“Revienta cabezas”
-El terrible peligro de los procesos iniciáticos rápidos-
“Sin pausa; pero sin prisa” dice el dicho, siendo la premisa principal de toda Iniciación, donde la Constancia y la Paciencia son las herramientas fundamentales; pero existen algunos métodos precipitados que pretendiendo “arrebatar el Cielo por asalto”, dan zancadas peligrosas y que, en cualquiera de ellas, se podría perder el equilibrio para caer en el abismo insondable de los bajos deseos y donde la cordura y la Locura se confunden.
En 1842, Sir Edward Bulwer Lytton (1803-1873), político y escritor británico, masón y perteneciente a la “Societas Rosicruciana in Anglia”, escribió su Novela iniciática “Zanoni”, una Obra peculiar que se ofrecía como una Historia real, en la que dos magos rosacruces, de edad inconmensurable, Zanoni y su Maestro Mejnour procedentes de la antigua Caldea, recaen en Francia, haciéndose cargo de la Iniciación, Zanoni de Viola y Mejnour de Glyndon. El carácter de Zanoni es bondadoso y místico; pero Mejnour es un Mago frío e implacable que no perdona ni la debilidad ni la falta de disciplina.
Así, un día, estando Glyndon en la víspera de ser iniciado en los secretos rosacruces, Mejnour le deja su última prueba: No entrar en la habitación de la Casa donde existe un espejo mágico, bajo la pena de perder la posibilidad de ser iniciado al día siguiente; además de sufrir el terrible castigo de llevar siempre consigo, como una sombra, a la demoníaca Entidad del Guardián del Umbral.
Como cabe suponer el lector, Glyndon es vencido por su curiosidad, penetra en la habitación, se mira en el espejo y ante él aparece una grotesca y terrible presencia, cargada con todas las pesadillas posibles, y cargado de pánico y terror, Glyndon huye como alma que lleva el Diablo, perdiendo así toda posibilidad de ser Iniciado y llevando consigo, a modo de estela, el Fantasma del Guardián del Umbral, que lo aterroriza y tortura, psicológicamente, hasta llevarlo ante los mismos límites de la locura.
Sólo, cerca del final de la Novela, el propio Zanoni, por compasión, libera a Glyndon de la compañía permanente de tan terrible monstruo.
En el Rosacrucismo, como ya hemos comentado, existen diversas vías de iniciación, siendo la mística la más adecuada, aunque también la más lenta y que más paciencia requiere. La Vía Mística, propia de Zanoni, es un Camino interior de meditación, oración y devoción, en donde no hay lugar más que para la bondad, la empatía y el buen actuar; mientras que la Vía Mágica, propia de Mejnour, es un Camino rápido, frío, ritualístico y peligroso, en tanto que hace caminar al postulante con un pié en cada una de las orillas del Camino y donde se requiere mantener, disciplinadamente, la más perfecta cordura; pero todas las personas no poseen la fuerza de carácter necesaria para no caer en la tentación de saltarse alguno de los necesarios pasos y ahí es donde se encuentra el error y donde casi todos los practicantes del Camino de la Magia caen; en tanto que la arrogancia o prepotencia es el peor lastre que puede llevar consigo el postulante; pero, por regla general, la humildad necesaria para pasar las pruebas suelen tenerla aquellos que prefieren la Vía del Misticismo, la Vía central del Corazón.
El postulante a Mago, por la Vía de la Severidad, lleva consigo la carga de su orgullo y soberbia, cargas demasiado pesadas que deberá de abandonar durante su corto; pero duro camino y si ese lastre no es soltado, existen muchas posibilidades de caer en alguna de las pruebas que nos ponga el Maestro. Lamentablemente, no son pruebas que si se fallan, puedan repetirse y eso fue lo que le sucedió a Glyndon, que desobedeció una Orden Categórica de su Maestro Mejnour (No salgas en toda la noche de la Casa; pero en ningún instante penetres en esta habitación y, mucho menos, se te ocurra mirar el espejo de la pared)
Glyndon ya llevaba un buen bagaje de pruebas aprobadas, por lo que, en cierto modo, pensaba que se encontraba preparado para enfrentar cualquier cosa, incluso desobedecer la tajante orden de su Maestro. Quizá, llegó a pensar, que Mejnour lo que quería con esa última prueba es probar su iniciativa y cuando volviera, le diría a Glyndon que por obediente había suspendido su Prueba; ésta última prueba, pensaba, no podía ser mucho peor que las anteriores y por ingenuidad y arrogancia cayó en la Trampa que le había preparado el Maestro Mejnour.
Sí, claro que existe la vía rápida para iniciarse, mediante la Magia, en la Rosacruz; pero ese Camino es, de los tres, el Eclesiástico o Religioso, el Místico o Hermético y el Mágico, el menos recomendable por ser el más peligroso, a pesar de que sea el Camino más corto. El Camino mágico de la Rosacruz es un Camino cargado de piedras afiladas, pantanos con arenas movedizas y mil peligros que acechan sin compasión.
El Camino de los rituales de Magia teúrgica, aún pareciendo, a la vista corto, puede tendernos una trampa y de la que no podamos salir, retroceder o avanzar y que es lo que en la Novela Rosacruz de Zanoni le sucede al postulante Glyndon, perdiendo así cualquier posibilidad de, más adelante, postularse para la Iniciación Mística de la Rosacruz, al menos en la presente Vida.
Esos Caminos de la Magia no son para los débiles de carácter; pero tampoco, paradójicamente, para los arrogantes y que se consideran capaces de enfrentarse a todo. Es el Camino que, o se supera o nos conduce al Mundo de la Locura. ¿Entiendes ahora, querido Amigo, por qué nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz” no contempla dicha Vía?, no es que no exista, es que es tan peligrosa que no tenemos corazón para hacer que os enfrentéis con los terrores terribles de vuestros pecados pasados, porque eso es el Guardián del Umbral, la representación simbólica de la suma de todas nuestras bajas pasiones. Algo que de enfrentarlo, sin encontrarnos preparados, supone la total ruptura de nuestra Mente y dejar entrar a la Locura en nuestras vidas.
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer
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