21 noviembre, 2025

Recuperando el aliento terminal del Ser Amado

 “Recuperando el aliento terminal del Ser Amado”


-No, no estamos tratando de un episodio de terror gótico y macabro-

Lo que a continuación sigue pudiera parecer el fruto de una mente calenturienta; pero lo cierto es que bien podría ser una fuente de salvación, tanto para los seres humanos, como un avance en la eclosión del Huevo Cósmico del que surja nuestro Cristo Cósmico, el próximo Eón del Pleroma, el Uno.


En Verdad no sabemos si, a parte de nosotros, en nuestra Obra Iniciática “Kaos Quántico”, ésto se ha tratado, con anterioridad, por profetas e iniciados aunque creemos que no; en tanto que no hemos encontrado referencias en las redesni en algún otro lugar.


Cada Estrella del Firmamento no es sólo la embajada, en nuestro Universo, de un Eón del Pleroma; sino que también es el Espíritu Celestial, morada de dos almas entrelazadas y que, vulgarmente, conocemos como almas gemelas. Dos almas gemelas forman dos partes de una sóla Alma, fragmentada, pertenecientes a un único Espíritu, Él mismo, fragmento espiritual del propio Creador y cuya morada temporal se encuentra en una Estrella determinada, a modo de un “auxiliado exiliado” en una Embajada de un País ajeno. De hecho, toda Alma que nace posee otra Alma, ya esté nacida o esperando en su Estrella.


Las almas gemelas pueden estar separadas por grandes distancias tanto en tiempo como en espacio; pero también pueden estar tan cerca como dos hermanos de sangre o compañeros de trabajo. Dos almas gemelas se reconocerán, entre sí, en el mismo instante en que se vean, no como una certeza mental, sino como un sentimiento emocional inalienable y sin fisuras. Todas las almas, por parejas, poseen una Estrella, en la que se encuentra su Espíritu, esperándolas en el Firmamento.


A día de hoy poseemos la absoluta certeza de que dos de esas almas gemelas de un mismo Espíritu jamás se han encontrado, pues de hacerlo, el Mundo ya habría colapsado y el nuevo Eón, Cristo, ya habría nacido y ésto, lamentablemente, aún no ha sucedido.


La forma en que las almas pueden preservarse para que no se extravíen y se alejen más de sus almas gemelas es mediante el traspaso de su aliento vital a otras almas cercanas. Así, cualquier moribundo, en su agonía final, debería de traspasar mediante un beso ritual, su Alma, a otra Alma, con el fin de mantenerse cerca de su última morada, y así facilitar su necesario reencuentro con su verdadera y única Alma gemela. 


La mayoría de la gente piensa que ésto de las almas gemelas son cuentos chinos; pero se trata de una gran verdad que se ha venido manteniendo en secreto desde el mismo instante de la Creación. Sí, porque el Hombre; es decir, el Ser Humano fue creado Varón y Hembra, Adán y Eva; es decir, como uno en dos, las primeras almas gemelas que, por medio de la procreación, el verdadero Pecado Original, se ha ido fragmentando más y más hasta el día de hoy.


Ese aliento recuperado del ya fallecido debería de compartirse, de boca en boca, con la mayor parte de gente posible, con el fin de que, ahora, ésa Alma errante pueda encontrar a su otra parte que está esperándola. Cómo podéis comprender se trata de un verdadero y sagrado Sacramento. Un Sacramento que, por motivos obvios, jamás fue instituido y que por otros muy diversos motivos sería de muy dificultosa implantación; pero lo cierto es que el día que ése beso perdido, que contiene la Esencia de un Alma cuyo cuerpo ha partido, encuentre a su contraparte, ése día Dios habrá nacido y éste Mundo temporal de sufrimiento, simultáneamente, habrá acabado para siempre.


No existen sólo dos almas gemelas sino cientos de miles de miles de millones que están esperando reencontrarse con sus partes cercenadas, unas encarnadas y otras, pacientemente, en sus estrellas. Así de fácil sería que esas dos partes de un mismo Espíritu fragmentado pudieran reencontrarse y al fin ser el Universo restaurado en su condición glorificada como un nuevo Eón; pero ésto ¿Cómo funciona?:


Imaginaos a una de éstas almas errantes pasando de persona en persona mediante un último beso “alitoso” en la boca. Si ésa alma, por azar, llega a su Destino; es decir, a su Alma Gemela, se unificará en un único Ser que cuando fallezca retornará, como todas las almas lo hacen, a su Estrella y donde mora su Espíritu, recuerden, la Embajada de otro Eón en nuestro Universo y ése fragmento de Espíritu del Demiurgo despertará al contener a sus dos almas anteriormente separadas.


Una vez que un sólo fragmento del Espíritu del Demiurgo despierte, es suficiente para que dicho fragmento, en una reacción en cadena, despierte al resto de los fragmentos que moran en todas y cada una de las embajadas estelares de nuestro Universo. Entonces, cada fragmento despertado, atraerá como por un potente imán a sus almas gemelas, allá donde pudieran encontrarse, ya fuese en los confines del Espacio-Tiempo.


En una fracción de segundo, cada Estrella habitada con sus dos almas gemelas, será atraída por el resto de estrellas conformando un astro de una creciente gravedad que atraerá al resto de astros que conforman nuestro Universo, provocando su colapso gravitatorio en una única Singularidad y el nacimiento, en una nueva Dimensión separada, del Cristo Cósmico, el nuevo Eón.


Mientras no se instaure, de forma natural, éste Sagrado Sacramento del “Último Aliento”, habrá que esperar nuevos cientos de miles de millones de años para que el azar pueda hacer que dos almas gemelas pudieran encontrarse en un mismo Lugar del Tiempo y del Espacio dentro de nuestro Universo.


Evidentemente habría que luchar, desde ahora mismo, contra los prejuicios que tenemos todos hacia la Muerte y no verla como el fruto de una enfermedad y haciendo natural y habitual que el último aliento de nuestros seres queridos no se pierda en la soledad de una cama sino que se traslade a una Persona amada y que, tras el óbito, ese último aliento pueda ser compartido entre todos los presentes. También habría que darle un sentido más espiritual a los besos en la boca y que, paulatinamente, fueran sustituyendo a los amistosos besos en las mejillas.  


Sólo de éste modo podríamos facilitar el encuentro de dos almas gemelas y que serían las que produjeran, tras el regreso a su Estrella, el retorno de nuestro amado Redentor, Cristo Jesús, el Mesías Salvador, nuestro Dios y Señor.


Y bueno, como efecto colateral, ya sabéis donde van las almas de los muertos, a las estrellas, donde se encuentran exiliados sus espíritus, fragmentos del Creador. Cada vez que nace una Estrella es porque una doble Alma ha entrado en sus cuerpos y, en ése mismo instante, un nuevo Eón pone su Embajada Estelar a disposición del nuevo Fragmento del Demiurgo y de sus almas perdidas, en la que pacientemente, Éste, esperará el retorno de sus partes segmentadas y que se encuentran, perdidas, en lugares recónditos del extenso Universo.


Frater Aralba R+C

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