“El Misterio de la Rosacruz”
-El puzle de una Historia sin completar-
La Historiadora Británica Frances Amelia Yates “El Iluminismo Rosacruz” dejó dicho que la mayor parte de la Historia, acerca de los Rosacruces, está por descubrir entre legajos y manuscritos perdidos de bibliotecas públicas y baules privados en lo más profundo de Alemania.
Lo cierto es que, acerca de los Rosacruces, se ha publicado de todo y cuando decimos de todo, es de todo, hasta tal punto que el Mito se ha convertido en mayoritario, opacando la seria investigación de los pocos eruditos que se atreven a navegar entre tan procelosas y peligrosas aguas.
Desde luego, si se pretende investigar el Misterio de la Rosacruz, lo mejor sería hacerlo in situ; es decir, en Alemania donde se produjo la vorágine Rosacruz que conmoviera al Mundo por siglos. Así, desde España y gracias a los textos, casi todos divulgativos, traducidos del inglés, o interesados de las diferentes “Sectas”, tenemos acceso a una minúscula información aprovechable, mientras que, la tenebrosa y alargada sombra del mito se prolonga hasta opacar la verdadera Historia, por descubrir, de los Rosacruces.
Por otro lado tenemos una gran cantidad de textos británicos de poca o ninguna confiabilidad; en tanto que, conociendo el carácter anglosajón, no tenemos nada en contra de los individuos anglófilos, tendente a acaparar el protagonismo e intentar llevar las brasas a su fuego, no podemos estar seguros de donde acaba la realidad y donde comienza la fantasía. La propia Frances Amelia Yates, haciendo honor a lo expuesto, llega a postular la probabilidad de que el Movimiento Rosacruz Alemán, podría haber surgido gracias a la influencia del Mago Isabelino, Jhon Dee, quien habría estado por tierras alemanas, años antes, cumpliendo servicios diplomáticos de la Realeza.
Pero que no se pierda la esperanza. Hoy tenemos en tierras alemanas, en el Lugar correcto, a un Grupo de investigadores sinceros, con ganas de descubrir la Verdad, liderados por el Neozelandés “Samuel Robinsón”, intentando descubrir el hilo de Ariadna que une a los primitivos rosacruces del Siglo XVII, Valentín Andreae, Tobías Hesse y Christopher Besold, con esos masones alemanes, Siglo XVIII, de la “Rosacruz de Oro del Antiguo Sistema” que se atrevieron a recrear, con ayuda de legajos rosacruces coleccionados en sus “Símbolos Secretos de los Rosacruces de los Siglos XVI y XVII”, y de éstos, con los rosicrucianos alemanes del Siglo XIX, como Mailander, Kerning, Hartman Reuss y Steiner.
Lo cierto es que se conoce que ciertos personajes de cierto renombre, como Michael Maier, René Descartes y Robert Fludd, seguidores incondicionales de los ideales rosacruces, buscaron la Fraternidad, según sus palabras, de manera infructuosa; aún así, el médico Inglés Fludd, amigo íntimo del alemán, también médico. Maier, llevó las ideas rosacruces hasta Inglaterra, donde terminarían influyendo, tanto en la constitución de la “Royal Society” como de la Augusta e influyente “Franc Masonería”, gracias a la labor del anticuario Elías Ashmole, quien copiara, de su puño y letra los manifiestos rosacruces.
De lo poco que, de momento, podemos saber acerca de los Rosacruces, existen ciertas certezas irrefutables que habría que comentar adecuadamente para que no se pierda la perspectiva de la Realidad:
1.- La Rosacruz Es un Fenómeno nacido en el Seno de la Reforma Protestante, concretamente, dentro del Luteranismo, no cómo un Movimiento sectario religioso; sino como una Sociedad Cristiana más, un Grupo Fraternal de sinceros investigadores conformado por teólogos, editores, pedagogos y filántropos, cuyo fin no era otro que profundizar en la Reforma y formar un lazo de unión con la primitiva Iglesia Cristiana, antes de que fuera corrompida por la Curia Eclesiástica y el Papa de Roma.
2.- Que el Rosacrucismo estuvo influenciado por el movimiento de los Alumbrados españoles y que, los rosacruces, influyeron en cierta deriva mística del Luteranismo que acabará desembocando en el Pietismo Luterano Alemán. Movimientos, todos ellos que daban prevalencia a la Imitación de Cristo de Thomás de Kemphis, más que en la obediencia de los dogmas establecidos por la Iglesia.
3.- Que John Amos Comenius, el Pansófico Creador de la Didáctica Pedagógica Moderna, gracias a la relación epistolar existente, entre Él y Johannes Valentinus Andreae, se conoce que es el heredero más plausible del Movimiento Rosacruz. Un Ideal que, sin nombrarlo abiertamente, Comenius plasmó en todo su Trabajo y que se refleja en el trabajo diario de escuelas, colegios y universidades.
4.- Que durante la vorágine Rosacruz, previa y contemporánea a la guerra de los 30 años, entre católicos y protestantes, se produjo una ingente cantidad de legajos manuscritos e impresos, relacionados con la Rosacruz, aunque no es posible afirmar que toda esa producción saliera de la propia Fraternidad de los Rosacruces. Más bien, fueron elaborados por admiradores y detractores. Dado que nos encontramos en el Periodo Histórico, de la “Emblemática Hermética” muchos de esos trabajos, bellamente ilustrados, fueron recopilados en el siguientes siglo, constituyendo el famoso “Cuarto manifiesto” ya mencionado de “Los Símbolos Secretos Rosacruces de los Siglos XVI y XVII”
Nuestro humilde sentir, con permiso de nuestros versados lectores, es que la Rosacruz se sirvió tanto de la emblemática como de las artes herméticas que ésta tan bien representaba, como un simple medio para mostrar el fruto de sus investigaciones que, por heréticas de cara a las iglesias oficiales, debían de ser encriptadas con el fin de no ser censuradas y perseguidas.
Por lo tanto, independientemente del fruto de las nuevas investigaciones que se produzcan, gracias a Samuel Robinsón y su magnífico Equipo, nos atrevemos a afirmar que la Rosacruz es un Movimiento Místico Cristiano, que debemos catalogar dentro de la Reforma Protestante, cuyo fin principal era investigar los orígenes del Cristianismo Primitivo, en donde prevalecía la pobreza, la humildad y la empatía por la Humanidad, sobre las rebuscadas y elaboradas liturgias mediante complicados cuerpos doctrinales y dogmas difíciles de poder explicar.
Se conoce que en éste proceso, abortado por las cruentas y fratricidas guerras, hubo un intento de acercamiento entre el Movimiento Protestante y la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, con el fin de confrontar a la Iglesia decadente de Roma; pero nos consta que ese entendimiento entre los reformistas protestantes y la Iglesia Oriental Bizantina, no dió fruto visible alguno; al menos de forma tangible y con contundencia histórica; pero es posible que la Rosacruz sea un vestigio de cierto entendimiento, en ciernes, que mantiene un rescoldo encendido y difícil de apagar.
Hasta tal punto, esto puede ser cierto que las Iglesias gnósticas rosicrucianas mantienen un cierto vínculo tradicional con la Iglesia Ortodoxa Oriental. De hecho, rosacrucianos tan conocidos como Max Heindel, en sus escritos hace contínua mención a la Iglesia Ortodoxa como la más fiel a la primitiva Iglesia Cristiana constituida por los denominados como “Padres de la Iglesia”
Frater Aralba R+C
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