29 mayo, 2025

Los últimos serán los primeros

 “Los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos“

Preparativos necesarios:


“Preparad, junto a vuestro lugar de meditación, un plato o bandeja con un trocito de pan con levadura, fermentado no ácimo, y un chispazo, chupito, o pequeña cantidad de vino tinto, también, fermentado, no mosto”


Ambientación opcional:


“Podéis encender algunas velas, luz tenue y algún incienso si lo soportáis y tened preparada algo de música apropiada (nada de ésto es obligatorio o necesario, aunque ayuda a preparar un ambiente propicio)”


Actitud ante el Servicio:


“Es importante considerar que nos encontramos ante un acto Sagrado, no un juego, que deberemos de respetar y dispensar con Fe y Amor. Ésta Misa, mi Querido Frater y mi Querida Soror, tómala como un verdadero acto de Oración con Dios”


***


Comienzo:


“Unos instantes de música”

“Apagado de la música”


“Comienza el Servicio el o la Ministro Oficiante, que, de ser posible, será de diferente sexo que el o la Conferenciante”


—”Paz, Tolerancia, Caritas”


—”Tantum Deo Honor et Gloria-”


—Bienvenidos, Queridos Fratres y Sorores, a éste Día de Oración. Relajaos y meditad acerca del Título de nuestra Homilía de Hoy (Los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos). 


“Tiempo de Meditación”


“Lee atentamente el Ministro Oficiante”


Versículos bíblicos previos a la Conferencia, Sermón u Homilía:


“Los primeros serán los últimos y los últimos los primeros”


“Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.”

(Mateo 20:16)


“Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.”

(Hechos 2:27)


“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

(Primera de Tesalonicenses 4:16-17)


“No temas, yo soy el primero, el último y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”

(Apocalipsis 1:18)


“Entonces vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. Y en su presencia desaparecieron la tierra y el cielo, y nadie volvió a verlos. Y vi que todos los que habían muerto, tanto los humildes como los poderosos, estaban de pie delante del trono. Y fueron abiertos los libros donde está escrito todo lo que cada uno hizo. También se abrió el libro donde están escritos los nombres de todos los que vivirán con Dios para siempre. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que habían hecho y con lo que decían los libros. Los que murieron en el mar se presentaron delante de Dios para que él los juzgara, y lo mismo hicieron los que estaban en el reino de la muerte. Todos los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que habían hecho.”

(Apocalipsis 20:11-13)


“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

(Apocalipsis 21:1-4)


“A continuación se da la Lectura del Sermón y Homilía que leerá el o la Conferenciante”


Sermón:


Existe un Misterio, aparentemente insondable, en la Tradición Cristiana que hizo que algunos se aferraran a la Tradición reencarnacionista, de procedencia oriental; pero lo cierto es que la “REENCARNACIÓN” jamás ha tenido cabida en la teología Cristiana; pero como el tiempo siempre da y quita razones, gracias a los conocimientos actuales en astrofísica, intentaremos explicar qué es lo que sucede cuando nos llega el Apocalipsis, ya sea éste el individual, de cada uno, cuando nos arrebata la Muerte o el Colectivo que sucederá, en algún momento, cuando acaezca el Fin del Mundo.


En éstas homilías os ofrecemos, al comienzo, los pasajes bíblicos que consideramos más pertinentes para ilustrar nuestra exposición; pero ocupan ese lugar con la intención de que, por vosotros mismos, sin alguna interferencia caviléis acerca de su contenido y lo que ellos pudieran significar para vosotros. Después viene nuestra exposición, que no intenta sentar cátedra interpretativa, sino servir de ejemplo; pero considerando, siempre, que es nuestra particular interpretación, una de la que no existe deber ni obligación alguna de que aceptéis como única y verdadera. 


Tenemos aquí, una Palabra clave, el Hades, un Lugar Temporal a donde van todos, absolutamente todos los muertos, hasta el mismo instante del Fin del Mundo Colectivo y su Juicio Final. No piensen, por un instante, que los que nos hayan precedido en la Muerte se encuentran, en el Hades, jugando a las cartas en una partida de miles o millones de años de duración. Por otro lado, el título de éste Sermón es significativo para poder entender lo que está sucediendo y sucederá. Los postreros serán los primeros y los primeros serán los postreros y ¿Qué quiere decir ésto?, pues que los que hayan muerto primero estarán esperando a los que mueran al final, y los que mueran los últimos serán los primeros en resucitar. Es una forma simple de indicarnos que de éste Mundo saldremos todos juntos; es decir, que no resucitarán los primeros que murieron y así de forma secuencial; es decir, toda la Creación, como una única Unidad Existencial, será restaurada con su correspondiente criba y Juicio Final.


El Fin del Mundo, del que nadie, ni el Hijo, conocemos ni el día ni la hora, acontecerá cuando el Universo colapse, mediante el Agujero Negro primordial, y renazca en el Pleroma, en una Nueva Dimensión el Hombre Cósmico como un nuevo Eón. Esos són los nuevos cielos y la nueva Tierra. Pues bien, ¿Qué es el Hades, dónde se encuentra? El Hades, como hemos dicho, es el lugar donde se dirigen todas las almas, sin excepción, después de pasar por su particular Apocalipsis; es decir, después de morir y su ubicación se encuentra en el Horizonte de Sucesos del Agujero Negro, primordial, mencionado y que será el que produzca el Fin de los tiempos; de otro modo, el que engulla el Universo que conocemos.


