“Magos y magos negros”
-De la relación entre el Maestro y su Discípulo-
No, no vamos a tratar acerca de juegos de magia ceremonial, mentalismo y otros malabares ilusionistas. Nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz”, al menos por ahora, no se ocupa de tales cosas, en tanto que el gigantesco Templo de Internet está plagado de tales cosas para aquellos interesados en tales juegos de niños.
Empecemos explicando la relación existente entre el Maestro y su Discípulo para, a continuación, explicar pormenorizadamente la diferencia existente entre un verdadero Mago y un pseudo mago, o falso mago, que, en el fondo es lo que es un mago negro.
Los que nos siguen, desde hace años, conocen que cuando en el “Colegio” nos referimos al Maestro, nos estamos refiriendo a una Entidad Espiritual, conectada con el Pleroma y a la que los Rosacruces denominan como Cristo o el Maestro Interno. Para la Rosacruz, solo Cristo puede ser llamado Maestro. Así, a partir de ahora, cuando nos refiramos al Maestro, estaremos hablando del Ser Interno, despierto; el cual es nuestro verdadero Ser eterno e Inmortal y fragmento espiritual del propio Creador, el Demiurgo de los gnósticos.
Discípulo es algo así como el paso final del Estudiante Rosacruz; justo cuando, encontrándose preparado, entra en contacto con el Maestro tras pasar la terrorífica prueba del Guardián del Umbral. Como podrá imaginar, nuestro Amigo Lector, el Discípulo, anteriormente Estudiante y, anteriormente Buscador, no es otro que la Personalidad; que al propio tiempo, es parte de esa Alma doble que propicia que el Espíritu Divino pueda contactar con las partes más groseras, de menor vibración, de sus cuerpos inferiores.
Uno se convierte en Estudiante por inquietud y curiosidad. La inquietud de intentar dar un contenido trascendente a la Vida y la curiosidad por conocer qué carajo somos, porqué estamos aquí y cuál es nuestro verdadero objetivo en la Vida.
Lo que denominamos como Personalidad no es otra cosa que un apéndice del Cuerpo Físico o del Espíritu Divino, según se mire, cuya existencia, en principio, está ligada a la del Cuerpo Físico; es decir, la Personalidad se va constituyendo desde que el Individuo comienza su gestación y finaliza, salvo que se haya concluido el proceso de Cristificación, cuando el Cuerpo expire su último aliento.
Cuando el Estudiante, en su proceso, supera su encuentro con el Guardián del Umbral, en la frontera con el Astral o Mundo del Deseo, se encuentra cara a cara con su verdadero Ser Interno, Cristo, el único y verdadero Maestro. A partir de entonces, la Personalidad, acoge en sus seno a su Chispa de Espíritu Divino y comienza el proceso de Cristificación, conducente a la Transfiguración.
Durante todo el Proceso, la Personalidad alimentará de sí misma al átomo chispa convertido en un capullo de rosa florecido y, pasado un tiempo, ayudará a entronar al niño Dios en el Trono del Corazón, de las Emociones.
A partir de aquí, habiendo sido disminuida la Personalidad, dado que ésta debe de ir menguando mientras que el nuevo Ser va creciendo, ésta debe de dar paso al ya Cristo, Maestro Interno, hacia el Trono de la Cabeza, de la Mente y desde donde ya Cristo, habiendo fagocitado al completo, a su Personalidad mortal, gobernará con plena autoridad sobre los siete cuerpos del Hombre.
Justo en el instante en el que la personalidad se retira del Trono de la Cabeza para sentar a Cristo, es que el Adepto se convierte primero en Maestro del Templo y, después, en Mago.
Es justo, en el intervalo en que Cristo asume el mando de las emociones y hasta que debiera de tomar el control de la Mente, donde puede producirse una anomalía que dará lugar a la formación de un mago negro. Esto sucede cuando la Personalidad se resiste a seguir alimentando al Maestro Interno y lo recluye en el Trono del Corazón, construyendo a su alrededor, la Personalidad o Ego, una suerte de fortaleza impenetrable para, a continuación, ensoberbecerse y sustituir éste al propio Cristo; por cierto, del mismo modo que hiciera el impostor Autades con el Demiurgo Creador, repitiéndose, de forma semejante, a nivel microcósmico, lo que sucediera en el comienzo de la Creación cuando el Demiurgo tuvo que unirse a su Creación para proporcionarle ánima, Vida, y fuera sustituido por el impostor y Gran Presuntuoso, el Arconte del Tiempo.
Es entonces cuando, ignorantemente, el propio Ego envanecido con el Conocimiento obtenido del Maestro Interno, apresado en el Trono del Corazón, y con sus capacidades obtenidas de penetrar y obtener información mágica del Mundo Astral o de Deseos, es que se convierte en un mago negro, una impostura, en toda regla, dado que mantiene a Cristo enquistado dentro de un corazón endurecido y, sin embargo, quien rige sobre su destino es una Personalidad que ha perdido su sino; porque, de veras, ella se ha auto convencido, sin serlo, de que es Cristo, el verdadero Ser; pero no lo es, en tanto que por sus hechos los conoceréis. Si un verdadero Mago, una Personalidad transfigurada desprende sosiego y Amor, un mago negro, al contrario, desprende odio y ansiedad por poseer mayores cotas de poder sobre sus semejantes.
El final de un mago negro es bastante triste y terrible, dado que una vez le alcance la muerte, todo su poder y soberbia se desintegrarán con la parte química de su Cuerpo y su Espíritu tendrá que crear una nueva Alma, con un nuevo cuerpo, para poder conseguir sus experiencias frustradas.
El problema de todo ello es que el Mago Negro, hasta el final de sus días, seguirá creyendo, de forma sincera, que ha alcanzado el Destino de la Transfiguración; pero, evidentemente, esto no es así y toda su existencia terminará en el vacío.
Recuerden que el Poder de un Mago de verdad es eterno y el de un mago negro temporal, al tener atrapado a Cristo en el Trono del Corazón y usando su infinita energía de punto cero, como lo hacen los arcontes con nosotros los humanos cuando sufrimos u odiamos.
Es por ello que todo Estudiante y Discípulo de la Rosacruz debe de mantenerse ojo avizor, sin perder su necesaria humildad, para no caer en el reverso tenebroso, pues una vez que se cae en la trampa de la soberbia y de la vanidad, también se pierde la noción de la realidad, y terminamos por creer que somos aquello que no hemos terminado de completar.
Cuando la Personalidad se convence de ser ella misma el mismo Cristo, se ha formado un mago negro y cuya reversión al Camino correcto puede resultar muy complicada si no imposible.
Tengamos mucho cuidado y mantengámonos en el Camino de la Humildad.
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”
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