“Nada es bueno o malo”
-Somos nosotros quienes convertimos a cosas y acciones, con nuestra actitud, en buenas o malas-
Para todo existe un protocolo. Protocolos que, por otro lado, hemos diseñado los humanos a conveniencia; es decir, todo tiene un porqué y un beneficio para una Persona o un Colectivo determinado.
Ésto significa que nuestra progenitura; es decir, nuestra libertad ha sido vendida por un plato de lentejas; de otro modo, los protocolos de convivencia. Así, cuando nacemos, aunque nacemos libres, dejamos de serlo en ése mismo instante, pues ya existen una serie de protocolos a los que se ceñirán nuestros padres y a los que debemos de ceñirnos nosotros mismos, según vayamos creciendo, salvo que queramos tener graves problemas con la Autoridad y sus agentes.
Una Autoridad tan artificial como los propios protocolos y esa Autoridad impuesta y esos protocolos que no hemos elegido, es lo que hace imposible que los seres humanos podamos ser verdaderamente libres; pero, ¿En qué consiste la Libertad?: En hacer lo que deseemos sin que nada ni nadie nos lo impida; pero éso nos pone en una situación complicada, cuando nuestra supuesta libertad choca con la libertad de los demás; es decir, nuestra libertad acaba donde comienza la de los demás. No podemos actuar de forma egoísta, sin considerar que hay otras personas con derecho a desarrollar su libertad personal y cuyo límite podría estar en nuestra propia Libertad.
La Ética es el Protocolo Natural que nos ofrece la Razón, siendo un conjunto de normas que rige el dónde comienza y acaba nuestra libertad, así como la de los demás. Ésta Ética, también denominada Moral, con el paso del tiempo ha ido siendo adaptada y manipulada a conveniencia del capricho de algunos; de otro modo, de aquellos que alcanzan poder para poder imponer su libertad sobre la de los demás; es decir, conseguir mayor Grado de libertad a costa de la pérdida de libertad de los otros.
Así llegamos al meollo de la cuestión “La Justicia, aunque se encuentre escrita, no es igual para todos”; en tanto que existen individuos y colectivos que se encuentran al margen de la Ley; es decir, son intocables por influencia de la Corrupción.
En el ámbito de la sexualidad, como mero ejemplo, todo lo anteriormente expuesto está demostrado; en tanto que se han impuesto una serie de reglas al comportamiento individual y colectivo; en muchas ocasiones, tanto en lo público como en lo privado. Eso, al individuo corriente le provoca una artificial “Sensación de Culpa” que hace que se auto censure y, consecuentemente, restrinja su propia libertad en pos de unos protocolos que, ni son naturales ni él ha elegido. Digamos que en éste ámbito, ya que estamos en éste ejemplo, y dado que la sexualidad, salvo excepciones de actividades en solitario, es una cuestión de dos o más personas, la libertad de acción debe de estar consensuada entre todos sus integrantes para que no exista “Violación” y que no sería otra cosa que traspasar la barrera que nos separa de la Libertad del o de los otros.
La Ética nos impide, como un condicionamiento asumido, traspasar esas barreras con el fin de alcanzar un beneficio propio; en tanto que estaríamos perjudicando a terceros; de otro modo, coaccionando su propia Libertad Personal.
Así, entendemos, que cuando la “Justicia” se entromete en la libertad de los individuos deja de ser verdadera Justicia para convertirse en control del Otro y, consecuentemente, en una manipulación de la Libertad de los demás; es decir, de quienes no han legislado e impuestos las normas o protocolos.
Es terrible saber que esa libertad sólo la podemos sentir en privado; es decir, que no puede hacerse pública pues, según él Protocolo, estaríamos contrariando la libertad de ver o pensar de los demás. Así, por ejemplo, se ha transformado en no natural, siendo sin embargo perfectamente natural, el ir desnudos por la calle o realizar actividad sexual en público. Cómo vemos es una cuestión de protocolos establecidos que coartan la libertad personal de los individuos en beneficio de una estructura artificial que se ha impuesto a la población desde su propio nacimiento.