En este Horizonte de Sucesos el tiempo pasa de forma tan, tan lenta que es como si el tiempo, tal y como lo entendemos, no existiera. Así, cuando los últimos fallecidos en el Apocalipsis colectivo accedan al Hades es como si no hubiese pasado más de un segundo para todos los que, estando allí, les hayan precedido.


Es justo, en el Hades, ése Horizonte de Sucesos del Agujero Negro del Fin del Mundo, donde se producirá lo que conocemos como el Juicio Final y, ¿En qué consiste el tal Juicio Final?, en recuperar las almas salvadas mediante el Proceso de Cristificación; es decir, que hayan transfigurado junto con sus espíritus, fragmentos del Creador más el resto de espíritus, cuyas almas no hayan podido transfigurar.


Así, a la Hora de eclosionar el Huevo Cósmico del Adán Celeste, en su propia Estancia:


“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” (Juan 14:2)


Pues antes de arribar los fragmentos espirituales del Verbo, tanto los que hayan conseguido transfigurar sus almas mortales, ahora, convertidas en inmortales, como el resto que no hayan cumplido con tal objetivo; de éstos últimos serán arrancadas sus almas mortales y apartadas en “El Lago de Azufre y Fuego”; es decir, según la Gnósis, en los registros de memoria del Dios Padre, el Pleroma. Ésto quiere decir que, por toda la Eternidad, serán almacenados como meros registros sin conciencia alguna de su previa existencia. Así, éstos meros registros no acompañarán a las almas salvadas y que mantendrán sus recuerdos y conciencia de su previa existencia, aunque las almas restauradas, en el futuro, podrán acceder, de ser necesario, a dichos registros de memoria; pero esos registros, en tanto que mera información almacenada no podrán gozar de los naturales privilegios de las almas resucitadas.


Así tendremos, por un lado a Jesucristo el Señor junto a sus hermanos, convertidos en hijos de Dios mediante la Transfiguración, producto de la Cristificación y, por otro, bien separados a los lobos; es decir, aquellos registros que, aún siendo desechos del proceso de la metamorfosis cósmica, deberán de ser preservados en la Papelera de Reciclaje. Porque pese a quien le pese, en el Pleroma, el Mundo de Dios, nada se pierde; pero, donde todo queda debidamente clasificado y Almacenado. Ése Lago de Azufre y Fuego es una mera representación del Éter del Pleroma; es decir, de la Esencia que conforma el Cuerpo de Dios o “Mundo de las Ideas” del que hablara Platón.


Recordad, porque esto es de importancia trascendental para vosotros: la Reencarnación, tal y como se enseña en Oriente, no existe. La única oportunidad de salvar vuestra conciencia y memoria la tenéis ahora, luego ya no habrá una segunda oportunidad. Así es que laborad, con Empatía y Fe, en la salvación de vuestras almas. Recordad que la Pereza es una de las faltas más graves, pues el perezoso pierde su tiempo alegando que lo que no pueda hacer hoy lo hará mañana; el problema es que para Él, en tanto que Alma Personalidad, ese tal mañana no existe. El Presente continuo es una prerrogativa reservada a los Espíritus y a sus almas inmortales; pero las almas mortales, la parte de éste Universo, si su información y conciencia no son rescatados, se perderán en esos archivos de la Memoria de Dios.


Si quieres, después de morir, seguir viviendo de forma consciente y con tus recuerdos intactos, debes de comenzar, conscientemente, tu proceso iniciático de la Cristificación. Si no lo haces, ya sea por ignorancia o desidia terminarás en el basurero del Mundo de las Ideas, esperando a que alguien, alguna Alma Salvada, en algún instante de su Eternidad, desee consultar alguna información que le pudiera resultar de utilidad. Salvo en esos momentos, tu existencia será de una eterna inconsciencia.


***


“Al acabar la homilía, el Conferenciante regresa a su sitio”


“Encended la música unos instantes”

“Apagar la música”


“Prosigue el Ministro Oficiante hasta el final del Culto”


—Oremos, durante unos minutos, respetuosamente, en silencio y los ojos cerrados con Jesucristo, nuestro Maestro y Señor, con el fin de prepararnos para la Sagrada Comunión.



“Tiempo de Oración”


“Encender la música”

“Apagar la música”


“El Ministro Oficiante lee atentamente lo que sigue a continuación” 


Sagrada Eucaristía:


—Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí


… 


(tomad el trocito de pan que tenéis sobre la bandeja y comerlo siendo plenamente conscientes de que se trata, literalmente, del Cuerpo de Cristo)


... 


—De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí.


… 


(tomad el chupito de vino tinto que tenéis sobre la bandeja y bebedlo siendo plenamente conscientes de que se trata de la verdadera sangre de Cristo). 



—Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él venga. De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor.”

(1a de Corintios 11 23 a 26)


—Ahora observemos unos minutos de silencio y realicemos otra Oración de agradecimiento.



“Tiempo de Oración”


“Encender la música unos instantes”


“Apagar la música”


Finaliza el Oficiante con las siguientes palabras:


—La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.


—La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.


(Filipenses 4 23)


“Encender la música hasta abandonar todos los Estancia”



Fin



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