“Eclecticismo y Rosacruz”
-Esquivando dogmas y doctrinas inalterables-
“El Eclecticismo es la “Escuela filosófica” que procura conciliar las doctrinas que parecen mejores o más verosímiles, aunque procedan de diversos sistemas.”
(Real Academia Española RAE)
Un diálogo ecuménico conlleva la intención de conciliar las diversas posturas partiendo de las Ideas más básicas, comunes, e imposibles de rebatir. No se trata de buscar un sincretismo doctrinal que intente contentar a todo el mundo; sino buscar la Verdad combinando los esfuerzos de la Ciencia al Límite y de la Mente más racional posible, quedándonos sólo con aquello comprobado y evitando las especulaciones quiméricas de imposible verificación.
El primero que intentó éste diálogo, entre todas las iglesias cristianas, ortodoxas, católica y reformadas, fue Simón Studion 1543-1605, Autor de la Naometría; pero no fue hasta Leibnitz 1646-1716, dentro de la Comunidad Luterana, que se acuñara el término Griego (oikoumenē) con el fin de definir el esfuerzo realizado en intentar poner de acuerdo a todas las iglesias cristianas, independientemente de su denominación, siempre que se ajustaran al principio básico del Dios uno y Trino.
Aunque el eclecticismo no tenga buena prensa entre las organizaciones esotéricas, entendemos que es algo bueno defenderlo, pues nos evita caer en el fanatismo que germina con el dogmatismo, fruto de mentes cerradas y debidamente manipuladas.
Nosotros mismos, por nuestra vereda Rosacruz, hemos ido tomando cosas nuevas y abandonando otras viejas que no casaban con la visión, cada vez más clara, de lo que sentíamos que era la verdadera Rosacruz. Suponemos que algo parecido les debió de suceder a las sucesivas disensiones que ha sufrido la Rosacruz desde su surgimiento en el siglo XVII, hasta hoy.
El problema es que todas las organizaciones que suelen nacer, gracias a un importante avivamiento espiritual que se vislumbra en el carisma personal de sus fundadores, terminan cristalizando, perdiendo la frescura del inicio y construyendo nuevos dogmas y formas de manipulación que, incluso, sus fundadores primitivos jamás intuyeron. Así, tras el fallecimiento de los fundadores de dichas organizaciones, éstos suelen ser recordados mediante retratos o esculturas, constituyendo así una suerte de Culto a la Personalidad del Maestro ascendido, que raya con la idolatría más absurda y pueril.
La Rosacruz de hoy, evidentemente, poco tiene que ver con la Rosacruz de sus orígenes; si acaso, sus manifiestos fundacionales y la emblemática impresa que surgió de aquella euforia iluminista del Siglo XVII; pero una Organización que evoluciona con el tiempo, no es aquella que se aferra a ideas del pasado que terminan siendo arrolladas por los nuevos descubrimientos científicos. Las Organizaciones que, de tal forma, cristalizan terminan construyendo pilares frágiles construidos con superstición.
Es bueno e importante, claro que sí, conservar los conocimientos del pasado, no esconderlos bajo la alfombra porque nos sintamos avergonzados; sino como dato histórico y para que los nuevos miembros comprueben, de forma intelectual, como ha evolucionado, libre de engaño, la Organización en la que se encuentran.
Las universidades de Hoy no son exactamente las mismas que cuando se construyeron hace siglos; del mismo modo, las fraternidades, órdenes y escuelas rosicrucianas, tampoco deben de ser las mismas que cuando fueron fundadas. Esto debe de ser así si se quiere tener una Organización sana y fresca, que se encuentre lejos de cristalizar y, consecuentemente, de descomponerse con el paso del tiempo.
Es cierto, como iréis viendo, que compartimos la literatura de fundadores rosacruces del pasado. Obras, muchas de ellas, desfasadas y que hoy podrían ser fácil rebatirlas con el conocimiento del que podemos disponer. Eso no quiere decir que compartamos toda la Palabra muerta de dichas obras; pero sí su esencia, pues recordad que “Toda Palabra es Inspirada por Dios”, incluso la impresa por sectarios y gente de mala fé, en tanto que “El Hombre propone; pero es Dios el que dispone”; en tanto que “Los caminos del Señor son inescrutables (incomprensibles)”.
