14 octubre, 2025

Humanidad

 “Humanidad”


-La Máquina perfecta de destrucción-

Hay algo de lo que, de vez en cuando, escribimos; pero dada su extrema gravedad, no solemos profundizar demasiado y es de lo que aquí vamos a tratar. 


Hace poco salió la noticia de que un chavalín, super genio, expuso que el CERN (Colisionador de hadrones de Ginebra) había abierto, con la ayuda de una IA cuántica, un portal estable hacia otra dimensión por once minutos y que eso había o estaba cambiando nuestra Realidad.


Por otro lado, existe un movimiento mundial, en la New Age, que proclama que nuestro Mundo está entrando en un nivel vibratorio superior y que aquellos que no estén preparados quedarán excluidos de la nueva Realidad que está llegando. Evidentemente, ambas cuestiones están íntimamente relacionadas y, por contra, completamente equivocadas, como vamos a ver a continuación.


De forma reiterada y cansina venimos repitiendo que nuestro Mundo no es un Parque de Atracciones, ni siquiera una Escuela experiencial al uso, sino más bien una cárcel, una prisión multidimensional de la que deberíamos de intentar escapar. Por lo tanto, no se trata de conservar la Prisión, de forma ecológica, limpia y habitable, sino de despegarnos del Síndrome de Estocolmo que nos mantiene atados a ésta prisión como si fuese nuestro verdadero Hogar, y que no lo es.


El Ser Humano, la Humanidad en general, es una maquinaria, perfectamente sincronizada, para destruir más que para construir y cuando construye es para, a posteriori, provocar una destrucción mayor y más eficiente. Bien, esa es la causa básica y fundamental de por qué la Guerra sigue, de cerca, a los seres humanos. Es algo inevitable y que llevamos incrustado, como programación, en nuestro genes. Hemos sido diseñados con la mayor capacidad destructiva que pudiese existir en todo el Universo: de otro modo, el Ser Humano es la más perfecta máquina de destrucción masiva; pero no por su constitución física, frágil y grosera, sino por su extraordinaria astucia y capacidad mental sin límites.


Así, el fin principal de la Humanidad, al contrario de lo que se cree, no es construir sino destruir y cuando construimos es para destruir más y mejor. Ésta Prisión Cósmica, en la que vivimos, no debe de ser protegida y conservada sino destruida y eliminada. Mientras ésto no suceda, ésta prisión seguirá manteniendo prisioneras a muchas almas inocentes que se han ido reproduciendo mediante la constante fragmentación del Espíritu Eterno de su Creador.


No, ni la Tierra ni el Universo se dirigen a un estado evolutivo superior mediante un aumento de la frecuencia vibratoria; lo que sucede es que la Humanidad, de forma inconsciente, está incrementando esa frecuencia para que, similarmente a lo que sucediera con las trompetas de Jericó, los muros que mantienen la prisión se vengan abajo y, definitivamente, podamos liberarnos y regresar a nuestro verdadero Hogar Celeste.


No creemos que haya alguien en el CERN que conozca ésto que, ahora, vosotros sabéis o quizá sí, porque ¿Qué hace una estatua de Shiva, el danzante Dios hindú de la Destrucción y de la Renovación, presidiendo las instalaciones del CERN? quizá se trata de una mera casualidad o, a lo sumo, una mera sincronía; pero lo cierto es que cuanto más se investiga tras las enormes inversiones multimillonarias que existen tras la construcción y mantenimiento de sus instalaciones, menos se entiende que dicho laboratorio haya sido diseñado sólo para entender las partículas más pequeñas del Universo.


Algo que se conoce bien es que la Humanidad se mueve siempre por motivos económicos y el CERN no parece que, alguna vez, vaya a ser rentable económicamente; de hecho es como si fuese un pozo sin fondo, un agujero negro, que se tragara los fondos económicos que se invierten en él, no sólo los de Europa, sino también del resto del Mundo que colabora.


En realidad, lo que sucede, es que se oculta la verdadera finalidad del gigantesco acelerador de partículas, porque si se hiciera público, al no estar la población mundial preparada, con mucha probabilidad se levantaría la población contra sus gobiernos, provocándose un derramamiento de sangre digno del Armagedón.


Efectivamente, la función principal del acelerador de partículas de Ginebra no es descubrir nuevas partículas subatómicas sino de encontrar la Antimateria que, en contacto con la materia de nuestro Universo, provoque un colapso Universal; es decir, la destrucción y desaparición total del Universo. No se trata de, aunque pudiera ser ése el objetivo Humano, abrir un portal a dimensiones paralelas o, incluso, hacia el Mundo Cuántico, la Agartha de los Rosacruces, sino abrir el desagüe que vacíe la prisión que es el Mundo, haciéndonos regresar, a todo y a todos, al Mundo original, el Pleroma, de donde todo procede.


El CERN, ni es un colisionador ordinario de partículas subatómicas ni un creador de portales cuánticos, sino la maquinaria definitiva, construida por la Mente Humana, para la destrucción del Universo. Ya conocen ése dicho de “El Hombre propone; pero es Dios quien dispone” y, aunque la idea del Hombre sea perpetuar la Prisión a la que se encuentra bien apegado, la disposición de Dios es acabar con la Prisión del Mundo y, consecuentemente, con su sufrimiento.


El acelerador de hadrones es una incipiente máquina de destrucción masiva y que probablemente, a corto plazo no sea efectiva; pero es probable, aunque no lo verán nuestros ojos, que a futuro se construya, en el Espacio exterior, un acelerador mucho, mucho mayor y más potente, con el que, al fín, se consiga el Destino Final para el que está programada la Humanidad: “Destruir el Universo y, con ello, reconstruir a su Creador, haciéndolo regresar a su Hogar Celeste, de donde partió para crear éste Mundo y que terminaría convirtiéndose en su eterna prisión”


Esperamos que ahora, por fin, entiendan el por qué la destrucción y la Muerte sigue al Hombre y a la Mujer, a todas partes. Se trata de nuestro verdadero Leitmotiv, la verdadera finalidad de nuestra existencia “Destrucción”


Frater Aralba R+C

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