“El Grupo más que amplificar, destruye”
-Eso es debido a la Naturaleza egoica y autodestructiva de los seres humanos-
Nuestra experiencia, de unos cuantos años, nos ha demostrado que no existe Grupo alguno donde el Individuo pueda crecer, en armonía, espiritualmente. Todos los grupos, sin excepción, son fuente de rivalidades, envidias, competitividad, conspiraciones y sibilinas zancadilla, para que el Individuo no alcance una meta que, aún, el conjunto del Grupo no ha alcanzado.
El Grupo es un freno a la evolución espiritual del Individuo y eso, bien lo han sabido, tanto ascetas como ermitaños, ambos místicos.
Cuando llegas, por primera vez, a cualquier tipo de grupo, ya sea religioso, esotérico, cultural, fraternal o político, todo son parabienes, abrazos, apretones de manos y frases como “Bienvenido Querido Hermano, Amigo…”; pero, conforme pasa el tiempo, si no cumples con las expectativas de la Organización, como podría ser mayor implicación que el pago de una simple cuota, lo más probable es que termines siendo ninguneado y marginado. De algún modo es como si te estuvieran señalando la puerta de salida. Y ésto, amigos, pasa en todas partes; o sea, que es consustancial con la propia naturaleza humana.
Con el paso del tiempo descubres que los, supuestos, maestros sobre los que depositaste tu confianza, debido a su carisma, simpatía y supuesta seriedad, terminan defraudando. Que los que creías como compañeros de viaje y amigos, no son tan amigos y la compañía, descubres que siempre fue interesada. Sí, porque el egoísmo es algo consustancial con nuestra especie.
La mejor manera de que no sufras, en tu visita a cualquier tipo de organización, una cadena de frustraciones, es que procures no crear apegos ni con la Organización ni con las personas. Muchos individuos, de ambos sexos, entran en éstas organizaciones como un modo de combatir su soledad; es decir, en busca de compañía. Algunos terminan casándose, perteneciendo a la misma organización, creándose un vínculo entre tres, dos individuos y la pertenencia a la Organización. Ésto ¿Qué quiere decir? Qué el, los elementos humanos, se sienten vinculados entre sí gracias a la pertenencia a dicha organización. Ésto, por regla general, en caso de alguno de ellos abandonar la Organización, supone también la disolución de la propia relación personal. Ésto supone, incluso, divorcios porque el único vínculo importante era la pertenencia al Club, la Iglesia o la Logia.
La pertenencia a cualquier tipo de Secta, cualquier organización Humana supone una secta de algo, reduce significativamente el entorno social del Sectario; es decir, que termina enclaustrado en un espacio vital, emocional y mental mucho más reducido, convirtiéndose en una suerte de automarginado social, aunque en el individuo, en principio, no exista tal sensación, sino justo la contraria.
Pues bien, lo hasta aquí expuesto es razonable y cualquiera, en su propia Vida lo puede comprobar. Es la parte exotérica, externa de la explicación; pero existe otra, más oculta e interna, la esotérica que pocas personas conocen y que tú, ahora, vas a recordar de forma inmediata:
Los Seres Humanos, en tanto que chispas de Espíritu del Creador, aunque desmemoriados, poseemos poderes divinos que no sabemos reconocer. Uno de ellos es la capacidad de impregnar nuestro alrededor con creaciones emocionales. Para que te hagas una idea, ésa es la causa de que cuando entras por primera vez en una casa, sientas frescura o pesadez, dependiendo de lo estructurada que sea la familia que allí vive. Esa misma sensación se produce, por ejemplo, cuando entras en un museo antiguo o en una vieja catedral.
Pues bien, eso sucede porque cuando se unen varias personas dentro de un entorno, las paredes de una basílica, por ejemplo o en torno a una estructura como es un monolito, la suma de las emociones de las personas reunidas crean una entidad, sin Vida propia; pero con cierta potencia emocional conocida como “Egregor” el Egregor no posee una inteligencia propia, ni está realmente vivo; pero influencia en las personas que se encuentran en su entorno. Así los egregores pueden ser positivos; de ahí las palabras de Jesús “De cierto os digo que cuando dos o más estéis reunidos en mi nombre allí estaré yo”; pero también negativos y opresivos, haciendo que las personas se sientan mal e incluso enfermen, si la exposición al egregor es permanente.
Para que os hagáis una idea, los egregores son los hermanos chiquitos de los arcontes que fueron diseñados por el Creador para dar consistencia al Universo, primero, y mantenerlo estable después. Los arcontes son, entre otras cosas, lo que conocemos como las leyes de la Naturaleza; pero también la jerarquía de entidades feéricas que se encargan del buen funcionamiento de la propia Naturaleza.
Bien, expuesto todo lo anterior, debemos de ser conscientes de que para crear un Egregor perfectamente positivo, todos los asistentes a un determinado evento deben de ser conscientes de su Poder Colectivo y de lo que van a producir. Cómo podréis entender, esto es harto complicado, pues en un cocido siempre hay algún garbanzo negro; es por ello que el verdadero buscador consciente, termina eligiendo el Camino de la Soledad para no sufrir interferencias negativas en su búsqueda.
Recuerda y sé siempre consciente de ése tremendo poder que te sigue como una sombra y que al sumarse, en grupos, con los de otros individuos conforman un Egregor. No te sumes nunca a grupos donde sepas que hay gente que no te aprecia de verdad o que tú mismo posees algún tipo de resentimiento contra alguien, porque el Egregor resultante puede ser caótico y contraproducente.
Es consecuencia de estos egregores, creados en cualquier tipo de reuniones, que te sientes pleno durante las reuniones; pero que, al salir de ellas te sientes como vacío y te es difícil de entender esa sensación. Te sentías feliz y lleno de vida al contacto con otros como tú, gracias al Egregor producido; pero cuando sales de allí, el Egregor se queda emulsionando las paredes internas del edificio y tú sales con algo menos de tí mismo, esa parte tuya que se ha sumado a la totalidad del Egregor.
La próxima vez que acudas a un concierto o a cualquier otro tipo de evento, conferencia o rituales, recuerda todo lo que aquí has aprendido e intenta, en todo instante, ser consciente de tus emociones y de aquello que se desprende de tí para sumarse al Grupo; pero también de aquello que se te pega que, aún no siendo permanente, porque los egregores al contacto con el exterior se evaporan, sin embargo cambian momentáneamente nuestra percepción emocional y es la causa de que muchas veces nos sintamos tristes o felices sin conocer la causa real.
Frater Aralba R+C

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