“Iniciación testimonial Vs Iniciación verdadera”
-O de cómo expresiones idénticas significan algo completamente diferente-
Los grupos fraternales, tales que la masonería, así como sus sucedáneos, algunas organizaciones rosicrucianas, entre ellos, han acostumbrado a la Sociedad a definir, erróneamente, la Iniciación como un acto dramatizado y de carácter público, que se realiza, supuestamente, como un ritual de paso de un grado determinado al siguiente de naturaleza superior.
En la Rosacruz la Iniciación es algo muy diferente y se trata de algo íntimo y particular que sucede en silencio y en la más estricta soledad; de hecho, no pueden existir dos hechos más diferenciados, entre sí, que una Iniciación Testimonial, cuyo objetivo es mostrar en público que un determinado individuo a alcanzado, por su “trabajo y méritos” un determinado status social dentro del Grupo, que una Iniciación verdaderamente Rosacruz; en donde sí, efectivamente, se produce un cambio hacia un nivel superior; pero de carácter espiritual.
Así, los rituales iniciáticos en soledad que algunas organizaciones imparten carecen de todo significado, al perder su carácter de público y testimonial, siendo un error considerar que esos rituales pueden proporcionar una verdadera Iniciación espiritual. Por otro lado, del mismo modo, los rituales que se producen entre un gurú y su discípulo, en la soledad de una capilla, con el fin de transmitir el sacerdocio de Aarón, carece de todo sentido al haber perdido su carácter testimonial si no existen testigos; en tanto que, por otro lado, el verdadero Sacerdocio de Melquisedec se recibe directamente de Dios; en tanto que Cristo, el único y verdadero Maestro, también Sacerdote y mediador entre Dios y el Hombre vive en nuestro interior.
Por lo tanto, no puede existir transmisión física alguna entre un maestro externo, Gurú, y su discípulo; dado que no existen los maestros espirituales externos; en tanto que el único y verdadero Maestro mora en nuestro más profundo interior y la comunión que debe de producirse entre el Maestro (el Cristo) y su Discípulo (la Personalidad) solo puede darse en un Estado de profunda e íntima meditación; es decir, repetimos, en silencio y soledad.
Lo que las organizaciones ritualísticas denominan como Iniciación solo es una teatralización testimonial de carácter público que se hace para dar a conocer una determinada filiación y un aumento de nivel social dentro de la Organización.
Nadie está diciendo, Dios nos libre, que no tengan utilidad los rituales testimoniales y que, generalmente, son de una gran belleza y se encuentran llenos de una profunda carga emocional. Lo que tratamos de decir es que es un error denominar a tales actos testimoniales como iniciaciones; pero, dado que la Palabra ya se encuentra profundamente asentada en inconsciente colectivo; es importante que los alumnos de nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz” sepan diferenciar entre Iniciación e iniciación; es decir, entre Iniciación Espiritual e Iniciación Testimonial, entre Iniciación, a secas, e Iniciación Ritual.
Esto viene a cuento porque todavía hay quienes nos solicitan que los iniciemos presencialmente; pero nosotros, de momento, no podemos hacer tal cosa, dado que no poseemos una capilla o Templo donde realizar tales rituales de Paso, ni miembros o feligreses que pudieran contemplar tal dramatización; es decir, servir de testigos. No estamos diciendo que no se deban de hacer tales rituales, sino que nosotros, de momento, no los podemos hacer y, como hemos dicho, una dramatización entre un Tutor y su Alumno carece, completamente, de sentido.
La verdadera Iniciación es algo íntimo entre el Yo Superior y el yo Inferior o, de otro modo, entre Cristo y la Personalidad. Ésta se produce mediante una profunda meditación o, de forma onírica, cuando nos encontramos dormidos y no cuando nosotros busquemos tal Cosa; es decir, la Iniciación, sino cuando la Personalidad, el Discípulo, se encuentre preparado para recibirla. “Sólo cuando el Discípulo se encuentra preparado es que el Maestro aparece”, sólo cuando la Personalidad está madura es que aparece Cristo como Sacerdote Supremo, mediador entre ella y Dios, así como único y posible Maestro transmisor de la Verdad gnóstica.
Mostrar ese evento íntimo mediante algún tipo de dramatización ritualística, solo puede servir como Testimonio de alguien previamente Iniciado en la más estricta soledad. La lástima es que éste hecho raramente se dá y la experiencia lo atestigua; es decir, que la iniciación ritualística y testimonial va por un lado y la verdadera Iniciación espiritual por otro. Así tenemos que, una gran parte de iniciados ritualísticamente en los más altos grados, en realidad, no están iniciados en el Grado más básico y, por regla general, los verdaderos iniciados no ostentan, grados ritualisticos o testimoniales.
Antes de solicitar, de nosotros, una Iniciación; por favor, pregúntense con qué motivo lo hacen; ¿Qué es lo que realmente desean y están pidiendo? Quizá, solo quizá, su solicitud sea equivocada o, al menos, dirigida a la persona errón
ea.
Frater Aralba R+C
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