“La Salvación de las almas”
-Nacimiento del nuevo Eón-
Es tan estúpido pensar que un bebé lo trae la cigüeña, como que el Universo ha surgido, de la Nada, por generación espontánea. Durante muchos años, os lo puedo asegurar, hemos intentado meternos en la Mente de aquellos ateos cientificistas, no meros agnósticos, que predican, a bombo y platillo, la inexistencia de Dios y de una Alma Inmortal.
La visión Rosacruz casa perfectamente con la Ciencia al indicarnos que, dentro de éste Mundo; es decir, del Universo, todo es temporal y, por supuesto, nada es eterno por muy inconmensurable que nos parezca el Universo por su supuesta edad y distancias astronómicas. Una Inteligencia Universal y Primigenia, responsable de todo lo existente, es algo natural de aceptar y, del mismo modo, esa inteligencia se observa en todo nuestro entorno; desde las formaciones paraedólicas consecuencias de la erosión del viento y del agua hasta las manifestaciones más visibles de la Conciencia y la Inteligencia Humanas; en éste sentido, creemos que no es necesario que pongamos ejemplo alguno, dado que son tantos…
Hemos tratado con profusión acerca de las almas y que éstas están divididas en dos partes, una que mora en el Pleroma y la otra dentro de nuestro Universo, permaneciendo unidas por una suerte de cordón de plata que traspasa el infinitesimal Plano Cuántico. Ahora ustedes se encuentran en su derecho de recriminarnos: “Si eso es así, y todo lo que existe en el Universo es desechable, ¿De donde saldrá el Hombre Cósmico?” Muy buena pregunta, y es lo que, a continuación, intentaremos contestar.
Primero debemos de adelantar que las almas transfiguradas, mediante el Proceso Alquímico de la Cristificación, ni renacen de nuevo ni se marchan alegremente al Pleroma. Y no lo hacen porque no pueden. De aquí salimos todos juntos para formar al nuevo Eón o nos quedamos por un tiempecito más.
Todas las almas transfiguradas, desde el comienzo del Tiempo; es decir, desde el principio de la Creación, esperan en una suerte de Horizonte de Sucesos de un gigantesco agujero negro; el cual es un enorme atractor que atrae hacia sí a todas las galáxias del Universo, también a nuestra Vía Láctea y, consecuentemente, a nuestro Sistema Solar y a nuestro Planeta.
Pues bien, en ése horizonte de sucesos, situado en la Esfera Reflectora, un Lugar llamado Agartha y cuya Capital es Shamballa, se encuentran, a nuestra espera, todos los seres, todas las almas, que han sido transfigurados y cuyos espíritus ya no requieren renacer de nuevo. Es un Lugar fuera del Espacio Tiempo y, por lo tanto, un Lugar donde el Tiempo, de existir, lo hace de forma muy, muy lenta; de hecho, extraordinariamente lenta.
Así las cosas, cuando el fin del Universo acontezca y todo el que quede aquí sea arrebatado por el Gran Atractor, para los habitantes de Agartha no habrá sensación de haber transcurrido mucho tiempo. Así, hasta que el último Elemento de nuestro Universo no haya sido regenerado, el final del Tiempo no acontecerá, ni, por lo tanto, el Huevo del Mundo eclosionará para dar lugar a un nuevo habitante del Pleroma, el Hombre Cósmico, nacido gracias al Útero de Sofía (María, Gaia o la Madre Naturaleza) y a la Voluntad de su emanación el Demiurgo.
Imaginen por un instante que nos encontramos en el segundo final a tes del fin de nuestro Universo. ¿Cuál sería la situación?; pues todas las almas salvadas o transfiguradas se encontrarían en Agartha a la espera de una implosión final. Todas esas almas (Recuerden que son espirituales, no terrestres, esos apéndices de la Medusa en la que habíamos simbolizado a Sophía) conformarán las células del nuevo Eón que surgirá en una nueva Dimensión dentro del Pleroma. Así, un nuevo Ser Cósmico habrá nacido, consustancial con el propio Pleroma y el resto de sus otros hermanos Eones. Esto sucede al mismo tiempo que se produce la implosión; es decir, que el super agujero negro del Gran Atractor atrae a todo el Universo hacia su centro, Éste es espaguetizado y toda la grosera materia es reconvertida en pura energía libre de cualquier impureza; siendo reabsorbida por el Cuerpo Espiritual del Eón Sophía y, consecuentemente, por el propio Pleroma.
