09 octubre, 2024

Seminario Rosacruz 10

 “Seminario Rosacruz 10”

-La Rosacruz, el Cristianismo y la Gnósis; Cosmología gnóstica de la Creación y de la Caída; La Humanidad no somos una serie de individuos sino un colectivo que consta de un único Ser Divino Fragmentado-


1.- La Rosacruz, el Cristianismo y la Gnosis:


Antes que nada, debemos dejar claro que, aunque la Rosacruz sea una Fraternidad fundamentada en el Cristianismo y la Gnosis, no es una Religión ni una Secta Cristiana, en tanto que no arrastra algún tipo de Doctrina ni posee dogmas. La Fraternidad Rosacruz, podría decirse que es un Centro de Estudios de la Verdad, nada menos.


El Cristianismo Primitivo, tal y como llegó a Roma es una invención de Saulo de Tarso, el Apóstol Pablo; pero, desde las cartas de Pablo hasta la constitución de la Iglesia Cristiana, como la Religión Oficial del Estado Romano, pasan varios siglos y, consecuentemente, los cambios que se producen en las comunidades cristianas son sustanciales.


Antes del Primer Cisma, Católica-Ortodoxa, a la Iglesia de Roma se la denominaba simplemente como “Cristiana”; fue a partir de la separación del Imperio Romano en dos partes, Oriente/Occidente, que la Iglesia también lo hace constituyendo las iglesias Ortodoxa en Oriente (Bizancio) y Católica en Occidente (Roma)


El Cristianismo, en su origen, nada tenía que ver con lo que algunos siglos después sería la Iglesia Oficial del Imperio y estaba constituido por multitud de iglesias que poseían una visión del Mensaje Cristiano un tanto diferentes. Hay que hacer notar que se debe de hablar, en origen, de diversos Cristianismos según los territorios donde habían surgido. Así se puede hablar de un Cristianismo Judío que mantenía muchas prácticas judías como la circuncisión, un Cristianismo Greco Latino, muy sustentado en la Filosofía de Platón y un Cristianismo Egipcio sustentado, principalmente, en la Obra Hermética de Hermes Trimegistos. Fue precisamente en Egipto, concretamente Alejandría, Sede de la mayor biblioteca de su Época, que surgiera el Cristianismo Gnóstico, como una suerte de sincretismo entre las ideas platónicas (Grecia), zoroástricas (Persia) y herméticas (Egipto)


Con el nacimiento y empoderamiento de la Iglesia Oficial del Imperio Romano, comenzaría una terrible lucha por la Ortodoxia que supuso la persecución y exterminio, en todos los territorios del Imperio, de las diferentes modalidades de pensamiento cristiano, con el fin de mantener un único Cristianismo granítico en sus doctrinas y dogmas, que pudiera constituirse como la única Religión Oficial del Imperio.


Así se constituiría el canon Neotestamentario que contiene los libros, ya conocidos y que se adjuntaron al Pentateuco judío con el fin de formar la conocida Biblia Cristiana. Evidentemente, muchos libros quedaron fuera porque no se ajustaban a la Ortodoxia artificial que se había constituido, constituyendo, estos, los conocidos como Libros Apócrifos del Nuevo Testamento. La mayoría de esos libros fueron destruidos y quemados, salvándose solo unos pocos que han llegado hasta nuestros días; pero los evangelios gnósticos fueron especialmente perseguidos por ser considerados heréticos, en tanto que en muchos casos contradecían la Doctrina y Dogmas de la Iglesia recién conformada. 


No fue hasta mediados del Siglo XX que se descubrirían muchos de los manuscritos gnósticos que hoy conocemos; sobre todo, desde que se descubriese la oculta Biblioteca de Nag Hammadi, en una cueva, protegidos su manuscritos dentro de vasijas de arcilla.


Pero, entonces ¿Qué tiene que ver la Rosacruz con todo lo visto hasta ahora?


