05 abril, 2025

Por Dios, póngase por un instante en sus zapatos

 “¡Por Dios!, pónganse por un instante en sus Zapatos”


-¿No se dan cuenta de que aburren a Dios y a María Santísima?-

Dios no es solo el Creador, su Padre y su Madre, también es su Amigo. Y como amigo quiere ser tratado. Sin desconfianza de su parte. Sin miedo a que sus palabras pudieran molestarle u ofenderlo. Ahora, salvando las distancias, ¿Podrían ponerse en su lugar?. Sí, hagan un pequeño ejercicio mental.


Imagínese, por un instante, que a usted se acerca su mejor amistad y se pone a repetirle el Padre Nuestro o cualesquiera de las cientos o miles de oraciones, prefabricadas, que circulan por ahí. Sea sincero y dígase la Verdad ¿Cómo reaccionaría usted? Eso no lo aguantaría ni el más paciente sacerdote. Los sacerdotes suelen realizar confesiones y quienes se confiesan tienen una Historia que contar. Cuando ha terminado la confesión, mandan alguna penitencia acompañada de unas cuantas oraciones repetitivas y enlatadas; pero no se le ocurra recitárselas a él. A usted, estoy seguro, no le haría alguna gracia que se lo hicieran. Sería algo muy molesto y extremadamente aburrido.


Hágannos caso, a Dios tampoco le gustan; de hecho se tapa los oídos porque no las soporta. Y luego van ustedes por ahí diciendo que Dios no escucha sus oraciones. ¿Qué oraciones?; ustedes creen de verdad que recitar el rosario cargado de un montón de rezos enlatados ¿Es una Oración?


Dios es su Padre; de hecho es el de todos; pero no piensen, ni por un instante, que a Él le gusta que lo tratemos con lejanía; como con un respeto sobre actuado. Él también es su amigo; de hecho, el mejor amigo que tienen. Él, háganos caso, desea ser tratado con la máxima confianza, como si fuera, que lo es, el mejor amigo que pudiesen tener. Hombre, sin pasarse de confianza que ya conocemos el dicho “Donde hay confianza da asco”


Si usted, verdaderamente, cree en Dios, no lo haga haciéndose una imagen de alguien impertinente y que solo escucha a los pelotas y lameculos que se le acercan, con miedo, y el rabo entre las piernas. Ése Dios severo, exigente y distante es una recreación, en el pasado, de algunos de nosotros; pero Dios no es así. Dios es amigable y deseoso de poder ayudarnos si se lo solicitamos con confianza, sin miedo; pero, por favor, hablen con él como lo hacen habitualmente con su familia y amistades, con una sola salvedad: Conociendo que a sus amigos, ustedes, pueden, engañarlos; pero a Dios no le pueden mentir pues conoce hasta lo más íntimo de sus deseos. Orar, recuerden, es hablar con Dios, no recitar diez veces el Padre Nuestro, el Credo o el Ave María.


Los rezos enlatados, al contrario de lo que le han hecho creer, no tienen como función llegar a Dios, sino calmar su propia ansiedad. De algún modo, cuando rezamos, de tal guisa, es como si recitáramos un mantra. Se hace para frenar nuestra Mente y que no siga divagando en una idea fija. Mientras recitamos ese tipo de rezos o mantras, la Mente pasa a un segundo plano y el Cuerpo puede relajarse y aliviarse de la tensión emocional a la que está sometido por una Mente que no deja de darle vueltas y vueltas a una idea fija y estresante. Está bien que, para ése propósito, conozca algunas breves oraciones; pero si su verdadera intención es comunicarse con Dios, háganos caso e intente ponerse en sus zapatos. Dios desea que usted se convierta en su amigo, no quiere un loro o papagayo que esté repitiéndole una misma idea al oído.


Dios quiere conversar con usted, de tú a tú. Expóngale sus más íntimos deseos y también sus más inconfesables problemas. Recuerde que él ya conoce todas esas cosas; pero quiere que usted se las diga, con la confianza que da ser el mejor amigo posible.


Olvídese de los miles de métodos existentes para, dicen, dirigirse a Dios. Dios no es amigo de tales artificios. El desea que usted sea espontáneo, confiable y amigable. Olvídese de ver a Dios en una nube o en el interior de la estrella más lejana de la Tierra. Dios está con usted, dentro de usted, en todas partes y solo desea que se dirija a él con familiaridad, no como a alguien que debemos de temer, por ser fuente de terribles castigos.


Si a usted le cabía alguna duda de cómo dirigirse a Dios, en Oración, espero que ya se le haya caído cualquier venda de ignorancia. Hablé con su mejor amigo, Dios, cuando camine por la calle, cuando esté centrado en su trabajo busque su consejo y asesoramiento. Cuando no sepa cómo actuar, en una determinada situación, párese un instante y solicite su ayuda; estamos seguros que, si es sincero con usted mismo, le llegará su respuesta, sin duda alguna.


No tiene que mirar a la lejanía, Dios está con usted desde antes de haber nacido. Sólo espera que se dé cuenta de su presencia y lo tome en consideración en cualquier circunstancia de su Vida, no solo en las más graves y peligrosas; también, en las más simples y livian

as.


Frater Aralba R+C

No hay comentarios:

Publicar un comentario