Pero ¿Qué sucede con la Información de todas las experiencias del Universo que no pasaron por el Proceso de la Cristificación; es decir que no fueron transfiguradas?. Toda esa información es arrastrada hacia el nuevo Eón recién nacido y queda registrada en su Éter o Esencia Mística; Es decir, una suerte de registros de Memoria Cósmica, pues nada se habrá perdido tras la finalización del Proceso.
Así tenemos:
1.- Tras finalizar el Universo, nace un nuevo Eón cuya Conciencia y Memoria será el conjunto de todas las consciencias y memorias de sus seres salvados (Sus personalidades) o transfigurados y cuyos punto de encuentro habrá sido Agartha, en la Esfera Reflectora, Sede de la Fraternidad Rosacruz, en Shambala. El nuevo Eón nace en una nueva Dimensión en el Seno del Pleroma.
2.- La materia, al colapsar, se convierte en pura energía libre de impurezas y retorna a su propietario original, el Eón Sophía; pero su información es extirpada, en el proceso, siguiendo la estela del nuevo Eón para unírsele.
3.- El nuevo Eón asume en su composición etérica, a modo de registros de memoria, todas las experiencias aprendidas durante toda su existencia como Universo o Huevo Cósmico. Así se forma una suerte de registro de experiencias no transfiguradas que podrán ser revividas, temporalmente y a conveniencia.
4.- Todas las experiencias obtenidas por el nuevo Eón, ya sean procedentes de las almas transfiguradas o de las no transfiguradas, de modo instantáneo, son compartidas con el resto de moradores del Pleroma, cada uno dentro de su propia dimensión, incluido el propio Eón Sophía.
¿Qué sucede a continuación?
Se trata de una suerte de perpetuum mobile que jamás tuvo un principio y se presume que tampoco tendrá un final. El proceso de gestación y nacimiento de nuevos Eones seguirá produciéndose en el Seno de todos los eones, antiguos y nuevos, originándose nuevos universos (huevos cósmicos) que tras su eclosión darán lugar a nuevos Eones y, consecuentemente, a nuevas Dimensiones que, del mismo modo, se convertirán en los progenitores de nuevos Eones en un Proceso eterno y sin final.
Recuerden mis amigos. Nada se pierde; pero solo los elementos transfigurados mantienen su conciencia de individualidad y experiencia de existencias intactas. El resto queda almacenado en forma de registros para ser utilizados, de forma temporal, por aquellos que necesiten recrear algún proceso existencial, supuestamente, perdido u olvidado.
¿Quieres Ser un Ser activo y consciente del Pleroma o un mero registro de memoria, sin conciencia de sí, en el Pleroma que pueda ser activado a conveniencia de otros?
No te estamos incentivando con el Cielo o amenazando con un Infierno inexistente. Lo que tratamos de hacer es que, por tí mismo, despiertes a tu condición Divina. Que tienes un Alma Inmortal que mora en el Pleroma y que trata de vivir experiencias dentro del Universo con un Alma Mortal. Alma que está constituida por una Personalidad individual y temporal que, si no es salvada convenientemente mediante la Cristificación, tanto la información como la conciencia de su individualidad se perderán para siempre, quedando, eso sí, registradas en una suerte de Libro de bitácora.
Sé consciente y comienza tu proceso de cristificación. Sé una Alma Elegida. Que no tenga tu Espíritu que desecharte y hacer renacer una nueva Alma para que realice lo que tú, por miedo, ignorancia y cobardía, no te atreviste a realizar.
Olvídate, tú no volverás a nacer de nuevo, no tendrás una nueva oportunidad. Serás reemplazado por una nueva Alma Personalidad. ¿Eso es lo que quieres? O prefieres ponerte en movimiento de una vez.
Lázaro, levántate y anda, carajo.
Frater Aralba R+C
No hay comentarios:
Publicar un comentario