17 agosto, 2024

El único Maestro de la verdadera Rosacruz

 “El único Maestro de la verdadera Rosacruz”


-Los supuestos maestros externos siempre defraudan o son mera fantasía-

“Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabí (Maestro); porque uno (sólo) es vuestro Maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos (en Él).”

(Mateo 23:8)


Los que llevan un tiempo con nosotros conocen la opinión que tenemos acerca de los maestros o gurús externos, los maestros ascendidos del Mundo de la teosofía, los maestros ocultos e invisibles de órdenes mágicas de diversas índole y los supuestos hermanos mayores rosacruces que se presentarían para espiarnos en la soledad de nuestro domicilio, con su Cuerpo Vital. 


Lo entiendo, entendemos que a principios del Siglo XX, con el boom del Espiritismo, la gente creyese en fantasmas y entidades incorpóreas; pero ya hace tiempo que se demostró que aquel boom de locura colectiva se construyó sobre el engaño de unos pocos y la Ingenuidad de una mayoría.


Bien; pero todavía hay gente que se cree que Max Heindel recibió, en la soledad de su cuarto, la visita de un Hermano Mayor de la Rosacruz y que su Concepto Rosacruz del Cosmos, en alemán, le fuera proporcionado por un anciano, dejándole su trabajo en el banco de un bulevar. Yo siempre digo lo mismo, si no creen lo que nosotros le contamos, por favor, sigan nuestro mismo recorrido literario y descubran, por ustedes mismos, como llegamos a la conclusión histórica e inalienable de que no hubo otro Maestro, para el danés-estadounidense,  Carl Louis Fredrik Grasshoff, que el instructor teutón, que por aquel tiempo no paraba de dar conferencias, acerca de los Rosacruces, llamado Rudolph Steiner.


Miren ustedes, entendemos que es muy rudo desconfiar de la Palabra dada por un “Maestro” al que hemos colocado en un alto pedestal; pero la Verdad, siempre tozuda, debe de prevalecer; en tanto que solo la Verdad nos hará libres. Pues bien, el problema, agravado, no procede del propio Max Heindel, sino de su familia y de sus seguidores que, machaconamente, decidieron ocultar la Verdad y elevar un muro de mentiras tras su fallecimiento. Eso supuso y no se cuenta, que comenzaran las primeras disensiones en el Seno de la Rosicrucian Fellowship. 


Con ello, no hicieron algún favor al Maestro Danés, sino todo lo contrario. Estamos convencidos que, de no haber fallecido, tan tempranamente, habría hallado la solución para solventar el malentendido que lo enfrentó a Rudolph Steiner, su instructor cuando publicara su “Concepto Rosacruz del Cosmos”; y no, que ahora, apenas pueden verse los seguidores de ambos instructores, en lugar de haber desarrollado una sinergia constructiva y que habría beneficiado a ambas organizaciones, la Antroposofía y la Rosicrucian Fellowship.


Esto nos lleva al subtítulo de nuestra presente reflexión: “Los maestros externos siempre defraudan”; nos hablan maravillas de ellos y mientras leemos sus obras nos enamoramos de la Idea que nos hacemos del Personaje y mientras más enamoramiento, mayor frustración nos producirá cuando los conocemos en persona y descubrimos que nada tienen que ver con la idea que nos habíamos hecho de ellos.


El Maestro, el verdadero, es el Cristo; es decir, es interior y lo llevamos, desde siempre, con nosotros. Aquellos a los que denominamos maestros externos son meros instructores, Discípulos y hermanos Lego de la Rosacruz, encargados de transmitir las enseñanzas de los Hermanos Mayores de la Rosacruz; así, a lo sumo, tanto Max Heindel como Rudolf Steiner habrían sido Hermanos Lego de la Rosacruz encargados de transmitirnos las Enseñanzas de la Rosacruz, cada uno a su modo y manera.