Así, compartimos la literatura de las organizaciones por las que hemos pasado, no para que tomen su lectura como Palabra sagrada e inalterable; sino como mera inspiración, porque deben de saber que toda escritura, venga de donde venga, si cae en tus manos, tiene un mensaje oculto para tí. Un mensaje que, muy probablemente, no sea el mismo que encuentren los demás.
La Verdad, deben de conocer, se encuentra dispersa por doquier. Por desgracia no suele encontrarse, debidamente clasificada, en bibliotecas específicas y de fácil acceso. Es por ello que el eclecticismo no sólo es útil sino necesario, pues lo propio no es quedarnos con lo primero que llega a nuestras manos, sino que debemos de realizar un esfuerzo de discriminación; es decir, quedarnos con lo que sentimos que sea de utilidad y archivar, que no desechar, aquello que presuntamente consideremos obsoleto y sobrepasado por nuestro actual Conocimiento.
Es por tal causa que, al menos nosotros, no nos atrevemos a criticar, mucho menos juzgar, a aquellos fundadores y organizaciones que, a nuestro modo de ver, se encuentran estancadas y sumidas en la incoherencia de ideas trasnochadas y costumbres fuera de tiempo. Recuerden que hace años se hablaba de mentiras veniales y de que el fin justifica los medios; es decir que podríamos sacrificar a alguien en pos de un bien mayor; pero hoy sabemos que eso no funciona así. No existen las mentiras veniales ni nadie es sacrificable por un bien mayor.
Todo aquello que, aunque con buena intención, no se corresponda con la verdadera moral, decir la Verdad es un importante pilar de la moral, está condenado a morir, progresivamente, de inanición; pues aunque todos, en algún instante hemos mentido, despreciamos terriblemente que nos mientan; es decir, “podemos mentir a los demás; pero no nos gusta que nos mientan”.
Es por todo ello que debemos, al menos, intentar que nuestras construcciones no sean perfectamente taxativas y soportadas por la ignorancia, mucho menos por el ladino engaño, sino flexibles como si intuyéramos que, eso que hoy consideramos verdades, mañana podría desmoronarse y venirse abajo.
Debemos de actuar, al menos, con honestidad; sin algún ánimo de engañar porque ningún engaño puede sobrevivir al paso del tiempo. Y aunque pensemos que lo hacemos por un bien mayor, ayudar a la gente por ejemplo, lo cierto es que, al final, se convertirá en la definitiva tumba de nuestras construcciones temporales. Porque una vez que se descubre la mentira también se pierde el respeto y la futura credibilidad.
Así, aunque muchos, con toda razón, nos digáis que nuestro trabajo se parece muy poco al trabajo heredado de quienes nos comendaran la dirección de nuestra Fraternidad, la FRA en España; debéis de saber que ése trabajo, enlatado e inmaculado, podéis encontrarlo, de forma íntegra, en los grados más bajos de nuestro Campus Virtual “El Colegio Invisible de la Rosacruz”; pero no podemos sentirnos bien si tan solo nos dedicásemos a repetir, desde distintos ángulos eso sí, las lecciones que nos fueran legadas por los iniciados que nos precedieron. Si así actuáramos, estaríamos construyendo una urna de cristal blindado que terminaría sirviendo de féretro para el trabajo de muchas generaciones.
Es por dicha causa que aseveramos, no sólo que el eclecticismo, en la Rosacruz, es algo bueno sino que debemos de elevarlo a la categoría de Virtud, siempre que nuestro intento no conlleve un ánimo de sincretizar. Porque el sincretismo más que construir destruye, al mezclar incoherencias que no terminan sirviendo a ninguna de las partes sincretizadas, sino que las emborrona como sucedería con un escrito en el que se derramara un frasco de tinta, perdiendo así cualquier pequeño atisbo de legibilidad.
Frater Aralba R+C
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