Los símbolos de nuestro "Colegio Invisible de la Rosacruz"
"El nuevo Ouroboros Rosacruz"
-Cuando todo persiste sin un principio ni un final-
El Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, es un símbolo antiquísimo que se puede rastrear, arqueológicamente, hasta más de tres mil años antes de Cristo en el antiguo Egipto; pero es un símbolo que puede encontrarse en diferentes culturas como la griega, la azteca o la nórdica.
Ouroboros, como su vertiente marinera, la pescadilla que se muerde la cola, representa el movimiento permanente de la vida y del Universo; es decir, como la cinta de moebius, la Eternidad sinónimo del Cuerpo de Dios; la diferencia es que el Ouroboros es una representación mucho más antigua y en dos dimensiones, mientras que la cinta de moebius es algo más reciente y se trata de una representación tridimensional.
Por ello, cuando de forma metafórica, se intenta mostrar el Todo enmarcado en un limitado espacio bidimensional, como en nuestro Símbolo del "Colegio Invisible de la Rosacruz" se utiliza el Símbolo de la serpiente que se muerde la cola, siendo todo lo que se encuentra en su interior, ya sea el Multiverso, el Cuerpo de Dios o conceptos metafísicos de carácter Universal, obviándose, por supuesto, el espacio exterior al cuerpo de la serpiente y que no es nada, dado que el afuera de Ouroboros es una imposibilidad manifiesta.
Pero Ouroboros también puede representar, como en nuestro caso, un espacio acotado y limitado del Pleroma donde se ha construido un Universo determinado y donde, alrededor del cuerpo de la serpiente solo podríamos encontrar el infinito océano del Pleroma. Como veis, se trata de dos interpretaciones aparentemente contrapuestas; pero que no se excluyen mutuamente.
Así, depende de cómo se pinte el cuerpo de la serpiente, dorado, verde o marrón, podrá tomar significados diferentes. Sí dorado se trataría de una representación del Pleroma y, por supuesto, el afuera sería inexistente, si el verde o el marrón, representaría la burbuja de nuestro Universo, en tanto que el verde y el marrón no serían otras cosas que la vegetación o la tierra por la que se arrastraría la serpiente.
Tenemos, en todo momento, que evitar la odiosa comparación con la diabólica serpiente del Paraíso que se nos muestra en el Génesis, dado que son símbolos que, en principio, nada tienen que ver el uno con el otro. Es importante el tener esto en cuenta.
Pues bien, aquí tenemos a la serpiente dorada, por lo que en su interior, ya sabemos que vamos a encontrar al infinito y eterno Pleroma, la Plenitud de lo existente; es decir Dios. Eso se comprueba con el color morado del relleno que envuelve a nuestro conjunto de triángulos equiláteros, en tanto que el Morado es el Color básico de la espiritualidad; pero, en tanto que color diferente al blanco, suma de todo el espectro visual, ya intuimos que se trata del Éter o Esencia de la que está constituido el Pleroma y que podríamos decir que no es otra cosa que el propio cuerpo de Dios.
La figura de Ouroboros es redonda, no cuadrada ni pentagonal porque está construida con el compás de la Divinidad. Así, como hemos dicho, en nuestro caso, representa tanto la infinitud del Pleroma como la limitación propia de la burbuja espacio temporal en la que está contenido nuestro Mundo.
Sumido en el Éter morado del Pleroma se encuentran no uno ni dos ni tres, sino cuatro triángulos, siendo el interior invertido y que es la manera habitual de representar a la Rosacruz. Son cuatro en representación de la Creación mediante sus simbólicos cuatro elementos, Tierra, aire agua y fuego. Los tres colores de los triángulos externos son los aditivos o primarios mediante los que se forma la prístina luz blanca, manifestación del Dios Creador. Así tenemos el rojo, el amarillo y el azul que, en su seno, conservan el blanco antes de su refracción.
El triángulo principal que contiene a los otro cuatro mantiene el vértice hacia arriba, como asentado en la Tierra y mirando hacia el cielo, en tanto que las alturas del cielo es su destino. Así, los colores refractados, rojo, azul y amarillo, en tanto que incompletos también tienden hacia la perfección de lo elevado.
Por otro lado, el triángulo interior, en cuyo interior se encuentra la esencia de la Rosacruz, constituido por la Luz de Dios, afianza su base en las alturas celestes y dirige su vértice hacia la superficie de la Tierra. Es el Amor de Dios que como una lluvia espiritual se dirige hacia nosotros para salvarnos de nuestra esclavitud para devolvernos al Mundo de Dios y del que todos somos originarios.
Así, en su interior, en esa blancura cegadora se encuentra la Pistis Sophía, la Gnósis, Conocimiento y Sabiduría de Dios que como un regalo, una dádiva es entregada a la Humanidad en pos de su despertar primero, crecimiento crístico después y transfiguración final en su conclusión.
Esta interpretación libre no es dogmática y se encuentra abierta a múltiples interpretaciones, una de las cuales se encuentra en tu interior, en lo más profundo de tu corazón.
Aralba R+C
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