26 mayo, 2025

Estate tranquilo, no te engañan a propósito

 “Estate tranquilo, no te engañan a propósito”


-Simplemente, por ignorancia, te cuentan mal la Historia Sagrada-

Los libros sagrados, su impresión, son tan símbolos como pudieran serlo los dibujos gráficos; es decir, no están pensados para que los lectores se tomen, sus historias, como hechos realmente acaecidos.


No obstante, a pesar de la facilidad presente para estudiar, todavía hay quienes creen, a pies juntillas, la Historia Sagrada contenida en la Biblia y otros libros. No, los libros sagrados intentan hablar al Corazón y no a la Mente.


¿Cómo puedes creer la Historia de Adán y Eva?; ¿La tentación de la serpiente?; ¿El asesinato de Abel por Caín? O ¿que “Lucifer” pueda ser tanto el nombre de Satán como del de Cristo en su Segunda venida? De hecho, en ningún lugar de la Biblia se dice que Lucifer sea el nombre o apodo de Satanás. Lucifer, para que nos entendamos, es “Lucero del Alba”, nada menos que el Planeta Venus. Ya, ya sabemos que, desde chico, has oído que Lucifer es Satanás y, claro, tanta gente no puede estar equivocada, piensas; pero lo cierto es que sólo se trata de un bulo, hoy se diría Fake, desde que a alguien, hace mucho tiempo, se le pasará por la cabeza que Lucifer es un nombre muy apropiado para un Ángel Caído; pero mira tú por donde que hasta los ángeles son entidades simbólicas que se utilizan para contar una Historia dirigida al Alma.


Los seres humanos somos, ciertamente muy pardillos, tanto, que nos creemos cualquier cosa que nos cuenten. Que nos dicen que hay elefantes voladores, pues claro ¿Quién lo pondría en duda?; que hay cucarachas tan grandes como gatos “Todo el Mundo debería de conocer que es una certeza”. Así, ponemos en duda que los orcos, magos y elfos hayan, alguna vez, hollado el suelo de la Tierra y, sin embargo, mantenemos una Fe ciega en que una vez hubo gigantes de cuatro metros fruto de la relación entre ángeles que nadie sabe que puedan existir y nuestras pobres y libidinosas mujeres, siempre en busca de transgredir leyes, normas y mandatos divinos.  


Querido Amigo, va siendo hora de desaprender y de olvidar todos los cuentos chinos que te han contado desde chiquito. Quizá, alguna vez, tu abuelo que estuvo en la guerra te contó que un soldado de regreso del polvorín, cayó un obús tan cerca que lo decapitó; pero mira tú que, como pollo sin cabeza, tan rápido corría que terminó llegando a la trinchera con la munición intacta; eso sí, el pobre y disciplinado soldado descabezado.


Es necesario que aprendamos a usar la cabeza para pensar y dejar al corazón para emocionarnos, porque si pensamos con el corazón y sentimos con la cabeza, mal vamos.


Ahora mismo, sobre todo por los políticos, se utiliza una forma de comunicarse, con palabras ordinarias, denominada como metalenguaje. El metalenguaje puede parecer decir alguna cosa o no decir nada; pero si se lee, entre líneas, se puede encontrar el verdadero sentido de sus oraciones y frases. Pues mirad, la lectura de los libros sagrados no es muy diferente al intento de entender lo que los políticos cuentan sin contar, con la diferencia de que el Mensaje no está construido para que lo interprete nuestra razón sino nuestra Alma.


Así, no existe un Dios barbudo tal y como los artistas de todos los siglos lo han pintado. Los ángeles tampoco son lo que creemos que son ni, por supuesto, tienen alas ni vuelan como las águilas. Bueno, con aceptar que no existen, como seres semejante a nosotros, ya sería suficiente y no entraríamos en la redundancia; es decir no vuelan; pero no porque no tengan alas, que tampoco, sino porque simplemente no existen, sin más.


Así podríamos ir pasando páginas de la Biblia o de cualquier otro Libro Sagrado y desmintiendo todo aquello que allí se cuente; eso sí, si lo que intentamos desmontar es, meramente, su historicidad porque, seguro, seguro, que mantiene un significado oculto y que deberíamos de desentrañar mediante nuestro Corazón.


Y eso es lo que tratamos de decir; pero, existe gente tan mendruga, que saltan, gritan Eureka y nos dicen ¡Lo descubrí! “Es una Historia de Extraterrestres”; que no, que no nos referimos a una interpretación literal, ya sea velada o no. Lo que tratamos de decir es que los libros sagrados nos hablan directo al Corazón y es Él, mediante las emociones, quien debe de interpretar dicho metalenguaje y el Tema de supuestos extraterrestres, nuestro Corazón, te lo aseguro, no lo entenderá. De nuevo se trata de una reinterpretación de nuestro cerebro intentando darle una explicación lógica a algo que no posee alguna explicación racional, porque lo que lees, en ningún momento fue planificado para que tu mente le diera algún significado, sino para que tu Corazón se estremeciera de emoción. 


Así, si ahora nosotros nos dedicamos a reinterpretar lo que significa el relato de Adán y Eva o de Caín y Abel o explicarte por qué Lucifer no puede ser, al mismo tiempo, Cristo y Satanás, te estaríamos haciendo un flaco favor; y ello, porque te estaríamos impidiendo el privilegio de tu propia interpretación. Si nosotros te lo interpretamos y lo aceptas, tal cual, de seguro lo entenderás mal porque las palabras Sagradas dicen cosas diferentes, dependiendo de quienes las lean. 


Nosotros, desde aquí, respetamos, absolutamente, todas las interpretaciones de la Palabra Sagrada, como no podía ser de otro modo, conociendo de nuestro Libre Albedrío; pero desde luego, para nosotros, lo que vale es nuestra propia interpretación, como para vosotros la que debería de servir, siempre, es la vuestra. Si para vosotros todo ello tiene que ver con los extraterrestres, nos quitamos el sombrero y no hay nada más que hablar. Al final será el tiempo el que quite o dé razones.


Es curioso porque no sé si os habréis dado cuenta, los que interpretan la Biblia suelen ser gente bastante erudita y racional, que le dan muchas vueltas a sus cabezas para devolvernos historias bastante ilógicas e irracionales. Una simple paradoja, cuando deberían de ser los místicos, mediante su poesía, quienes nos ofrecieran sus consejos para, nosotros, interpretar las escrituras por nosotros mismos.


¿Os imagináis, en el futuro, alguien intentando interpretar, de forma racional, un libro de poemas? Pues eso, y ya.


Los libros sagrados fueron redactados por poetas místicos, aunque los escribas que imprimieran la traducción no hayan sido otra cosa que eruditos. No nos tenemos que poner en el lugar del Escriba sino del Místico que ideara el Mensaje que quería transmitir a nuestra Alma.


Así donde diga que hay un carro de fuego, no lo toméis de forma literal; pero tampoco como una máquina del Tiempo o una nave extraterrestre. Por un instante, leed sin que la información pase por la cabeza y dejad que vuestro corazón os muestre su verdadera interpretación.


Frater Aralba R+C

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