14 septiembre, 2024

Peregrino en Tierra extraña

 “Peregrinos en Tierra Extraña”


-Nuestra Labor no consiste en construir y mantener éste Mundo, sino en regresar a nuestro Hogar Celeste-

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.”

(Mateo 6:19)


“Amados, os ruego como extranjeros y peregrinos que sois (en tanto que hijos de Dios), que os abstengáis de los deseos del mundo que batallan contra el alma”

(1a de Pedro 2:11)


“Yo (Jesús) les he dado (a los hijos de Dios) tu palabra (la del Padre); y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”

(Juan 17:14)


Un extranjero que anda de paso en una Tierra extraña, si puede hacer el bien lo hará; pero no se involucrará en los asuntos del País que visita; pero algunos cristianos pareciera que no han entendido nada y se dedican a construir en éste Mundo como si fuese el suyo y fuesen a vivir aquí para siempre.


Construir templos para que se manifieste Dios en la Tierra, son cosas que pertenecen al pasado y no precisamente de los cristianos, hermanos de Jesús y, por lo tanto, hijos de Dios. Éste Mundo, por herencia, le pertenece al Pueblo elegido por Jehová el Arconte conocido como Autades; pero no a los hijos del Dios Padre, hermanos en Cristo.


Así, no es de recibo, de parte de un verdadero Cristiano, el convertirse en un activista, incluso violento, por la preservación de éste Mundo, teniendo en cuenta que es un Lugar temporal y de tránsito. Dejemos que sean los hijos del Mundo quienes construyan sus templos en la Tierra, que no son otra cosa que sepulcros blanqueados en cuyo interior se crean, a modo de arcontes, los egregores.


Nuestra misión consiste en despertar a nuestra verdadera situación de meros peregrinos en Tierra extranjera y reconstruir nuestro Cuerpo Celeste, mediante el Proceso Crístico de la Transfiguración, Cuerpo que se perdiera en la noche de los Tiempos, cuando el Demiurgo se sacrificó por su Creación, del mismo modo que Jesús después, pleno de Cristo, se sacrificó por nosotros, sus hermanos en Cristo e hijos de Dios. 


Si utilizamos nuestro preciado tiempo en inmiscuirnos en la mejora y conservación del Mundo, estaremos perdiéndolo para lo importante, que es retornar a nuestro Hogar Celeste, en el Pleroma de Dios.


No se trata de no ser empáticos con el sufrimiento del Mundo, en ese sentido todos estamos obligados a hacer el bien a nuestro paso, sino de no crear apegos por lo efímero y temporal; centrándonos, por el contrario, en lo permanente y eterno, y que es nuestra Vida después de la Muerte.


¿De qué le sirve a Dios o a nosotros, construir suntuosos templos de piedra decorados con gran lujo?, ¿Entendéis lo que tratamos de decir?. Se nos mandó, cierto, que predicásemos la Verdad del Evangelio, allá por donde vayamos, en tanto que nómadas y peregrinos extranjeros; pero ¿Donde se ha visto que alguien que no se va a quedar, vaya construyendo templos permanentes de piedra a su paso?


Predicar la Palabra de Dios no es hacer proselitismo sino dar ejemplo de vida y hablar sólo a aquellos que nos lo exijan, sin acosar a aquellos dormidos que no estén interesados en la Palabra del Señor, porque el proselitismo es contraproducente, en tanto que produce rechazo. Un rechazo permanente que queda enquistado como una vacuna contra la Palabra de Dios.


Por lo tanto, en tanto que Templos que somos de Cristo, allá donde nos encontremos se encontrará nuestra Sagrada Capilla. Si en el Campo bien, si en un parque también, si en la calle ¿Por qué no?, y si en nuestro domicilio temporal, mejor, para resguardarnos de los elementos.


No es misión del Cristiano llevar rebaños numerosos a las puertas de Dios, sino a las ovejas extraviadas, de una en una, de a poco, sin prisas ni de forma precipitada.


Y todo eso debemos de hacerlo mientras nos encontramos de paso en ésta Tierra extraña; pero como un trabajo extra, en tanto que nuestra principal labor consiste en reconstruirnos a nosotros mismos, la elaboración de ese traje de Bodas que supone el convertirnos en ese Hombre Nuevo, restaurado y reconstruido a partir de una situación caída y degradada; en tanto que, de otro modo, no se nos permitirá salir del País en el que estemos de visita. 


La Restauración imprescindible, la Transfiguración en el Hombre Nuevo es el salvoconducto que nos permitirá elevar el vuelo y salir de éste mundo; en el que, necesariamente, habremos dejado la Semilla de la Luz y Verdad de Cristo el Señor y único posible Maestro.


Todo aquello que suponga boato y ostentación no es digno del proceder de un verdadero Cristiano, por lo tanto huid de la sombra de los templos de piedra ladrillo y barro, donde junto a las lujosas obras de arte, fabricadas por manos humanas, se esconden las sombras de los egregores producidos por la visita de muchas generaciones; y un Egregor no es otra cosa que la exudación del aura vital Humana; por lo tanto, no puede decirse que sea una Entidad Sagrada sino un mero fantasma que representa al conjunto de personas que por allí pasaron, con sus virtudes; pero también con sus vicios y defectos. Cuando se penetra en un Templo con dichas características, en lugar de hablar con Dios, lo hacemos con una Entidad ilusoria y sin Vida; en tanto que, el verdadero Dios, en la forma exaltada de Cristo, vive en nuestro interior y no puede ni debe de ser plasmada su imagen en un Egregor informe y sin Vida.


Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario