04 abril, 2025

Los sueños, un Portal a otros Mundos

 “Los Sueños, un Portal a otros Mundos”


-Nada es como te lo han contado-

Te han dicho que los sueños se producen en el cerebro, de forma aleatoria, al cruzarse la información de las neuronas. También te han podido contar que los sueños son experiencias de una parte de nosotros en una suerte de Mundo Paralelo al nuestro. El primer punto es falso y el segundo es verdad; pero solo en parte.


Al Mundo de los sueños se suele acceder de forma inconsciente; pero también de forma consciente mediante un cierto entrenamiento. Entonces estaremos hablando de sueños lúcidos; pero, independientemente, de que sean lúcidos o no, lo que se suele desconocer es su verdadera procedencia.


Los sueños, ciertamente, son nuestras experiencias en una cantidad ilimitada de mundos paralelos. Esa es la causa principal de que, generalmente, los sueños no tengan conexión unos con otros; de tratarse de un único Mundo paralelo, existiría una continuidad, más o menos coherente, entre los sueños de una noche y la siguiente.


Los clarividentes entrenados suelen reproducir el acto de soñar, mediante su imaginación, en el Estado de Vigilia. Aunque ésto es mucho más común de lo que la gente piensa, los creadores literarios también lo hacen, sólo el Clarividente es consciente de qué tales episodios son tan reales como la Vida misma; pero que se corresponden con mundos ajenos al nuestro; en suma, se trata de la experiencia de nuestra Alma, en otros mundos, filtrada casual o premeditadamente hasta la Conciencia de Vigilia en nuestro Mundo.


Así, no hay que menospreciar a los sueños; pero tampoco darles más importancia de la que tienen. El sueño es una experiencia, nuestra, en otro Plano de Existencia que podremos, o no, aprovechar en nuestro vivir cotidiano si se presentaran, en nuestra vida, episodios similares; pero, generalmente salvo contadas excepciones, se trata de experiencia que no pueden ser traspoladas a nuestro Mundo; salvo que uno sea escritor y se proponga desarrollar una novela o guión que, serán tomados como creaciones literarias de ficción.


Ya sea que entremos en nuestros sueños de forma inconsciente, es lo más normal, o de forma consciente, lo que estamos es accediendo a la Esfera Reflectora y, desde ésta, comunicando con alguno de los múltiples mundos existentes. Mundos en los que también nos encontraremos, aunque el protagonista de la Historia sea otro ego completamente diferente a nosotros mismos; aunque, independientemente, el Alma Espiritual, común, no deje de ser la misma.


La diferencia de acceder de forma consciente o de forma inconsciente a otros planos de existencia, los sueños, es exactamente lo mismo a lo que sucede con los médiums y canalizadores respecto de los clarividentes entrenados para que su conciencia permanezca presente allá donde se encuentren, ya sea el Mundo de la Vigilia o alguno de los infinitos mundos que ocupan el Pleroma.


En un Pleroma que contiene un Multiverso, lo propio es que contenga incalculables mundos que permitan que la imposibilidad sea siempre posible en alguna parte del Cosmos. El Clarividente, por regla general, un Hermano Adepto de la Rosacruz, es quien decide si viajar al pasado o al futuro en cualquiera de las múltiples líneas de tiempo, ya sean de nuestro Universo o de otros universos paralelos. Así, sus experiencias no dejan de ser, otra cosa, que probabilidades existenciales; pero, tal cosa, muy pocos lo saben.


Los escritores de ficción cuentan historias qué suceden o sucedieron en otros mundos; en definitiva, la única diferencia existente entre un historiador y un novelita es que el Historiador cuenta episodios pasados en nuestra línea temporal mientras que el escritor, de forma casual e inconsciente, a modo de medium, entra en planos existenciales que no poseen nada que ver con el nuestro.


Pero, no siempre se accede a otros mundos, también se accede a nuestro propio Mundo en nuestra misma línea temporal; y es entonces cuando esos escritores se convierten, para sus lectores, en una suerte de profetas. El problema se encuentra en determinar si lo que hemos experimentado se corresponde con algo real de éste mundo o algo, también real, de otros mundos diferentes.


Si en nuestro Plano de Existencia, podremos utilizarlos tanto en nuestro propio desarrollo personal como para ayudar, en lo posible, a aquellos que pudieran necesitarlo. Si en otros planos, quizá, para conseguir algún premio literario, teatral o cinematogràfico; siendo, sólo, el verdadero clarividente, el que conozca los pormenores de sus experiencias, ya sean oníricas, lúcidas, producidas durante el sueño o ensoñaciones procedentes de otros mundos que pudiera, en absoluto, incumbirnos.


Así, ya sea que sueñes con dragones, con los caballeros de la Mesa Redonda, con un Mundo de duendes hadas y trolls o con historias fantásticas y de ciencia ficción; todo ello ha sucedido o estará sucediendo en algún otro Universo que no es el nuestro. El Clarividente es capaz de transformar esos sueños en una vía consciente que puede explicar, de forma coherente, a su audiencia.


Algunos pocos, tras soñar,  van prestos a registrar las historias como creaciones propias, otros, sin embargo, tomarán nota para distribuirlas entre sus amigos y hermanos de forma gratuita; pero sólo estos últimos, los clarividentes, serán plenamente conscientes de las noticias que estén relatando, ya sean de acá o de allá.


También podemos apuntar que los no iniciados parecen soñar más que los iniciados; pero se trata de que los sueños, para los iniciados, hace tiempo que dejaron de ser sueños para convertirse en experiencias conscientes; mientras que los no iniciados solo poseen consciencia de haber soñado y recordado, muy levemente, algunas pocas experiencias; pero sin saber bien a qué achacarlas.


Así, el Clarividente ha podido romper la barrera existente entre los diferentes mundos, saltando a ellos desde la propia Esfera Reflectora y manteniendo un relato coherente y consciente propio de alguien entrenado, con su cabeza bien amueblada y sabiendo lo que hace. Por el contrario, existen unas pocas personas que acceden involuntariamente; pero conscientemente a éstos mundos. Estos individuos no piensan que están soñando; pero tampoco saben lo que está pasando: son los esquizofrénicos que, al no poder comprender unas experiencias que los demás no ven ni entienden, suelen entrar en un ciclo que suele acabar, por culpa de los medicamentos, en la Demencia.


Ahora entenderán, nuestros lectores, por qué los verdaderos Rosacruces no creen en las patentes y derechos de autor; en tanto que nadie es Creador de nada. Ya todo está en el Mundo de las Ideas, que dijera Platón. Tomar algo de allí, patentarlo y hacerlo propio es un atentado contra algo que pertenece a todo el Colectivo Humano; se trata de un patrimonio que trasciende a la propia Humanidad.


Así los sueños pueden ser tomados como premoniciones, si se refieren a nuestra propia línea temporal, o como algo irrelevante si son sucesos que se producen en universos ajenos al nuestro. Lo complicado del caso, incluso para clarividentes del calibre de Rudolph Steiner, es determinar de qué tipo de clarividencia se trata, si un mero sueño sin conexión con nuestra Realidad o, por el contrario, algo que nos puede afectar a nosotros o a quienes nos rodea.


Así, como diría nuestro Poeta “Los sueños, sueños son” ¿O ¡No!?


Frater Aralba R+C

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