La Rosacruz nace, oficialmente, en el Siglo XVII dentro del Seno de la Reforma Protestante, concretamente dentro del Luteranismo; dado que su Alma-mater “Johannes Valentinus Andreae”, no solo era un Pastor Luterano, sino que tanto su padre y abuelo también lo fueron. El Rosacrucismo de Valentín Andreae lleva, en su génesis, la idea de abrazar el Cristianismo Original con la imitación de Cristo, su Misticismo y pobreza de la Iglesia; de hecho, el Rosacrucismo tuvo algo que ver en esa deriva mística del Luteranismo que fue conocida como el Pietismo. Pietistas que llegaron a Estados Unidos en Pensilvania y que algunos confunden con los Rosacruces.


El problema de origen que lastraba la Reforma Protestante, es que ésta se sustentaba sobre unos cimientos poco estables y, probablemente falsos históricamente, la de la propia Iglesia Católica; es como si a la Reforma que se generó en Centro Europa le faltase información, al haber sido cercenada ésta muchos siglos atrás. Así, el Movimiento Rosacruz pretendía realizar una Reforma más completa sobre la Reforma producida por Lutero; pero una Reforma que se extendiera a otras facetas de la Sociedad y que no fueran solo a la mera Teología. Una Reforma que se extendiera a la Filosofía, las artes, la Ciencia e incluso lo Social, haciendo hincapié en la didáctica y la pedagogía intentando fomentar la Pansofía “El Conocimiento de todo, al alcance de todos”. Evidentemente, dentro de ese “Conocimiento de Todo” no podía encontrarse el Cristianismo Gnóstico Primitivo, pues sus documentos habían sido destruidos la mayoría y ocultados unos pocos.


Pues va a ser a partir de 1947 con el descubrimiento de la Biblioteca de Nag Hammadi que la Rosacruz abrazaría su estudio, en esa Reforma General del Mundo que comenzara en su día, hasta el presente.


2.- Cosmología gnóstica de la Creación y de la Caída:


La Cosmología Rosacruz hasta primeros del Siglo XX y últimos del Siglo XIX fue la propia del Cristianismo Protestante heredada del Catolicismo romano; quizá un poco salpimentada por algunas corrientes gnósticas residuales procedentes de los Bogomilos y Cátaros; pero nada muy diferente de lo que todo Cristiano ya conoce. La Creación Bíblica, la Caída en el Pecado Original, etc, etc…


Es con el nacimiento de la Sociedad Teosófica que comienza a conocerse otra Cosmología muy diferente y procedente de la muy antigua India. Esa Cosmología es heredada por Rudolph Steiner, en Alemania, y hasta cierto punto cristianizada, pudiéndose encontrar en su Libro “La Ciencia Oculta”; al otro lado del Atlántico, Max Heindel, quien fuera discípulo de Rudolph Steiner, completó dicha cristianización, aportando a la terminología teosófica nombres cristianos en su Obra “Concepto Rosacruz del Cosmos”. Así las cosas, hoy en día, la Cosmología Rosacruz posee una complejidad tremenda y donde asomarse al abismo del tiempo produce verdadero vértigo.


No, la Cosmología que hoy os traemos aquí, no procede de la India; pero tampoco de la Torá judía, sino del Gnosticismo recién redescubierto. No consideramos que lo más apropiado para una Fraternidad de origen Cristiano, como es la Rosacruz, sea apropiarse de extrañas cosmologías orientales difíciles de racionalizar y es por ello que llevamos más de una década recreando, de la nada, la Cosmología Rosacruz, basándose en el Conocimiento gnóstico; pero sin perder de vista la mitología egipcia, las Sagradas Escrituras, de procedencia incuestionablemente sumeria y pasándolo todo por el tamiz de la Ciencia Fringe, la más vanguardista que existe. Evidentemente, dado el dogmatismo Rosacruz, como dijera en su día Max Heindel, no tenemos la última palabra; pero dejamos nuestro trabajo al arbitrio de los futuros investigadores, así producimos una Cosmología completamente occidental y de fácil aceptación por las mentes más racionales de nuestra Ciencia actual.


