-La Vida es una concatenación de frustraciones, desde la Cuna a la Tumba-
El Ser Humano cree vivir en sociedad, rodeado de gente cuando nace, rodeado de gente durante su vida y rodeado de gente cuando emite su último suspiro; pero la única Verdad es que siempre ha permanecido solo; tanta soledas como la experimentada por el Pleroma, el Todo, el Uno.
La Compañía de otros solo es una mera ilusión, una ensoñación que no posee un verdadero cuerpo de realidad; siendo lo que rodea al Navegante de la Vida, una suerte de aire y olas cargadas de visiones de otros que se encuentran ahí, supuestamente, para acompañarte y hacerte la Vida más fácil y soportable; pero lo cierto es que no es así.
La gente, las cosas, solo son piedras en el Camino. No nos malinterpreten, lo que queremos decir es que, cada sujeto que se encuentra en nuestro Camino es fuente de experiencias diversas; pero esos sujetos no, o sí, pueden acompañarnos durante el resto de nuestras vidas, hasta nuestro siguiente instante de conciencia de Soledad.
El reto es entender que siempre vas a estar solo, a pesar de que, ilusoriamente, pudieras sentirte acompañado; pero esa compañía, más pronto que tarde, en cuanto que apego, se convertirá en una pesada carga para el Caminante, quien entiende que cada instante de la Vida es experiencia en estado puro.
Si piensas que tienes amigos, familiares y compañeros que te acompañarán, para siempre, sin que te traicionen estás muy equivocado; en tanto que, la Traición es la Esencia de la Vida en éste Mundo.
Sí, la traición y la mentira.
Muchos serán los que se nos acerquen a alabándonos falsamente y diciendo que están para aprender de nosotros y tú, ingenuamente, te sientes aliviado por haber encontrado ese Adán o Eva, supuestamente como tú definitiva compañía adecuada; pero conforme pasa el tiempo, entiendes que todo ha sido una mentira y lo que, en principio, todo eran parabienes, ahora son faltas, errores, vicios y frustración en Estado puro.
Donde creías tener a un Discípulo que pudiera continuar con tu Trabajo, ahora tienes, al menos eso siente el otro, a un enemigo que vive, duerme y convive contigo, bajo un mismo techo.
Alguien que no sabemos si se nos acercó de buena voluntad o por el mero interés de ponernos a prueba y esto se repite, una y otra vez, con todas las cosas, animales y personas que se nos acercan; pero nada toma sentido hasta que entiendes que su objetivo es que comprendas que estás solo, que siempre lo estuviste y que, aunque desees lo contrario, siempre lo seguirás estando.
La gente está contigo porque tiene que estar, porque así está determinado, como las piedras se encuentran en el Camino, una tras otra, para que tropieces con ella y aprendas a convivir con la frustración y sortearlas o absorber su impacto.
Eso, en definitiva, es aprender a librarte de los apegos, entender que la gente siempre estará contigo por algún motivo egoísta, aunque ellos crean que no.
No se encuentran contigo para aprender de tu supuesta sabiduría, sino para que tú aprendas de los palos que vas a recibir; de hecho, que ya estás recibiendo.
En realidad, querido Amigo y querida amiga, no existe el Amor fuera de tí y mientras antes lo entiendas mejor te irá. Si alguien, en algún instante, diera la Vida por tí, no lo hará por Amor hacia tí, sino por Amor hacia sí mismo y porque viene escrito en su Libro del Destino, porque, en realidad, cuando entiendes que todo es una mera ilusión, comprendes que eres un contenedor de puro Amor que cuando lo intentas expandir, hacia el exterior de tí, lo estás dilapidando como quienes entregan su semilla al retrete.
Dios es Amor y el único Mandamiento es doble: “Amarás a Dios por sobre todas las cosas y al Prójimo como a tí mismo” En tanto que Dios lo es todo y tú eres parte de Dios, el prójimo no es algo diferente a tí mismo. ¿Como podrías odiar a lo que te retiene porque formas parte de ello y sin lo que no podrías existir? Amar a Dios, no solo es una necesidad del Ser Humano sino una condición que todos debemos de aceptar y eso conlleva, igualmente, la aceptación de la soledad como algo inherente a la condición de un Ser Divino durmiente y sumido en una permanente ensoñación.
Tú debes amar a todo lo que te rodea, eso es tu prójimo o semejante, porque en realidad eres tú, Dios, lo único que existe.
Debes de amar a tus piedras de tropiezo porque son las piedras de tropiezo que te permiten seguir viviendo, seguir soñando, seguir experimentando.
Por lo tanto, no desesperes cuando esas piedras se aparten de tu camino. No te llenes los bolsillos con ellas, eso es el lastre del apego, déjalas marchar cuando entiendan que ya no son necesarias en tu vida y si pensabas haber encontrado a tu Discípulo, ya sabes que no es así y tendrás que seguir esperando; pero sin hacerte ilusiones y sabiendo que estás solo, que siempre lo estuviste y siempre lo estarás, aunque una multitud de gente te siguiera a modo de los discípulos de Jesús y aunque tu muerte pudiera suponer un espectáculo público, como en una masiva ejecución.
Lo cierto es que debes de entender que la verdadera esencia de la Vida es la Soledad y que aprender a entender esto es tu Destino y el de todo Buscador.
El Buscador comienza buscando fuera de sí, el supuesto Maestro a su Discípulo y el supuesto Discípulo a su Maestro; pero llega un punto en donde entenderán que ni el Maestro ni el Discípulo se encuentran fuera de Uno y que tanto el uno como el otro son una misma cosa,
Él mismo, no hay más, al igual que no hay otra cosa que el Uno, que el Todo, que Dios y todos, no somos otra cosa, que una célula de conciencia divina en permanente Estado de experimentación y donde los demás, lo externo, no son otra cosa que personajes de cartón piedra que están ahí para proporcionarnos experiencias, que tropecemos y caigamos, experimentando el daño y el sufrimiento; pero también para que encontremos todo el Amor que, como el Ser solitario que somos, llevamos dentro.
“Vive libre de apegos y deja vivir porque todo es eterno y nada se encuentra fuera de tí”
Cuando dejes éste Mundo, no creas que marcharás solo, sino que llevarás contigo a todos tus personajes de cartón piedra, a todas tus piedras de tropiezo que te hicieron sufrir; pero también despertar a la Verdad, porque tú no eres solo el Individuo más sus experiencias, sino que eres el Colectivo del Uno desdoblado en una multitud, como un abanico que se despliega para producir aire; pero que vuelve a plegarse para ser guardado.
Tú eres esa Unidad y también ese colectivo, porque dentro de tí se encuentra Dios, el eterno e inmutable.
No llores por haber descubierto que siempre estuviste solo. Alégrate de conocer que tu corazón henchido de Amor abarca al infinito y que, dentro de ese infinito, se encuentra el Todo.
El Apego es un verdadero lastre que debes de evitar, aunque esas piedras de tropiezo te vean como una suerte de psicópata sin sentimientos. Tú bien sabes que eso no es así; pero no puedes caer en la trampa de los apegos, del lastre que te mantiene atado al Mundo de la Experiencia y de la interminable cadena de frustraciones.
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A., vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer
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