“Leyendas, mitos y leyendas”
-El descrédito de las historias legendarias-
El 24 de junio de 1717, bajo el Signo zodiacal de Cáncer, nace oficialmente la Masonería, en la Taberna del Ganso, Londres, donde se redactaron sus landmarks (estatutos fundacionales). Esto es Historia, lo demás es leyenda imposible de contrastar y, por lo tanto, no puede ser considerado como Historia por cualquier Investigador medianamente serio.
Es curioso, porque si existe una Institución que registra todas sus reuniones (tenidas) por parte de sus secretarios, esa es la Masonería; por lo tanto, salvo que sus escritos hayan sido confiscados o destruidos, desde su nacimiento, en la fecha indicada, se conserva un riguroso registro histórico; pero antes de ello, solo podemos encontrar la pesada sombra de meros mitos y leyendas.
La Leyenda, publicada en el Grado de Maestro, dice que la Masonería fue fundada por Iram Abif en el largo proceso de la construcción del Templo de Salomón; pero aún así, tal y como indican sus Landmarks, el origen de la Masonería se remontaría hasta nuestro, legendario, Padre Adán.
Sea como fuere, en tanto que esa afiliación pudiera resultar, para muchos, increíble, en el mismo Siglo de su nacimiento, el XVIII, surgieron infinidad de leyendas y entre las cuales, la que más Cuerpo de credibilidad tomó, fue la de ser herederos de los antiguos constructores de catedrales góticas, las cuales, según dicen, fueron construidas a petición de los Caballeros Templarios. A parte de que solo se trata de una afiliación inventada, lo cierto es que, en aquella época, cualquier financiación de cualquier Obra costosa, las catedrales lo eran, debían de pasar por manos templarias, en tanto que la Orden del Temple fue la que inventó las transacciones bancarias tal y como hoy las conocemos, libre de la usura de las comunidad judía.
En todo caso, la Orden Religiosa que más propició la idea de las catedrales góticas fue la Benedictina, independientemente de donde procediera su financiación ya mencionada.
La Leyenda más aceptada, no por ello más cierta, es que la Masonería habría nacido en Escocia, fundada por un Grupo de Hermanos Templarios, que habrían huído a las islas de Albión tras la disolución de la Orden por el Papa Clemente V de Avignon. Según ésta misma teoría, la Rosacruz, previa a la Masonería, también habría nacido en Escocia y, con posterioridad, llevada a Alemania, donde nacería la Leyenda del “Cataro” Christian Rosenkreutz y su Hermandad de la Rosacruz.
Así ha llegado hasta nosotros un mejunge mitológico compuesto por la amalgama de diversas leyendas surgidas de la fértil imaginación de algunos masones del Siglo XVIII.
Según ésta Leyenda, imposible de contrastar, los Caballeros Templarios, mediante su Orden Fideli D’Amore, a la que perteneciera el Poeta Dante Alighieri, entre otros, habría dado lugar, gracias a la labor de los cátaros (otra de las leyendas involucradas), a la fundación de la Rosacruz en Alemania fundada por el legendario Christian Rosentkreutz (¿1378-1484?) y a la Masonería especulativa en Escocia; así se intenta explicar el parentesco existente entre la muy Secreta Rosacruz y la extraordinariamente discreta Masonería.
Ahora bien, ¿cuál es la Verdad que nosotros, en nuestros escritos, hemos venido publicando constantemente?.
A parte de la filiación Templaria que es algo que no tiene mayor fundamento, la Rosacruz nace, en las Sociedades Cristianas alemanas (un sucedáneo laico de los monasterios católicos), dentro de la Reforma Luterana, como un medio de propagar una suerte de Reforma de la Reforma Protestante, algo así como lo que sucediera en el Trotskismo respecto del Comunismo; es decir, una “Revolución permanente”; en nuestro caso, una Reforma permanente de las ideas preconcebidas.
Lo cierto es que el doctor Inglés Robert Fludd (1574-1637), amigo del también médico alemán, Michael Maier (1568-1622), recibió de éste información de los misteriosos rosacruces, mediante sus manifiestos bien conocidos. El caso es que éste material fue conducido a Inglaterra, cuando Fludd regresó a su tierra. No se conoce, exactamente el proceso histórico; pero lo cierto es que esos manifiestos llegaron a manos de uno de los más insignes precursores de la masonería, Elias Ashmole (1617-1692), quien de su puño y letra copiara tales manifiestos y, suponemos, inspiraría a algunos rituales de la propia Masonería. Se cree que Elías Ashmole, junto a otros fueron quienes construyeron los cimientos de la Organización Fraternal que, años más tarde, se fundaría en la Taberna de la Parrilla del Ganso en Londres.
Podemos afirmar, con cierta rotundidad, que la Rosacruz no es heredera del Temple y ni procede del judaísmo o del Islám; sino que su origen es mucho más modesto, en tanto que lo que la Fraternidad se proponía era luchar contra la superstición mágica del pasado y proporcionar un camino al Conocimiento Científico, comenzado durante la pasada Época del Renacimiento. La Rosacruz ha devenido en una suerte de transición iluminista entre el Renacimiento y la Ilustración.