Según el Mito Gnóstico más extendido, el Pleroma, el Cuerpo de Dios, estaría conformado por una suerte de Consejo Celestial, cuyos miembros son conocidos como los Eones. De esos eones, Sophía, el Eón Sabiduría, en un momento determinado comienza a hacerse preguntas trascendentales como ¿Qué soy?, ¿De donde procedo? y ¿Hacia dónde me dirijo?. Tenemos que matizar que Sophía como el resto de Eones y en tanto que emanaciones del Pleroma, no creaciones, ojo, esto es muy importante, es una Entidad preexistente, eterna e Inmortal; pero a pesar de poseer una memoria infinita, esa infinitud la condujo a realizar, por cuenta propia, el experimento de una Creación con los elementos existentes en el Pleroma, también conocido, por los platónicos, como “Mundo de las Ideas”; pero, en tanto que un Ser meramente espiritual carecía de la capacidad para realizar una creación, emanó, de sí misma y, por lo tanto, del propio Pleroma una Entidad con Voluntad. Esa Entidad vendría a ser conocida como el Demiurgo.


Así, el Demiurgo, al ser una emanación, no una Creación, de Sophía, poseía todas las características de Sophía además de la Fuerza de Voluntad para poner en marcha las fuerzas necesarias para realizar la Creación.


Sin más dilación el Demiurgo, Gran Arquitecto del Universo, se puso manos a la Obra y lo primero que creó fue una membrana placentaria en el Seno de Sophía, con el fin de separar su Creación del resto del Pleroma. Lo siguiente que realizó el Demiurgo fue diseñar los pilares del Universo programandolos matemáticamente, dando lugar a las fuerzas de la Naturaleza que bien conocen nuestros físicos actuales, entre ellos el Tiempo, la Fuerza de Atracción Universal, las leyes de Causa y Efecto, etc, etc…, los acomodó en diferentes jerarquías, y arcontes los denominó, pues serían los encargados de que los pilares del Universo se mantuvieran estables mientras duraba el experimento ideado por Sophía y realizado por el Demiurgo.


A continuación, el Creador tomó muchas de las infinitas ideas del Pleroma y las llevó hacia una existencia real y física, manteniendo sus arquetipos, intactos, en la Esfera Reflectora y que no es otra cosa que el Universo Cuántico de nuestra Física actual.


Cuando todo estuvo preparado, todavía en su Sexto Período de Creación, presentó el trabajo, supuestamente acabado, a Sophía; pero lo que Sophía pudo contemplar era un paisaje surrealista y daliniano, donde los objetos y lo seres parecían doblarse sobre sí mismos y reptar a duras penas. 


Lo que contempló Sophía fue un auténtico desastre del que, como está claro, ella era, como ideóloga, la responsable última. Dado que no había modo de echarlo todo a una inexistente papelera de reciclaje, se le ocurrió a Sophía comunicar lo sucedido a sus hermanos eones, para lo cual se reunió el Consejo y tras una ardua y prolongada deliberación, llegaron a la conclusión de que, para cobrar verdadera Vida aquella Creación, debería de sacrificarse el propio Demiurgo, recuerden la Voluntad de Sophía. Así las cosas, a punto de completarse el Sexto Período de la Creación del Demiurgo, Éste delegó sus poderes en los arcontes, concretamente en el Arconte Tiempo, para que el Universo se sostuviera indemne hasta que se completase el Experimento. 


A continuación traspasó su propia vitalidad espiritual a su Creación, fragmentando su infinito espíritu en incontables almas. Así, gracias al sacrificio del Demiurgo, su Creación cobró la Vida dinámica que hoy todos conocemos. A partir de entonces, comenzaría el séptimo periodo conocido como de descanso, en tanto que el Creador permanecería dormido en el interior de su creación por dicho séptimo periodo; Periodo en el que el Universo aún se encuentra.


