“Nuestra aproximación hacia Rudolph Steiner”
-Solventando algún que otro mal entendido-
Por el Maestro Rudolph Steiner sentimos un gran respeto y admiración; pero, en absoluto, devoción sin reservas. A ver si podemos explicarnos sin ofender a nadie y para ello, ruego que nos permitáis que nos salgamos un poco del Tema y retrocedamos unos cuantos años atrás, antes de que hubiésemos oído acerca de Rudolph Steiner o de su Antroposofía.
Durante nuestros muchos años en la “Rosicrucian Fellowship” del danés-estadounidense Max Heindel, asistiendo a la Sede que tenía en Madrid, adquirimos y leímos todos los libros, editados por la Editorial Kier, acerca de la Fraternidad Rosacruz de Oceanside, California, incluyendo, por supuesto, el “Concepto Rosacruz del Cosmos”. Tal era, por entonces, nuestro afán proselitista del rosacrucismo de Heindel que fuimos regalando todos y cada uno de nuestros libros adquiridos a diferentes personas. Eso supuso que tuviera que adquirir, por segunda vez, todos los libros basados en las conferencias de Max Heindel y que, con cariño, conservo y seguimos leyendo hasta el presente.
Exponemos lo anterior para que, tras lo que sigue, nadie piense que tenemos algo en contra de Max Heindel; pero sí es cierto que esa cuasi devoción que le tenía, se nos vino abajo años después, conforme fuimos leyendo otra literatura esotérica ajena a la “Rosicrucian Fellowship” californiana; aún así, nuestro respeto, gratitud y cariño por el Autor Danés sigue intacto, aunque nos neguemos a ser cómplice de algún emgaño.
Lo cierto es que, por cuestiones laborales, tuvimos de marchar de Madrid a León, España. En esa ciudad de destino no tenía acceso a alguna Sede de la Rosicrucian Fellowship, disculpadme que no utilice el término “Fraternidad Rosacruz” porque sería impropio sin matizar que es la Fraternidad de “Max Heindel”, en tanto que “Fraternidad Rosacruz” solo hay una, es la Alemana y poco o nada tiene que ver con las organizaciones rosicrucianas surgidas de la Masonería o de la Teosofía, aunque fuese por la Vía antroposófica de Rudolph Steiner, como ya iremos viendo.
Así en León comencé a ser asiduo del Templo que allí tenía el Lectorium Rosicrucianum y el Pronaos de la AMORC que, curiosamente, dirigían dos amigos con el mismo nombre “Vicente”
Nuestra primera adquisición de libros rosacruces, en las librerías de aquella Ciudad, fue “Las Enseñanzas de la Antigua Fraternidad Rosacruz”, una suerte de condensado de la Obra del Dr Krum Heller (Maestro Huiracocha); nada que decir al respecto, pues lo que allí se exponía, poco o nada tenía que ver con la Obra de Max Heindel. También conseguí “La Hermandad de los Rosacruces” del Antiguo miembro de la Golden Dawn, Arthur Edward White, sí el autor del famoso “Tarot Rider White”; tampoco nada que decir al respecto, pues se trata de una Obra cuasi enciclopédica, a nivel histórico y pseudohistórico, acerca de la visión personal que tenía de la Rosacruz, su Autor.
El Problema comienza a surgir cuando comienzo a adquirir algunos importantes libros de Rudolph Steiner, donde se condensaban diversas conferencias de su etapa rosicruciana, desde 1904 a 1914. Obras tales que “Iniciación” o (¿Cómo adquirir el Conocimiento de los Mundos Superiores?), “Teosofía Rosacruz”, “Cristianismo Rosacruz” y, muy importante, “La Ciencia Oculta” publicada en 1910, un año después de que Max Heindel publicase su “Concepto Rosacruz del Cosmos” o (Ciencia Oculta Cristiana) y en cuya primera Edición iba una dedicatoria de agradecimiento a su Maestro Rudolph Steiner.
Antes de continuar, haremos un interludio para explicar que nosotros, en tanto que ARALBA, no somos, en la actualidad, un incondicional ni de Max Heindel ni de Rudolph Steiner, en tanto que podemos estar de acuerdo con muchos de los postulados de ambos; pero también en desacuerdo con muchos otros; es decir, hay asuntos que no podemos compartir porque, a nuestro criterio, se salen del contexto de lo que fuera la Rosacruz Alemana de la “Fama Fraternitatis”, “La Confessio Fraternitatis” y “Las Bodas Químicas”, obras publicadas entre los años de 1614 y 1616.
Continuamos:
Al leer la Obra de Steiner se me produjo una suerte de Deja vu; es decir, lo que estaba leyendo, estaba convencido que ya lo había leído con anterioridad, quizá con palabras un tanto diferentes, en la Obra de Max Heindel. A partir de entonces, mis lecturas tanto de Rudolph Steiner como de Max Heindel cobraron otro sentido y ya no pude dejar de comparar, pormenorizadamente, según iba leyendo, la Obra de ambos autores.