Claro, se podría aducir, en nuestro ejemplo, que nadie puede verse obligado a ver lo que no quiere ver y a lo que se ha etiquetado como inmoral; pero ese etiquetado, como hemos visto, es absolutamente artificial e impuesto, aunque con el tiempo lo hayamos asimilado como propio. Así, en soledad, podemos satisfacer nuestra curiosidad y deseos viendo pornografía; pero nos escandalizaríamos si viésemos a una pareja realizar el acto sexual en mitad de la calle. A éso se lo denomina hipocresía y es fácil de entender si miramos introspectivamente y nos hacemos un Juicio Interno a nosotros mismos.
El Ser Humano no es libre porque tras nacer le son colocados los grilletes de los protocolos establecidos por la Sociedad. Una Sociedad estructurada, completamente, de forma artificial y dirigida al Control; es decir, a la esclavitud moral más que al ejercicio de su Libertad.
Nosotros mismos, por mostrar nuestra experiencia individual, hemos asistido a playas nudistas; pero, por condicionamiento mental, vergüenza, no hemos sido capaces de desnudarnos en público y, por lo tanto, por "decencia", hemos tenido que abandonar la cala. En éste sentido podríamos argüir que somos naturista de vocación o en esencia; pero que nuestro condicionamiento social impide que podamos mostrar, en libertad, nuestra vocación; es decir, la de ir libremente desnudo por la playa.
Tendrían que pasar varias generaciones y cambiar la estructura educacional para que la libertad que imaginamos se pudiese contemplar, de forma pública, en las calles. Evidentemente, en éste condicionamiento conductual, tiene mucho que ver la Religión, la cual fue diseñada para la manipulación y control de las masas por parte del Poder Establecido; cuál es el motivo posible lo veremos en una siguiente reflexión. Poder que, en origen, mediante un Linaje ininterrumpido, ha sido quien ha diseñado los protocolos conductuales que nos impiden actuar con plena libertad, sabiendo que nuestra libertad termina donde comienza la del otro.
Y no podemos ser libres, según el ejemplo escogido, porque no podemos perturbar la moral de quienes, públicamente, nos pudieran observar, en tanto que su raciocinio se encuentra manipulado por el convencionalismo social. Eso es lo que nos impide ir desnudos por la calle o realizar, públicamente, actos denominados como impuros. Hasta tal punto ésto está institucionalizado; es decir, la falta de libertad, que si los agente de la autoridad, la fuerza represiva del Poder Establecido, te pillan realizando alguno esos actos, serás, como poco, arrestado y castigado con algún tipo de multa económica progresiva, para evitar que pudieras seguir, en el futuro, llevando a cabo dichos actos.
Por lo tanto sí, mientras nadie observe, podemos ejercer nuestra libertad; pero se trata de una libertad encarcelada, pues no puede ser mostrada a los demás.
Así, ¿Qué es bueno y qué es malo?; ¿Dónde se encuentra su relatividad?, pues aunque te duela es bueno tatuarte o ponerte un arete en la nariz si es tu deseo y es malo, por ejemplo, imponerlo a alguien por la fuerza. Es malo coger a una Persona en la calle y violarla, un acto contra su voluntad, y no lo sería mostrar la pasión y el deseo consentido y compartido, de forma pública, en un parque o lugar público, aunque la moralina del público observador pudiese sentirse ofendida; pero, evidentemente, éso, hoy por hoy, no es posible pues serías arrestado, encarcelado y debidamente multado.
¿Qué está bien, qué está mal? Tú decides. ¿Entiendes ahora por qué no eres libre?; pero también cómo puedes mostrar a los demás tu propia Libertad, sólo contraviniendo los protocolos puedes sentir la verdadera Libertad. Una Libertad con la que naciste y que te arrebataron, justo, en ése mismo instante.
Frater Aralba R+C
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