Como hemos dicho, la Rosacruz proponía y sigue proponiendo, una suerte de Reforma Permanente, en todos los estratos culturales de la Humanidad, ya fuesen religiosos o científicos y laicos.
Que la Rosacruz no tiene una conexión católica se conoce por los ataques que se realizan contra el Papa en sus manifiestos; que la Rosacruz no posee una conexión con la Magia supersticiosa, aunque sí con el Hermetismo y la Gnosis, se conoce por los continuos ataques, en los manifiestos, contra agoreros y supuestos hacedores de oro. Que la Rosacruz no posee alguna conexión con el Islam lo sabemos por los furibundos ataques que se realizan, en sus manifiestos, contra el Profeta Mahoma; que la Rosacruz no posee conexión alguna con el judaísmo, se sabe porque, en la Leyenda de Christian Rosentkreutz, aunque su joven protagonista dirigía sus pasos, junto a su Tutor, hacia Tierra Santa, lo cierto es que, a consecuencia de la muerte de éste último, tuvo que desistir de su Objetivo y uniéndose a una caravana redirigió su Camino hacia la Tierra de Damcar (probablemente el Damasco actual)
Así las cosas, todas las rosacruces católicas que han surgido son constructos que nada tienen que ver con la verdadera Rosacruz que, a su vez, nada tiene que ver ni con los Caballeros Templarios ni con la Casa de los Estuardo, de quienes, parece ser, devino la Masonería Escocesa en Francia, tras el exilio, en dicho País del Rey Pretendiente al Trono Carlos Eduardo Estuardo (1720-1788), derrotado en su pretención de recuperar la Corona de su Padre (Jacobo Francisco Eduardo Stuardo) y huído a Francia (1748) junto a su séquito, incluidos también los nobles masones.
La paradoja del Destino es que estos masones, mayoritariamente católicos, debido a la catolicidad de la Corte de los Stuardo, devendría en Francia en una Masonería Liberal, Laica y que desintegraría, con el tiempo, el primero y más importantes de los landmarks de la Masonería; es decir, el levantamiento de todos los trabajos masónicos a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, así como la eliminación del Libro Sagrado en el Ara y sustituyéndolo por alguna Constitución Laica y, más recientemente, por la Carta de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
¿Cual es entonces, el verdadero nexo de unión entre los Estudiantes Rosacruces con los Hermanos Masones? Básicamente, la doble afiliación de muchos de sus miembros y la “Ilusión” de hermanar, de algún modo, estos,
ambas instituciones. Vamos, algo así como intentar mezclar en un recipiente, agua con aceite.
Es el afán de los enamorados de la simbología Rosicruciana quienes instituyeron, en el Seno de la Masonería, una suerte de Rosacrucismo a medida; es decir, que poco o nada tenía que ver con la Rosacruz Alemana que surgiera en el Siglo XVII, en el Seno del Misticismo Luterano alemán.
Está es la verdadera Historia que se puede seguir y contrastar. Los orígenes legendarios son pura mitología y como otros símbolos más deben de tenerse en cuenta; es decir, no son algo que deba de tomarse como histórico y que alguna vez sucediera en el Mundo de la Realidad, sino que deben de contemplarse como parábolas que pudieran ser trasladables a nuestro Presente; pero sin pretender suplantar a la Historia real.
De verdad os digo que no existe otra relación entre la Masonería y el Rosacrucismo que el de la doble afiliación de miembros comunes y su no tan extraño afán de intentar hermanar a ambas instituciones; pero, como hemos dicho, siempre fue un error, pues intentar unir el Misticismo Científico de la Rosacruz con el Humanismo deísta de la Masonería, son algo difícilmente compatible; pero bueno, ahí quedan, como muestra, todos los intentos realizados para unificar el Rosacrucismo nacionalista Alemán con la Masonería Universal, de procedencia anglófona, y cuyo fín último no difiere demasiado de lo perseguido por el Pueblo Judío, convertir al Mundo en el Cielo y transformarlo en el hogar eterno del Ser Humano tras la consecución o retorno de una nueva Edad de Oro y donde primen la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad de la Masonería Continental.
Lamentablemente o, gracias a Dios, la Rosacruz no mantiene esos registros históricos que sí tiene la Masonería y, por lo tanto, seguir su historia es algo imposible para el Mundo Profano que no tenga acceso al Libro de la Naturaleza, y sus registros de memoria, en el Plano de la Esfera Reflectora.
Porque la Rosacruz no fue constituida para perpetuar la Cárcel del Espíritu que es éste Mundo, cosa que sí pretende la Masonería, sino para liberarnos de sus barrotes y retornar al Pleroma, la Morada de Dios.
A buen entendedor…
No estamos diciendo que un Estudiante Rosacruz no pueda ser Masón o viceversa, faltaría más, teniendo en cuenta lo importante y sagrado que es el Libre Abedrío; pero es nuestra obligación exponerlo al público para que cada cual actúe en consciencia y consecuentemente con su Ser Interno.
¡La Verdad nos hará libres!
Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A., vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer
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