La Creación comienza con la Idea de Sophía de intentar comprender tanto al Pleroma como a sí misma, recreando en un laboratorio Interno, las ideas del Pleroma, la Caída es una Caída Cósmica que surge, justo en el instante en el que el Demiurgo acaba su deficiente Tarea y que cobraría Vida con su propio sacrificio.


Así las cosas, Dios, el Creador, el Gran Arquitecto de los Mundos, vive durmiendo en nosotros, en nuestro interior. Dios nos da la Vida porque Él vive en nosotros y nosotros, todos, vivimos el Él, el Pleroma; pero separados de Él, en el Seno de Sophía, nuestra Madre Naturaleza, y separados por la omnipresente Esfera Reflectora.


Al fin de los tiempos, no sabemos cuando eso se produzca, los fragmentos del Demiurgo, Cristo, tomarán consciencia, frenarán la supuestamente eterna expansión del Universo y mediante la poderosa fuerza centrípeta del Amor, unirá a todas las chispas hasta colapsar el Espacio y el Tiempo, regresando al Pleroma, el propio Universo con el Espíritu del Demiurgo desfragmentado, como el nuevo ser Cósmico denominado como Hombre Celeste.


Éste Proceso mencionado no sitúa al Ser Humano como el centro de la Creación tal y como sí hace la Torá judía, sino que el hecho se expande no solo por todos los mundos y universos existentes dentro del Multiverso; sino que también engloba a todos los seres orgánicos e inorgánicos existentes; incluidos los muy probables alienígenas y extraterrestres.


Actualmente el Universo viene siendo gobernado por los arcontes que son entidades frías y calculadoras sin empatía alguna, al no estar verdaderamente vivos y es por lo que el Universo es un entorno terrible y cruel para la propia existencia.


Los arcontes, recuerden esto muy bien, no son ni buenos ni malos, solo son a modo de algoritmos de programación, entidades de Inteligencia Artificial que cumplen con su cometido programado. Y ello será así hasta que se cumpla el fin de los tiempos y retorne el Demiurgo de su eterno sueño en el Seno de su Creación.


Así, a quienes algunos intérpretes conocen, falsamente, como el Demiurgo no es otro que el Arconte Tiempo, Cronos en Grecia, Saturno en Roma, Jehova-Satanás en el Judaísmo y Yaldabaoth el Gran Presuntuoso o Autades por algunos de los antiguos grupos gnósticos.


Mis queridos Fratres y Sorores que no los confundas. El Demiurgo no es Jehová; de hecho Jehová no es Creador de nada sino tan sólo, temporal sustentador de la Creación como máximo Jerarca de los arcontes. El Demiurgo, recuérdalo bien y que no se te olvide, vive en tí y es quien te proporciona la Vida y te permite sentir y pensar. No dejes que otros lo satanicen. El Demiurgo fue quien se sacrificó para que el Universo pudiera cobrar Vida y no permaneciera flácido y reptante como un Cuadro de Dalí.


3.- La Humanidad no somos una serie de individuos sino un colectivo que consta de un único Ser Divino Fragmentado:


Así, no solo la Humanidad, sino todo el conjunto del Multiverso somos depositarios del Espíritu del Dios Creador, el Demiurgo o Voluntad emanada del Eón Sophía. Un Multiverso que está funcionando a modo de un inmenso huevo Cósmico y del que al final surgirá un nuevo Ser Divino y Cósmico. De ese Ser, todos y cada uno de nosotros formamos parte; pero también todos y cada uno de los seres vivos, animados e inanimados que puedan existir en el Multiverso.


Cuando el Multiverso implosione será como ese polluelo que rompe el cascarón de su huevo para cobrar Vida en el exterior. Todo y todos formamos parte de ese Ser Cósmico que nacerá para vivir en el Pleroma con todos nosotros dentr

o de Él.


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