22 octubre, 2024

Cabalgando a lomos de la Felicidad

 “Cabalgando a lomos de la Felicidad”


-Entre la fantasía, lo utópico y la entelequia-

Estar feliz podría ser sinónimo de estar alegre, si no fuese porque la Felicidad se ha convertido, de mano de algunos autores, en el supremo objetivo de la Vida; pero la existencia en éste Mundo, dista mucho de ser un parque temático o de divertidas atracciones, y no es que seamos pesimista; pero sí realista.


Algunos dicen que la Felicidad es un Estado del Alma; pero de los tontos digo yo. Algunos de nuestros lectores parece que han nacido con la Palabra felicidad en la boca, asemejándose a esos autores de “Desarrollo Personal” cuyo objetivo es hacerse millonarios, conseguir la mujer de sus sueños, tener unos cuantos hijos, un bull dog y un chalet en el campo o un bungalow a pie de playa. 


En varias ocasiones, mi padre y conocidos nos decían que teníamos la cara de alguien que quiere ser hinchado a palos; es decir, cara triste y nostálgica, lo contrario a lo que podría considerarse como un rostro henchido de felicidad.


Con ello, en modo alguno queremos decir que las personas de naturaleza alegre; es decir, que parecen felices tengan que ir por la Vida con la cara gris y mohína, sino que cada cual debe de ir por la Vida, de forma natural sin intentar aparentar lo que no es ni siente. El alegre, pues alegre y el nostálgico, pues eso.


Pareciera que, dentro del Mundo del esoterismo, debido a una mala interpretación del Movimiento de la Nueva Era, las personas debamos, por obligación, ir aparentando ser felices y sembrando positividad a nuestro paso, dejando la sombra enterrada en lo más profundo de nuestro Ser, car comiéndonos, ésta, desde dentro, como un corrosivo cáncer.


Si eres de naturaleza alegre muéstrate como eres; pero si eres de naturaleza melancólica, por favor, no intentes aparentar lo que no eres con el fin de caer bien a los demás y cumplir con un canon establecido completamente artificial; porque, de veras, no por parecer más alegre vas a ser feliz. Por mucho que te auto sugestiones, o lo intentes, de que eres una Persona Feliz, no lo conseguirás aunque así lo parezcas a los demás.


Tampoco se trata de que te conviertas en un vampiro emocional arrastrando tus penas por todos lados. Eso, no solo hay que evitarlo sino rectificarlo, corregirlo, porque no solo es nocivo para los demás sino para la propia Alma; pero es importante que no enterremos nuestra natural añoranza por aparentar una felicidad que, como poco, es una utopía el conseguirla en éste Mundo Peisión, salvo que seas un pobre idiota o un Clon sin Alma Inmortal.


Fijaos si es problemático eso de ir por la Vida pareciendo ser feliz sin serlo e intentando sembrar positividad a tu paso, que las personas así, llevando su frustración en secreto por aparentar exteriormente lo que no pueden sentir en su interior, también son los individuos que con más frecuencia suelen quitarse la Vida. No quisiéramos poner algún ejemplo; pero cualquiera de vosotros conoce que la Vida de algunos cómicos, a pesar de la aparente alegría que rezuman por fuera, por dentro sus vidas cargan con la pesada losa de una tristeza terrible y que termina llevándolos a situaciones límite e irreversibles.


Éste texto no es una apología de la melancolía, la añoranza y la nostalgia, sino un himno a nuestro comportamiento natural, el que Dios nos ha concedido y que no nos avergoncemos de ello; porque la nostalgia, la añoranza y la melancolía denotan que, en lo interior de nosotros, poseemos un recuerdo inconsciente de nuestro antaño hogar celeste; un recuerdo subliminal de una Edad de Oro pasada en otra Vida y en otro Mundo lejano.


Así, quien tenga la Virtud o la Gracia Divina de ser feliz, que muestre su felicidad para bien de todos los que lo rodean, porque eso será parte de su misión en éste Mundo, y quien tenga la Virtud o Gracia de mostrar su Nostalgia que lo haga, porque su rostro mostrará, a los demás, las profundidades insondables de su Alma; es decir, ambos estarán cumpliendo con los designios de su Destino y dando testimonio del Amor de Dios en sus dos versiones, la alegría y la nostalgia; pero que nadie nos diga que, en éste Mundo infernal, se puede conseguir la Felicidad plena, porque eso no es cierto, en tanto que la felicidad o alegría son pasajeras y suelen aflorar después de una tormenta o, por el contrario, barruntar su llegada. Ya conocéis el dicho: “Después de la Tormenta viene la Calma” o al contrario “Tanta Calma no presagia nada bueno”; al fin y al cabo, a éste Mundo venimos a prepararnos para morir, si con una sonrisa en los labios o con una mirada de triste nostalgia Dios dirá. Lo importante es que cada uno nos mostremos como somos, tal cual, y no nos dejemos llevar por esos cantos de sirenas que nos cuentan que, a toda costa, debemos de ser felices porque a ésta vida hemos venido a disfrutar, cuando ello, lamentablemente, no es cierto. Tampoco lo es que estemos aquí, inexorablemente, para hacer felices a los demás. Habrá gente que haya venido a éste Mundo con esa Misión; pero no significa que tú seas una de esas personas; quizá tú misión sea otra distinta.


Recuerda que la Vida ni es una noria ni el tren del horror, sino un lugar de aprendizaje para ser mejores personas y donde recomponernos, en la Unidad Existencial que somos con el Universo, de una catástrofe sucedida en el principio del Tiempo. Aparentar ser feliz o nostalgia es, si no lo sentimos, pura hipocresía. Que no te coman el coco y sé tú mismo, con tus luces y tus sombras.


Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael y Amorifer  


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