17 julio, 2024

La Confesión

 “La Confesión”


-Sus diversas modalidades y la única forma efectiva”

“Y a ella le dijo: Tus pecados son perdonados”

Lucas 7:48


Después de un intento, exhaustivo, de investigar en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, no hemos encontrado el menor indicio del supuesto sacramento de la “Confesión”


En realidad la Confesión fue un invento de la Iglesia Católica, instituida por Inocencio III, en 1215, durante el Concilio de Letrán. Con lo cual podemos decir que es un invento, relativamente reciente, por parte de la Iglesia Católica con fines que, en principio, podrían escapar de nuestra comprensión; pero que tiene una base sólida si lo miramos desde un punto político de control y de espionaje individual de la población.


Podría decirse que lo que conocemos como Confesión fue instaurada para que la Iglesia pudiese sondear las inquietudes del Pueblo; pero también para prever posibles acontecimientos que pudieran desembocar en rebeldía y posibles cismas. 


Nos queda claro que el verdadero objetivo del, mal denominado, sacramento de la confesión es el control del Pensamiento de la Población Cristiana.


Dentro del ámbito de la Iglesia Católica, la Confesión se realizaba al sacerdote que, supuestamente, debía de mantener el Secreto de Confesión; y decimos supuestamente, porque el propio Sacerdote debía de confesarse ante otros sacerdotes o el propio obispo, guardando éste último, del mismo modo el Secreto de Confesión. 


Así tenemos que la confesión de los feligreses no era tan secreta; en tanto que el chisme podía; de hecho se sigue haciendo, transmitiendo por el “Secreto” de confesión hasta convertirse en algo no tan secreto, dentro de la Comunidad Eclesiástica. 


Así tenemos que el “Secreto” solía acabar en los oídos del Papá (Emperador, en todos los sentidos, de Roma), y utilizar dicha información para manipular y dirigir a sus peones, nobles, reyes y emperadores, en el sentido más conveniente para el verdadero Imperio, el de la Iglesia de Roma.


Tras los cismas de la Reforma Protestante, dentro de las iglesias reformadas, la confesión, en tanto que sacramento desaparece; pero lo curioso es que se institucionaliza como algo a realizar en público; es decir, los feligreses de las iglesias reformadas, mediante Testimonio de Fe, públicamente vienen realizando la confesión de pecados, durante sus oraciones a viva voz, sin la Vitola de Sacramento, de forma pública. 


Así es que, de algún modo, se sigue manteniendo, está vez dentro del Mundo Protestante, un control público acerca del Pensamiento, con lo cual los pastores pueden determinar cuál es su mejor camino para mantener el rebaño reunido y que las ovejas no se les descarrien.


En Organizaciones, pseudo religiosas y de carácter sectario, como la Cienciología, la Confesión, sin ser un sacramento, toma la forma de la “Auditación”. Durante la Auditación, un proceso realizado con un rudimentario detector de mentiras conocido como E-Meter, el Auditor va tomando nota por escrito, mediante audio o también video, de las confesiones del miembro auditado, conformando, el conjunto de las auditaciones realizadas, un enorme archivo de registro de auditaciones que son utilizados de múltiples formas; generalmente para atajar posibles disensiones mediante el chantaje y la extorsión a sus miembros; en tanto que la Persona auditada se abre ante su auditor pensando que es lo mejor para su salud mental, creyendo que su auditación es secreta y que no va a ser utilizada, en el futuro, en contra suya.


Como hemos visto, los diferentes métodos de confesión “religiosas” están dirigidas, con la excusa de descargar el Alma del peso del Pecado, al control exhaustivo de la Población en los diferentes ámbitos donde se da.


Con el Tiempo la Confesión se ha ido transformando, en el ámbito de la Psicología, mediante la psicoterapia y el psicoanálisis, en algo completamente laico y donde, del mismo modo, el Psicólogo debe de mantener, ya no el Secreto de Confesión; pero sí el Secreto Profesional entre Terapeuta y su Paciente. Un Secreto que, evidentemente, está supeditado a la calidad moral del psicólogo; pero también a las leyes, en tanto que un Psicólogo se encontraría en la obligación de denunciar a su cliente si considerase que existe motivos suficientes que pudieran poner en peligro la Vida de personas o la Seguridad del Estado y de la Nación.


Pero entonces, viendo cómo el Secreto no es tal secreto y que la Confesión está constituida como una forma de control individual de la Población; la pregunta es ¿Existe algún medio de confesar los pecados con el fin de reducir la carga del Alma sin que nadie tenga que conocer nuestros secretos?


La solución no es otra que la Confesión personal con nuestro Maestro Interior, Cristo, en silencio, calladamente y en la soledad de nuestra recámara, del campo o de cualquier Templo. Ya Jesús, nos ofrece la solución mediante la Oración del Padre Nuestro:


“Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas. A ellos les encanta que la gente los vea orar. Por eso oran de pie en las sinagogas y en los lugares por donde pasa mucha gente. Pueden estar seguros de que no tendrán otra recompensa.


Cuando alguno de ustedes ore, hágalo a solas. Vaya a su cuarto, cierre la puerta y hable allí en secreto con Dios, su Padre, pues él da lo que se le pide en secreto.


Cuando ustedes oren, no usen muchas palabras, como hacen los que no conocen verdaderamente a Dios. Ellos creen que, porque hablan mucho, Dios les va a hacer más caso. No los imiten, porque Dios, nuestro Padre, sabe lo que ustedes necesitan, aun antes de que se lo pidan.


Ustedes deben orar así:


“Padre nuestro

que estás en el cielo:


Que todos reconozcan

que tú eres el verdadero Dios.


Ven y sé nuestro único rey.


Que todos los que viven

en la tierra te obedezcan,

como te obedecen

los que están en el cielo.


Danos la comida que necesitamos hoy.


Perdona el mal que hacemos,

así como nosotros perdonamos

a los que nos hacen mal.


Y cuando vengan las pruebas,

no permitas que ellas nos aparten de ti,

y líbranos del poder del diablo.


Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes.”

(Mateo 6:5-15)


Con las palabras de Mateo, consideramos que ya sobran las demás explicaciones. La verdadera y única forma de confesión es mediante la Oración con Dios, Cristo nuestro Señor. No es necesario que desglosemos todo un abanico de pecados.


El Señor, como se dice, conoce nuestras almas y lo importante es el acto de acercarnos a Él, en el silencio de nuestra privacidad y sin elevar la voz solicitar su perdón y, al mismo tiempo, que nos convierta en mejores personas impidiendo que, en lo posible, volvamos a caer en la tentación de realizar el Mal.


El verdadero y único Ministro, Sacerdote y Terapeuta que nos puede ayudar de verdad no se encuentra al otro lado, fuera de nosotros. Una Persona, igual que nosotros, sujeta a las debilidades de la vida y, por lo tanto, a la Traición de romper el Secreto de Confesión o  entre Terapeuta y su Paciente.

 

Es Cristo, el Señor, nuestro Señor, el único que debe de confesar nuestros pecados y puede perdonarlos. No existe Hombre sobre la Tierra con la capacidad de librarnos de la carga de nuestra Conciencia.


Recuérdalo, solo Cristo el Señor es el Redentor y nuestro Salvador y al único que debemos de rendir cuentas a cada instante.


Aprende a orar y a confesarte en oración tal y como nos mostró Jesús y hazlo con la mayor frecuencia posible hasta que tu vida se convierta en un permanente diálogo con Dios, tanto durante el Sueño como durante la Vigilia.


Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer




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