23 septiembre, 2024

El Gobierno del Mundo en la sombra no es Humano

 “El Gobierno, en la sombra, del Mundo no es Humano”


-Y no, no son habitantes de otros planetas-

Cuando se habla del Maligno, todo el Mundo da por entendido que se está hablando de Satanás, el Diablo, el Demonio o, más artificialmente, “Lucifer”; pero, en ningún lugar del Nuevo Testamento encontrarán tal cosa. Les invitamos a que realicen el experimento de buscarlo en Internet. La relación del Maligno, el Príncipe de éste Mundo y el Dios de éste siglo, con Satanás, es meramente interpretativa de los exégetas que estudian la Biblia. Nosotros ya somos mayorcitos, para que otros nos interpreten lo que nosotros vemos con nuestros ojos y estamos capacitados para leer y comprender.


“Ya no hablaré mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo; y no tiene nada en mí.”

(Juan 14:30)


Si sois un tanto perspicaces os habréis dado cuenta, durante vuestro estudio, de dos asuntos muy importantes: Primero que la Torá, el Antiguo Testamento, fue escrito en Hebreo; pero el Nuevo Testamento lo está en Arameo, un dialecto del Griego que se hablaba en la Época de los apóstoles y segundo, que en ningún lugar, en ninguno, del Nuevo Testamento se menciona el Nombre de Yahveh o Jehová. 


Los exégetas, intérpretes supuestamente autorizados de la Biblia, nos han hecho creer que el Príncipe de éste Mundo, el Dios de éste Siglo es un tal Satanás, mientras que Yahveh nos dicen que es el Dios Padre al que se refieren Jesús y sus apóstoles; pero, en ningún lugar del Nuevo Testamento, de forma explícita, se dice tal cosa.


“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

(Efesios 6:12)


Algunos intérpretes de la Gnosis entienden que ese Maligno, Dios estúpido o Príncipe de éste Mundo, no es otro que el Demiurgo; pero se trata de un error que no nos cansaremos de combatir con argumentos sólidos. El Arquitecto del Universo, el Demiurgo se encuentra, como nosotros, en el Séptimo Día de su descanso y viviendo somnoliento en el interior de su Creación; es decir, en nosotros en la forma de una Chispa de Espíritu crística. 


Ese supuesto Demiurgo Maligno, al que se relaciona con Satán, Saturno o Cronos, el Dios del Tiempo, no es otro que el Príncipe de los Arcontes, el Gran Presuntuoso de la Pistis Sophía Valentiniana, traducido en algunos lugares como Autades. Autades no es el Demiurgo, aunque pretendiera serlo; sino que es el mayor de los arcontes, que fuera encargado de dirigir al resto de las Fuerzas que rigen en la Naturaleza. Ese Arconte no es otro que Yahveh. 


“en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”

(2 de Corintios 4:4)


Así, el verdadero Satanás, el Maligno, el Príncipe del Mundo o Dios de éste Siglo, no es otro que el Dios de Israel y por lo que los verdaderos gnósticos no contemplan la Torah Hebrea, ni su Cábala o el Talmud como Palabra de Dios, sino como palabras del Príncipe de éste Mundo. 


Jesús, pleno de Cristo; es decir, con su chispa espiritual plenamente despierta nos trajo el Mandamiento Divino del Amor, del Entendimiento y de la Tolerancia; de la Empatía, o ponerse en los zapatos del otro, como diríamos hoy, mientras que el Dios de los judíos es una Entidad intolerante, celosa, rencorosa y con muy mala baba, al que le gustaba el terror y el olor a sangre y a entrañas quemadas. ¿Cómo podría ser Yahveh el Dios de Amor que predicaba qJesús? 


“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.”

(Juan 12:31)


En las propias palabras de Jesús, mediante la transcripción de Juan, queda bien claro que en un futuro más o menos cercano, el Príncipe de éste Mundo, su Gobernador, será destituido de su Cargo; es decir, de controlar y dirigir al resto de los arcontes y lanzado fuera de éste Mundo; en realidad, eliminado y desintegrado.


¿Por qué, de forma interesada, se ha venido interpretando que el cruel Dios del Antiguo Testamento es el Padre bondadoso que nos predicase Jesús de Nazaret?


Porque los padres de la Iglesia Oficial, instaurada por Constantino, necesitaban de las características bélicas de ese Dios, con el fin de que las polémicas decisiones del Emperador de Roma, en determinadas circunstancias, pudieran ser excusadas. 


Así, bajo el amparo de tal divinidad, tan poco Cristiana, es que se han consentido oficialmente, la tortura, el asesinato, la esclavitud, el acoso, el arresto de aquellos que no sean de la cuerda del Gobierno y la persecución de aquellos que pudieran poner en duda la autoridad Divina del Emperador o cuestionar sus acciones tan poco empáticas; es decir, cristianas.


Lamentablemente, hoy, todavía son muchos los que consideran, de forma equivocada, que la Rosacruz, siendo Cristiana, posee una herencia hebraica, lo cual es incierto y puede comprobarse, si se estudian pormenorizadamente sus manifiestos fundacionales. Muy al contrario de lo que la mayoría de los estudiantes rosacruces creen, nuestro mítico Christian Rosentkreutz jamás pisó Jerusalén, aunque en su propósito inicial estuviese viajar a Tierra Santa; pero la muerte de su Tutor lo impidió, teniendo que sumarse a una caravana de comerciantes que se dirigía a la Tierra de Damcar (Damasco)


Si nos seguimos aferrando a intentar conciliar los testamentos de la antigua y de la nueva dispensación, será como un hámster dando vueltas sin parar dentro de su molinillo y ni habremos aprendido algo nuevo ni conseguido nada.


Somos conscientes de lo herético de nuestro Relato y del peligro que supone para la supervivencia de la corriente oficial; pero la Verdad es tozuda y podemos afirmar, con rotundidad y categóricamente que Yahveh no fue el Creador del Mundo, ni, en modo alguno, el Padre Divino nuestro y de Jesús, sino un Gobernante encargado de dirigir el Mundo, mientras él verdadero Creador estuviese ausente en su séptimo día, el de descanso, un Día divino en el que aún permanecemos y permaneceremos, hasta que Cristo, en nosotros, despierte y tome el control nuestro y del Mundo como su verdadero Rey.


Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer 


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