31 julio, 2024

La piedra filosofal de una vocación altruista

 “La piedra filosofal de una Vocación Altruista”


-Los dos objetivos de nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz”-

No, hoy no vamos a tratar acerca de la Suprema Piedra Filosofal que supone la Transmutación del Alma, la Transfiguración Rosacruz; hoy hablaremos de esa otra piedra filosofal, vulgar y corriente, que supone el financiamiento de la Obra Rosacruz, el oro mundano, el dinero.


Nos habéis escuchado, en multitud de ocasiones, que la piedra filosofal de los Rosacruces es su trabajo altruista y voluntad inquebrantable de trabajo. Eso es así porque es el resultado de una genuina Vocación Discipular. 


Esto no quiere decir que los Rosacruces sean millonarios en euros, dólares o bitcoins; o que en sus bodegas almacenen grandes toneladas de lingotes de oro. Todo es mucho más simple, no cobran por su Trabajo y aún así, siguen trabajando contra viento y marea hasta que no les quede una sola gota de aliento.


Como se puede suponer, esa piedra filosofal individual posee sus limitaciones; en tanto que, un Discípulo o un Hermano Lego, aunque dispongan de todo su tiempo para ofrecerlo a la Causa Rosacruz; es muy posible que no disponga de los fondos necesarios para poder viajar y acudir a sus citas con colectivos lejanos a su lugar de residencia. En estos casos hay que echar mano de la piedra filosofal colectiva; es decir, a la aportación voluntaria y amorosa de aquellos amigos, fratres y sorores, que quieran ser visitados por el Discípulo o Hermano Lego en cuestión. 


No siempre las arcas rosacruces, individuales, pueden soportar el peso de la Vocación de Servicio. En estos casos, generalmente, los miembros receptores serán los encargados de costear tanto el Viaje, como la Estancia y Manutención del Misionero de la Fraternidad Rosacruz.


Por otro lado, nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz” posee dos objetivos muy claros e inviolables: la difusión y propagación de las Enseñanzas Rosacruces y, lo más difícil de todo, conseguir que alguno de sus alumnos o alumnas llegue a convertirse en el nuevo Discípulo que, cuando falte el Hermano Lego, su Maestro, pueda continuar con la Misión y hacerlo, desde luego, con un mínimo requerido de solvencia.


La distribución de las enseñanzas rosacruces es lo más simple, hoy en día, gracias a la facilidad que nos ofrece la Internet con sus redes sociales. De ésto, poco podemos decir, salvo que gracias a los medios electrónicos, la Enseñanza de nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz” puede llegar de forma libre y gratuita hasta los rincones más remotos del Globo, habiendo sido financiado dicho trabajo, de forma exclusiva, por esa piedra filosofal de la que hemos hablado, una vocación infatigable cargada de altruismo y filantropía; es decir, del trabajo no remunerado tanto de los discípulos como de los hermanos Lego.


Conseguir el Discípulo apropiado ya es otro cantar, pues pocos son los dispuestos a trabajar y dedicar, en exclusiva, su vida, al Servicio de la Misión Rosacruz. Y si no, que se lo pregunten al Maestro Huiracocha, quien a pesar de todo su esfuerzo y trabajo, no pudo dejar a alguno de sus discípulos a cargo de la Suprema Gran Comendaduría de la Fraternidad Rosacruz Antigua, antes de volar al Oriente Eterno. 


Antes de fallecer, el Maestro Huiracocha dejó dicho a su Hijo Parsifal que su voluntad era dejar la Soberana Gran Comendaduría de la Fraternidad Rosacruz Antigua, en manos del Soberano Comendador, en España, el Maestro Aureolus; pero Aureolus rechazó el Cargo de Soberano Gran Comendador, suponemos, no ya por la responsabilidad que suponía dicho Cargo, sino muy probablemente, por la dificultad para poder viajar de un sitio a otro y así poder atender, de forma adecuada, a las diferentes Soberanas Comendadurías. Así, de no muy buena gana, el Hijo de Huiracocha, Parsifal, asumió dicho Cargo que, con todo el respeto, ha llegado hasta lo que hoy tenemos y del modo en que nos ha llegado: Una atomización anárquica, en donde las Aulas Madre Lucis y las Aulas Lucis, navegan un poco a la deriva sin una brújula adecuada, dejándose llevar, exclusivamente, por las cartas de navegación, enseñanzas, que dejó escritas el Dr. D. Arnoldo Krum Heller.