Así, el Concepto Rosacruz del Cosmos, basado en la Ciencia Oculta de Rudolph Steiner e inspirado en algunas de sus más importantes conferencias en Alemania, como “Teosofía del Rosacruz”, “Cristianismo Rosacruz” o “Iniciación o cómo alcanzar el Conocimiento de los mundos superiores”; pues bien, el Concepto es un Trabajo mucho más asequible para la mayoría de lectores que el rudo lenguaje académico que utilizaba Rudolph Steiner en su Obra y que, muy probablemente, haría de su lectura más un suplicio que un placer agradable; pero como lo cortés no quita lo valiente, nos encontramos en la obligación, mal que nos pese, de contar la Verdad que nosotros, tras mucho estudio e investigación, hemos descubierto.


No nos sirve el cuento de que ambos habían sido teósofos y que habrían mamado de la misma fuente, la Teosofía de la Señora Blavatsky; en tanto que el Trabajo de Rudolph Steiner siempre se mantuvo independiente de su filiación teosófica; es decir, era original y no copia de nadie y, para desgracia de los fanáticos de Max Heindel, que aún creen en fantasmas y en Hermanos Mayores que se presentan en el Cuerpo Vital para ver lo que hacemos o dejamos de hacer, la Obra de Heindel es un calco de la de Steiner, tanto en la forma como en el fondo, por mucho que les pese a sus más fanáticos seguidores.


Esa anomalía de la Verdad ha supuesto que sinceros probacionistas de noventa y tantos años sigan esperando la visita de ese Hermano Mayor, en su Cuerpo Vital, y que nunca aparece. Otros, siguiendo el ejemplo del Cuento “El Traje del Emperador”, dicen falsamente haber recibido la visita de tal Entidad y llamados al Discipulado. Así tenemos que las personas más honestas y válidas, quedan desplazadas en el seno de la Organización por su honradez y sinceridad, mientras que los hipócritas y mentirosos medran hasta llegar a la cúspide del poder en su Organización.


Es por todo ello que nos vemos en la obligación de descubrir la Verdad de éste Asunto. Claro que existe un Maestro particular para cada uno de nosotros; pero no es un Ente externo a nosotros, ese supuesto Hermano Mayor que nunca aparecerá porque no existe, es Cristo, el Señor quien permanece durmiente, como un capullo cerrado de rosa, en el interior de nuestro Corazón.


Ciertamente el Maestro aparece cuando el Discípulo se encuentra preparado; pero el Buscador no es el Maestro sino el yo o Ego Personalidad. Es cuando ésta se encuentra preparada para su sacrificio que, con humildad, enfrenta al Guardián del Umbral, constituido con la materia de todos nuestros temores y apegos. Gracias a esa Humildad adquirida, es que el Guardián, la Sombra de Jung, se retira y deja que el encuentro entre el Yo y el Cristo se produzca. Ese punto es lo que se denomina Iluminación y el comienzo del largo Proceso Iniciático. No se trata de muchas iniciaciones, sino de una sola escalonada y que comienza con nuestro encuentro interior con Cristo, el único Maestro posible.


Los instructores, es decir, los discípulos y hermanos Lego, podrán poner toda su buena voluntad en aconsejar e instruir a quienes se les acercan, buscando Ser iniciados; pero, raramente, cumplirán con las expectativas que, sin querer, habrán inducido en sus seguidores y, lamentablemente, la frustración siempre producirá rechazo y, por lo tanto, un frenazo tanto en la búsqueda como en el Proceso Iniciático si éste hubiese comenzado.


Esperamos que ésta, nuestra enésima explicación, sirva para dejar claro que los Rosacruces, los legítimos y verdaderos, en tanto que Cristianos gnósticos, predican que el único y verdadero Maestro al que estamos obligados a seguir y obedecer es a Cristo nuestro único Maestro y Señor. El resto solo somos meros humanos sujetos a las miserias de éste Plano de Existencia.


Si estás esperando que se te presente un Hermano Mayor de la Fraternidad de los Rosacruces, en su Cuerpo Vital y en la soledad de tu alcoba, nuestro consejo es que esperes sentado y te cargues con toneladas de mucha paciencia. Quizá, así, tengas más suerte que ese anciano Probacionista de noventa y cuatro años, que aún sigue esperando tal supuesto milagro.


Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer


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