“El verdadero y profundo significado de la Navidad”
-Nada ni nadie os ha preparado para lo siguiente-
Ni la Rosacruz ni, por supuesto, nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz” celebra festividad alguna, ¿Qué habría que celebrar?, en un Mundo que es un Valle de lágrimas y que de semejarse a un Parque de Atracciones, habría que compararlo con el “Pasaje del Terror” todo en éste Mundo está mal hecho y es fuente de desgracia, no hay nada que celebrar. El nacimiento de un bebé supone el amarrar a éste Infierno a una nueva fragmentación del Espíritu del Creador; es decir, un paso atrás en nuestro Camino hacia la unificación con el Pleroma. Si no existe motivo para celebrar un nacimiento, dígannos ¿Qué otra cosa podríamos celebrar y convertir en festividad para tener un poco de asueto y evadirnos de la Realidad de éste Mundo?
Se nos dirá que las actuales Iglesias “Neognosticas” sí que tienen celebraciones y festividades religiosas; pero también desarrollan rituales eclesiásticos e imparten sacramentos; en tanto que se trata de una Religión basada en lo que, algunos estudiantes rosacruces del Siglo XIX, consideraron que habrían podido ser las antiguas comunidades Cristiano-gnosticas.
Bien, es nuestro deber indicar que se encontraban profundamente equivocados; pero no tenemos nada en contra de que la gente dedique su tiempo a lo que sea; sobre todo, si eso les provoca algún tipo de ilusión que les mantenga la Esperanza por seguir viviendo. Respecto a ésto, eso es todo y nada que objetar; pero que no se confunda la Rosacruz con las iglesias gnósticas surgidas de la Voluntad de algunos de sus seguidores, ¿Sí?.
Para la Rosacruz, la “Navidad” no se trata de la celebración del nacimiento de un Personaje Histórico conocido como Jesucristo o Jesús de Nazaret, quien nos trajera la Buena Nueva del Evangelio de Salvación por el Amor. Para la Rosacruz, la Navidad supone un acontecimiento Cósmico que debería de estar dándose, en cualquier instante, y en cualquier lugar del Planeta y del Universo; es decir, el despertar del Individuo a la Consciencia Crística o el despertar “Nacimiento” de Cristo en el corazón de la Humanidad.
Deben de recordar nuestros amigos que para la Rosacruz, el Evangelio posee un profundo significado simbólico y en donde todo, personas, paisajes y acontecimientos responden a un profundo mensaje metafórico, más que a un relato de acontecimientos históricos. Es importante que eso lo tengan muy en cuenta antes de continuar con su lectura.
Es muy importante el recordar que el Nombre de Jesús significa “Salvador” y que el Nombre de Cristo significa “Mesías”; es decir, “Enviado”. En éste contexto, El Nombre compuesto de Jesucristo corresponde a “El Salvador Enviado” o “El Mesías Salvador”
El Pasaje del Nacimiento de Jesús, el Niño Dios o Cristo, en una gruta de Belén representa, simbólicamente, el despertar de Cristo en nuestros corazones. Veréis:
La Gruta de Belén, no es otra cosa que las profundidades más insondables de nuestro Ser y que, tradicionalmente, se ha relacionado con el ventrículo izquierdo de nuestro Corazón. En éste Paisaje María representa las emociones y sentimientos de nuestra Alma Natural y José el frío raciocinio de nuestro Pensamiento. Ambos conforman una parte importante de nuestra Personalidad. La Personalidad recordemos que es el conjunto de egos que conforman la parte mortal de nuestras almas. Así, el borriquillo y el buey representa el calor o energía material bajo el cual está naciendo el Divino infante; dicho de otro modo, Dios, el verdadero Ser, su Conciencia, está naciendo en un entorno de naturaleza animal. Un entorno que no es, en modo alguno, propicio para Dios y, bueno, ese es el Paisaje en el que todo individuo se encuentra cuando Cristo nace en su interior.
La Estrella de Belén que conduce a los magos de Oriente representa la Luz de la Gnosis procedente del Pleroma y que conduce a la Triple Personalidad “Cuerpo, Emociones y Mente” ante la Presencia de Dios recién nacido para presentarle pleitesía y ponerse a su incondicional servicio.
Así los magos de Oriente, la Triple Personalidad, se presentan ante la Gruta del Belén, tras haber seguido las señales de la Gnosis, la Estrella resplandeciente, con tres ofrendas que, en realidad, son cuatro “Oro, Incienso y Mirra” el Oro representa la parte más elevada posible de la materialidad surgida de la Tierra, el Incienso son la parte más elevada posible tanto del Fuego como del Aire y la Mirra la parte más elevada posible de la acuosidad, un aceite esencial de profundo aroma y que representa el líquido amniótico que permite la posibilidad de la existencia de la Vida sobre nuestro Planeta.
Con la Estrella y los magos de Oriente, fíjense que en ningún instante decimos Reyes de Oriente, se amplia el paisaje de lo que realmente acontece durante el nacimiento de Cristo en el interior de nuestro Corazón. Los Magos de Oriente no son otra cosa que los regentes de nuestra propia Personalidad y que se ponen a disposición del “Mesías Salvador” para ofrecerle sus servicios y alimentarlo con su propia esencia.
Todo esto significa que ha sido necesaria la presencia de la Gnosis para que la Personalidad Triple del Hombre haya podido encontrar a su verdadero Ser Interior, Cristo. Cuando éste evento Cósmico se produce, inmediatamente la Personalidad completa, incluyendo la materialidad y energía de la Naturaleza representada por el buey y el asno, la Mente y las emociones representadas por José y María, así como el Triple aspecto de la Personalidad, Cuerpo, Alma mortal y espíritu, se ponen al servicio del niño enviado “Jesús” para alimentarlo con sus propias esencias “el Oro, el Incienso y la Mirra”
Así, el Mesías habiendo nacido en el Corazón del Hombre, con el tiempo, mediante el alimento proporcionado por la misma personalidad, podrá convertirse en su Salvador. Así “Jesucristo”, el “Salvador Enviado”, será el que al finalizar el Proceso de “Cristificación” o Iniciación que la Vida supone, provocará la “Resurrección” o “Transfiguración” que no es otra cosa que la divinización de la Cosa que es la Personalidad Humana; de ahí que se hable de la Salvación Humana.
Porque durante el Proceso de Cristificación que comienza con el nacimiento del Niño Dios en la Gruta de Belén y que transcurre, su crecimiento, con lo aportado por los magos de Oriente, la Triple Personalidad, toda la Esencia del Ser Humano va siendo fagocitada por Cristo, el verdadero y único Ser. Así, mientras la Personalidad terrena mengua el Cristo Divino crece. Cuando ya no queda nada de Personalidad solo queda Cristo; es decir, Dios y la Unidad con el Pleroma se ha consumado. La Salvación del Hombre se ha completado.
“Es necesario que Él (Cristo) crezca, pero que yo (Mi Personalidad) mengüe.”
(Juan 3;30)
Frater Aralba R+C
No hay comentarios:
Publicar un comentario