Aún así, a muchas de las Aulas Lucis de la Fraternidad Rosacruz Antigua, pareciéndoles poca esa enseñanza, contenida en las cartas de navegación, han tomado enseñanzas de otras organizaciones ajenas. Así algunas realizan un sincretismo ecléctico con las enseñanzas de Max Heindel y su Concepto Rosacruz del Cosmos, heredadas de Rudolph Steiner, quien, paradójicamente, también fuese Maestro del propio Huiracocha. 


Otras aulas han tomado prestadas las enseñanzas de la Fraternitas Rosae Crucis de Pensilvania y divulgadas por el Dr. Clymer y algunas otras, se fundamentan en las enseñanzas thelémicas de la O.T.O. (Ordó Templi Orientis); que por otro lado, antaño fuera la fuente principal de donde surgiera la Soberana Gran Comendaduría de la Fraternitas Rosicruciana Antiqua. 

Así las cosas, vean nuestros lectores la dificultad que existe en pasar el testigo del Maestro a su Discípulo.


Un Discípulo no es alguien que, siendo fiel, se dedique a difundir la Obra íntegra de su Maestro sin cambiar una coma o a mostrarla al Mundo cambiando unas cosas de acá y poniendo otras de allá; esto último sería tergiversar la Obra del Maestro.


La Función de un verdadero Discípulo es divulgar, íntegra; pero sin mácula, la Obra de su Maestro y, “además”, aportar material de su propia cosecha. Si ésto último, el Discípulo no es capaz de hacerlo, no es digno de ser llamado Discípulo. Si Aristóteles sólo hubiese transmitido las enseñanzas de su Maestro Platón sin aportar algo nuevo, no podría haber sido llamado Discípulo de Platón ni tampoco Filósofo.


Un Discípulo no puede ser cualquiera; es decir, alguien a quien se le transmiten unos papeles para que éste los fotocopie y después los reparta. El Discípulo debe de ser un Creador de Contenido, en tanto que estará obligado a convertirse, algún día, en un Maestro que tendrá que buscar un Discípulo, que pueda seguir sus pasos en una carrera de relevos sin fin; en donde el Objetivo es transmitir, renovadas, las enseñanzas Rosacruces.


Uno puede tener en la redes sociales, cincuenta, doscientos, dos mil o cinco mil seguidores, los hemos tenido no os quepa duda; pero que uno de esos seguidores se convierta en Discípulo, la experiencia nos dice que es más difícil que encontrar una aguja en un pajar sin la ayuda de un imán, claro.


El Discípulo debe de ser alguien joven, que haya superado el Miedo y recibido la vocación del Servicio a la Rosacruz. Que sea consciente de que su función no será, simplemente, la de re transmitir las enseñanzas de su Maestro, sino también la de actualizar las enseñanzas a su generación. Si no posee la suficiente capacidad intelectual, Don del Maestro Interno por otro lado, como para asumir dicha responsabilidad, no estamos hablando de un verdadero Discípulo.


Y bueno, ya para terminar, esa es la función más complicada de nuestro “Colegio Invisible de la Rosacruz” el captar al Discípulo que pueda continuar la Obra Rosacruz, sin que termine siendo almacenada en algún cajón o estantería de la casa de un supuesto y mal Discípulo; es decir, terminando la Fraternidad bajando sus columnas o manteniendo un sueño temporal sin visos de despertar y conservando sus útiles en una suerte de museo cerrado al público.


El Hermano Lego ya es mayor y necesita un jovenzuelo que le suene los mocos y le ayude en sus necesidades más íntimas. Fijaos hasta qué punto es necesaria la confianza mutua entre Maestro y Discípulo; y eso no es algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana sino después de mucho tiempo de estrecha y familiar convivencia.


Frater Aralba R+C; S.C. de la F.R.A. en España, vía su A.M.L. “Rosa Mística”; Linaje: Huiracocha, Aureolus, Camael, Amorifer 






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