06 junio, 2025

La Sagrada Trinidad

 “La Sagrada Trinidad“

Preparativos necesarios:


“Preparad, junto a vuestro lugar de meditación, un plato o bandeja con un trocito de pan con levadura, fermentado no ácimo, y un chispazo, chupito, o pequeña cantidad de vino tinto, también, fermentado, no mosto”


Ambientación opcional:


“Podéis encender algunas velas, luz tenue y algún incienso si lo soportáis y tened preparada algo de música apropiada (nada de ésto es obligatorio o necesario, aunque ayuda a preparar un ambiente propicio)”


Actitud ante el Servicio:


“Es importante considerar que nos encontramos ante un acto Sagrado, no un juego, que deberemos de respetar y dispensar con Fe y Amor. Ésta Misa, mi Querido Frater y mi Querida Soror, tómala como un verdadero acto de Oración con Dios”


***




Comienzo:


“Unos instantes de música”

“Apagado de la música”


“Comienza el Servicio el o la Ministro Oficiante, que, de ser posible, será de diferente sexo que el o la Conferenciante”


—”Paz, Tolerancia, Caritas”


—”Tantum Deo Honor et Gloria-”


—Bienvenidos, Queridos Fratres y Sorores, a éste Día de Oración. Relajaos y meditad acerca del Título de nuestra Homilía de Hoy(La Santísima Trinidad). 


“Tiempo de Meditación”


“Lee atentamente el Ministro Oficiante”


Versículos bíblicos previos a la Conferencia, Sermón u Homilía:


“Dice Jesús: Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos uno”

(Juan 10 28 a 30)


“Dice Jesús: Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.”

(Juan 17 24)


“Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.”

(Mateo 6 6)


“Dice Pablo: Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.”

(Primera de Corintios 8 6)


“Acerca de Jesucristo: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A los suyos vino, y los suyos no lo recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Y aquel Verbo fue hecho carne (en Jesús), y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”

(Juan 1 1 a 14)


“Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.”

(Juan 14 6)


“Le contestó Jesús: —El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.”

(Juan 14 23)


“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

(Juan 14 26)


“Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

(Juan 7:39)


“Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para estorbar a Dios?”

(Hechos 12 15 a 17)


“Respondiendo el ángel (a María), le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”

(Lucas 1:35)


“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”

(Lucas 4 1)


“Y fueron todos (los apóstoles allí reunidos) llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”

(Hechos 2 4)


“Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.”

(Primera de Corintios 12 3)


***


“A continuación se da la Lectura del Sermón y Homilía que leerá el o la Conferenciante”


Sermón:


—“La Trinidad desvelada”


-O de cómo los, denominados, Padres de la Iglesia y los anti trinitarios se encontraban, ambos, profundamente, equivocados-


Que la Trinidad, en el Universo, es una evidencia indiscutible; es decir, que la Humanidad, por ejemplo, está constituida de un “Cuerpo Físico”, de una “Alma mortal” y de un Espíritu Inmortal; así, entonces, era lógico interpretar que si somos hechos a imagen del Creador, lo lógico es pensar que Éste también debería de presentar tres características diferenciadoras, como así es. El problema es que el consenso de los teólogos de la Iglesia equivocaron los términos; es decir, sí que existe un Padre, una Madre y un Hijo; pero las denominaciones se encuentran equivocadas.


Así podemos afirmar y confirmar que Dios “el Padre” es la Mente de todo y, por lo tanto, a la manera Griega, tendríamos que relacionarlo con el Espíritu; pero, por otro lado, la Madre y a quienes los Rosacruces denominan como “la Espíritu Santo” es el Éter; es decir, la Esencia o Sustancia de la que, podría decirse, se encuentra constituido Dios. Si a ésa Esencia en lugar de denominarla Éter, la renombramos como Espíritu Santo o “la Espíritu Santo” para dejar claro que se trata de la Esencia materna de Dios y, por último, el “Hijo”. El Hijo es la Voluntad manifiesta de Dios y por el cual se crean todas las cosas y el mismo Dios encarna.


En principio, con una primera lectura, podría pensarse que nos estamos refiriendo a tres dioses o divinidades distintas; pero se trata de un error de interpretación, en tanto que Dios solo existe Uno y Todo, como bien sabían los gnósticos antiguos, como el Pleroma o Incognoscible. 


Ahora bien, ese Ser Único que también lo es Todo tiene una Mente; es decir, un Espíritu, y esa Mente es el Padre; ese mismo Ser posee una Alma; es decir, una Esencia o Eter del que está compuesto y sin el cual no podría crearse nada. Pues bien, ésta es la Madre y que la Iglesia la denomina como “el Espíritu Santo” y los rosacruces como “la Espíritu Santo”, siendo el Hijo la propia Voluntad Creadora de Dios; pero, ésto es curioso, también la Creación. Así la denominación Hijo de Dios, su Voluntad, es tanto el Creador como la Cosa misma; o sea, la Creación.


Entonces se nos dirá, también fruto de una interpretación equivocada, “Del Padre emana la Madre y de la Madre el Hijo” ¡No!, el Padre, la Madre y el Hijo siempre han existido en tanto que tres características definidas de Dios, el Pleroma, llámenlo personas si lo desean, aunque eso induce a confusión. 


