el Pecado Original o la Caída; pero ése presunto error quedó inmediatamente remediado mediante la Redención y que, no es otra cosa que el propio Verbo, el Demiurgo, se incorporase, como Espíritu Vital, (el aliento de vida en Adán) a su propia Creación
Sólo así cobra su verdadero sentido el que el Dios Creador descansara en el séptimo día, el presente, tras dejar el gobierno de su Creación en el Tiempo, su Arconte principal. Otra cosa es que los teólogos y exégetas bíblicos han venido confundiendo, erróneamente, al Príncipe Gobernador o capataz de la Creación, con el mismo Demiurgo, el Verbo Creador.
Ahora, la natural pregunta que nos debéis de realizar es: Si el Demiurgo se encuentra, en nuestro tiempo, descansando ¿Cómo pudo Jesucristo, el Verbo, encarnar y sacrificarse para redimir a la Humanidad?
Porque se trata de una Historia simbólica que retrata, en un tiempo actual, actual para los habitantes del Siglo I, de la Redención mediante el sacrificio del Demiurgo al incorporarse a su Creación para que ésta pudiese cobrar Vida a través de su aliento vital, su Espíritu, su Alma.
Una Alma espiritual que compartimos todas las partículas del Universo y, consecuentemente, también nosotros los humanos. Al parecer el Jesucristo histórico existió realmente; pero se desconoce su verdadera identidad. En fin, ya sea un tal Apolonio de Tiana o un rabino llamado Josué, lo que está claro es que fue un Ser Humano Despierto; es decir, un Iluminado que se descubrió a sí mismo (Hombre, conócete a tí mismo) y mediante ése conocimiento (Gnosis) descubrió que el mismo Verbo habitaba en él; de hecho, que Él mismo era el Dios Creador de todo y, en tanto que Unigénito, consustancial con el Pleroma, el Dios Padre y con Sophía, la Madre o la Espíritu Santo. Ése descubrimiento en sí mismo, hizo que predicara la Buena Nueva del Amor y que quienes creyesen en el Evangelio, su Predicación, se transformarían en Hijos de Dios y, por lo tanto, en sus hermanos; dado que en Esencia y en potencia, todos somos como Él, Hijos de Dios, llevando en nuestro interior al Redentor Enviado; de otro modo, a Jesús Cristo.
Según la predicación del Evangelio Cristiano estamos en el Mundo para desarrollar el proceso de Redención y que los rosacruces conocen como la “Cristificación” conducente al mismo resultado que condujo al Nazareno a su Transfiguración; es decir, al auto reconocimiento de ser una parte consustancial con Dios mismo, en tanto que el aliento vital del Creador, su Espíritu vive y siempre vivió en nosotros. La cuestión es que se trata de reconocer tal hecho. Reconociendo que Dios habita en nosotros y que ese Jesús Cristo es el único Mediador entre el Dios Padre y nosotros los humanos, sus hijos amados; en Verdad, su Unigénito Hijo aparentemente fragmentado en el conjunto de todo lo creado, representado por la Humanidad.
Esperamos, humildemente, que ésta disertación sirva para iluminar a aquellos que todavía piensan que el Demiurgo era sólo un diosesillo estúpido y malvado que realizó todo mal y en perjuicio de su propia Creación. Lo que en realidad sucede es que en el Seno de Sophía se está gestando (Toda gestación requiere trabajo, esfuerzo y dolor) un Huevo cósmico del que nacerá un Nuevo Eón que se conocerá como el Hombre Cósmico y que no será otra cosa que el propio Verbo, aparentemente fragmentado (La Segunda venida de Cristo); pero mediante una metamorfosis Cósmica. Una transfiguración de la que todos deberíamos de ser protagonistas, pues somos parte consustancial suya.
“Que las rosas Florezcan sobre vuestra Cruz”
Frater Aralba R+C

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