Después de mi estudio e investigación llegué a la conclusión, personal, de que Rudolph Steiner había sido el Maestro alemán del que aprendiera Max Heindel. Esa fue nuestra conclusión natural. Al poco tiempo, hurgando en Internet algo que ahora es imposible de localizar, encontramos que uno de los bibliotecarios de Oceanside había sido amonestado, primero, y expulsado después por afirmar lo mismo que la conclusión a la que yo había llegado; es decir, que el Hermano Mayor que le había proporcionado “ El Concepto Rosacruz del Cosmos” a Max Heindel no había sido otro que Rudolph Steiner. Desde entonces, no sé lo que habrá sucedido; pero la información de dicho suceso en Oceanside ha desaparecido, completamente, de Internet. Lo pongo como una mera curiosidad, una simple anécdota.
Lo cierto es que tras este largo proceso de estudio e investigación profunda, nuestra admiración por Rudolph Steiner, a pesar de o no compartir muchas de sus ideas, fue aumentando, mientras se me iba derrumbando el ídolo de barro que había levantado, en el pasado, a Max Heindel. Sí, porque había descubierto que la Obra de Max Heindel, por impresionante que fuera, que lo es, no era original sino que estaba basada en el Trabajo de otro Autor, Rudolph Steiner, del que había sacado su información, aunque a posteriori, Heindel, la adornara con su propia impronta e idiosincrasia personal.
Podría decirse, para contrarrestar nuestro particular argumento, que al tratarse de una Tradición Universal, es lógico que diferentes autores, como es el Caso de Steiner y Max Heindel, llegasen a las mismas conclusiones a través de un mismo hilo argumental. Ciertamente, algunos nos dijeron que tenía cierta lógica en tanto que tanto uno como el otro, ambos maestros rosacruces, habían pertenecido a la Sociedad Teosófica y estudiado la Doctrina Secreta de Madame Blavatsky. ¡Tenía todo el sentido del Mundo!
Pero, en tanto que ya conocía acerca del trasiego del viaje de Max Heindel a Alemania, sufragados los gastos por una amiga común, La Señorita Mar Brandis, para encontrarse con el Maestro Steiner que, por aquella Época, daba sus conferencias rosicrucianas, no podía contentarme con aceptar que ambos hubiesen bebido de una fuente común y ni harto ni perezoso, me lié la manta a la cabeza, adquirí los seis tomos de la “Doctrina Secreta”, en tanto que “Isis desvelada” ya la habíamos leído y nos pusimos a estudiarla intentando encontrar ese supuesto nexo de unión existente entre ambos autores; pero para disgusto de los seguidores más acérrimos de Max Heindel, ese nexo común no lo pude encontrar y, sinceramente, dudo que nadie pueda encontrarlo.
Esto me confirmó, con total seguridad, que el Trabajo Rosacruz de Max Heindel estaba basado, con pequeñas diferencias de perspectiva, en el Trabajo Original de Rudolph Steiner. Decimos que original, porque antes de sus visiones clarividentes, nada ni remotamente parecido se había expuesto, ni siquiera en la Doctrina Secreta de Blavatsky.
Según profundizaba en éste Tema y según leía otra literatura, al respecto, de otros autores, se me iba haciendo todo más claro hasta que llegó a mis manos “El Quinto Evangelio” de Rudolph Steiner, donde el Autor, en un par de párrafos, ya al final del libro, se lamentaba, sin dar nombres, de la ingratitud de ese amigo estadounidense que llevó su trabajo al otro lado del Atlántico, no ya solo para copiar su Trabajo, eso parecía que era lo de menos para Steiner, sino para tergiversarlo, quitándole parte de su verdadero fundamento.
Bien, éste Asunto hizo que me posicionara al lado del más débil, del agredido y en contra del agresor; pero eso no significa, en modo alguno, que comulguemos con la totalidad del Trabajo de Rudolph Steiner que, consideramos, muy imaginativo; pero cargado de fantásticas inconsistencias sin fundamento.
Exponemos esto, con el fin de que nuestros amigos sepan que sentimos una gran admiración y agradecimiento, tanto por Max Heindel, con cuya Escuela estudiamos durante tantos años, como con Rudolph Steiner que, sin su clarividencia, Max Heindel jamás habría publicado su “Concepto Rosacruz del Cosmos”; pero hasta ahí, pues su Trabajo Rosicruciano, el de ambos, se encuentra cargado de mucho orientalismo y graves contradicciones con la “Tradición Esotérica de Occidente”. Así, no podemos aceptar el Tema de la Reencarnación tal y como lo exponen, que los animales no posean un Alma individual o que ciertas razas humanas sean inferiores.
No es el momento ni el lugar, ahora, para ampliar ésta u otras cuestiones; pero sepan nuestros lectores que aunque hablemos de Rudolph Steiner o de Max Heindel, con cierto Grado de admiración, no significa que compartamos, con ellos, sus doctrina ni muchas de sus apreciaciones personales, que consideramos erróneas y equivocadas; ahora bien, lo cortés no quita lo valiente y hay que afirmar con rotundidad que el “Concepto Rosacruz del Cosmos” hoy no existiría sin “La Ciencia Oculta” ni Max Heindel sin Rudolph Steiner.
Con éste Trabajo quiero dejar zanjado, de una vez por todas, éste asunto para seguir dedicándonos, en exclusiva a la transmisión de la verdadera enseñanza rosacruz, de carácter puramente cristiano y gnóstico sin interferencias orientales, aunque eso no quita para reconocer el mérito de todos aquellos autores que, de un modo u otro, han estado implicados en la publicitación, más o menos acertada, de la “Fraternidad Rosacruz”
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”
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