Estamos hablando de que Dios, el Pleroma, es Mente o Espíritu, el Padre; pero también posee Substancia o Éter, la Madre y una Voluntad Creadora, él Hijo; pero lo cierto es que tanto el Padre, el Hijo como el Espíritu Santo, siendo una misma cosa, comparten tanto el Espíritu o Mente como el Alma o Éter y la Voluntad Creadora de la propia cosa, el Hijo. Aquí, lo que lleva a confusión es la división que realizaron los padres de la Iglesia y que tiende a equívoco; es decir, el Hijo No nace de Dios y del Espíritu Santo, como dice la Iglesia, ni nace sólo del Padre y no del Espíritu Santo como decían los arrianos. Simplemente, tanto el Padre, como la Espíritu Santo, como el Hijo, son consustanciales entre sí, ninguno emana de los otros dos, ni uno fue antes que los demás, en tanto que los tres son una misma cosa. El error se cometió al denominar a la “Madre” como el Espíritu Santo, cuando Espíritu y Mente, en Griego, significaban una misma cosa. Por ello los Rosacruces decidieron denominar a la Madre como “la Espíritu Santo”; pero no caigan en el error de pensar que el Hijo es el fruto de la Comunión del Padre con la Madre. Se denomina Madre porque la Sustancia de la que está formado el Pleroma, el Dios incognoscible, el Éter es la Sustancia con la que el Hijo, es decir, la Voluntad Creadora de Dios, construye todas las cosas; es decir, la Madre es el Seno Materno en el que el Hijo construye el Universo mediante el cual, él Mismo se da a conocer, como Dios encarnado. 


Es decir, la Madre o Espíritu Santo es, también, la Madre Naturaleza mediante la que se muestra el Mundo y el Hijo de Dios hecho carne. Y de ése Hijo, todos nosotros en cuanto que somos sus hermanos, en cuanto que fragmentos suyos, somos hijos de Dios.


En ése sentido, el mito del Pleroma, Sophía y el Demiurgo es bastante esclarecedor; pero tiende a confundir en cuanto que Sophía, la Madre, en la Gnosis, es un Eón emanado del Pleroma y el Demiurgo es la Voluntad Creadora emanada de Sophía; pero todo cobra sentido cuando se nos explica que Sophía es la Sustancia, el Alma, del Pleroma en la Dimensión donde nuestro Universo cobra existencia gracias a ella misma, mediante su Voluntad que, en último término es la propia Voluntad del Pleroma.


Así, en cada Dimensión existencial se repite el mismo proceso y donde lo único que podrían cambiar son los nombres pues Pleroma sólo existe Uno, Madre Sabiduría sólo existe una, en tanto que Eón, consustancial con el Pleroma y Demiurgo o Voluntad de Sophía y, consecuentemente del Pleroma, solo existe uno, y que siendo la Voluntad Creadora de Dios, también es la Cosa creada conducente a transformarse en un nuevo Eón, siendo Jesús la parte holográfica de Jesús que vive, como Espíritu, dentro nuestro, Cristo el Señor llegando en las Nubes y que traerá, con su propio renacimiento, Segunda llegada, su nueva Dimensión, la Nueva Jerusalén y serán nuevos cielos y nueva Tierra.


Así es como Dios, siendo uno, también es muchos; pero en cada Dimensión particular (cada Sión o Jerusalén), es Uno como Dios y trino en tanto que Mente, Sustancia y Voluntad. Si eso se entiende como personas diferenciadas o características de la Divinidad, es una cuestión de Teología, una trampa en la que no vamos a caer.


***


“Al acabar, el Conferenciante regresa a su sitio”


“Encended la música unos instantes”

“Apagar la música”


“Prosigue el Ministro Oficiante hasta el final del Culto”


—Oremos, durante unos minutos, respetuosamente, en silencio y los ojos cerrados con Jesucristo, nuestro Maestro y Señor, con el fin de prepararnos para la Sagrada Comunión.



“Tiempo de Oración”


“Encender la música”

“Apagar la música”


“El Ministro Oficiante lee atentamente lo que sigue a continuación” 


Sagrada Eucaristía:


—Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí


… 


(tomad el trocito de pan que tenéis sobre la bandeja y comerlo siendo plenamente conscientes de que se trata, literalmente, del Cuerpo de Cristo)


... 


—De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí.


… 


(tomad el chupito de vino tinto que tenéis sobre la bandeja y bebedlo siendo plenamente conscientes de que se trata de la verdadera sangre de Cristo). 



—Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él venga. De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor.”

(1a de Corintios 11 23 a 26)


—Ahora observemos unos minutos de silencio y realicemos otra Oración de agradecimiento.



“Tiempo de Oración”


“Encender la música unos instantes”


“Apagar la música”


Finaliza el Oficiante con las siguientes palabras:


—La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.


—La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.


(Filipenses 4 23)


“Encender la música hasta abandonar todos la Estancia”



Fin


https://igarc.org/index.html







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